Lo sonoro en lo visual: la música como “tercer” personaje y leitmotiv en Cine y Pediatría
Javier González de Diosa
aServicio de Pediatría. Hospital General Universitario de Alicante. Departamento de Pediatría. Universidad Miguel Hernández. ISABIAL-Instituto de Investigación Sanitaria y Biomédica de Alicante. Alicante. España.
Correspondencia: J González. Correo electrónico: javier.gonzalezdedios@gmail.com
Cómo citar este artículo: González de Dios J. Lo sonoro en lo visual: la música como “tercer” personaje y leitmotiv en Cine y Pediatría. Rev Pediatr Aten Primaria. 2017;19:e41-e51.
Publicado en Internet: 27-01-2017 - Número de visitas: 14617
Resumen
La música suele ser el personaje olvidado del cine, tan omnipresente como olvidado. Pero lo sonoro convive en comunión con lo visual en el séptimo arte. Y la música es ese "tercer personaje" que permanece en una discreta posición junto "al bueno y al malo", junto "al chico y a la chica", junto "al príncipe y al mendigo"… Sin la música no se podrían entender igual algunas películas, pues, consciente o inconscientemente, las emociones y reflexiones se disparan al compás de las notas y alrededor de las melodías, verdaderos elementos narrativos por excelencia que conocemos como leitmotiv.
Porque lo sonoro y lo visual establecen el principio de una buena amistad en la gran pantalla, allí donde conviven pentagrama y guión. Y para confirmar lo anterior, dirigimos desde el proyecto Cine y Pediatría nuestra mirada a directores, compositores musicales y películas, en los que la música es mucho más que ese tercer personaje.
No sé lo que Cine y Pediatría dará a los lectores. Si os puedo asegurar lo mucho que los lectores y amigos dan a Cine y Pediatría. Ellos nos dan la mejor canción, la mejor melodía, música celestial… y nosotros se lo devolvemos en este artículo.
Palabras clave
● Cine como asunto ● Educación ● Música ● Pediatría
“No basta con oír música, hay que verla”.
Igor Stravinski
“Sin la música, la vida sería un error”.
Friedrich Nietzsche
“La música excava el cielo”.
Charles Baudelaire
En Pediatría (como en casi todas las ramas y especialidades de la medicina) nos encontramos con patologías y entornos sociosanitarios muy sensibles para pacientes, familiares y para profesionales sanitarios. Es en estos entornos médicos donde no solo hay que prescribir sofisticadas pruebas diagnósticas y modernos tratamientos, sino también películas (antiguas y modernas), que ayudan a comprender la enfermedad y los enfermos, a humanizar la atención, a mejorar el duelo y a profundizar en la relación entre profesionales sanitarios y pacientes.
La prescripción de películas puede orientarse a muy diversos receptores: a estudiantes de medicina, a residentes de Pediatría (y otras especialidades), a los propios especialistas médicos y a otros profesionales sanitarios. También podrían “prescribirse” a familiares de los niños enfermos e, incluso, a los propios niños y/o adolescentes (sanos o enfermos), estudiando muy bien el objetivo que se pretende en cada receptor, para que el mensaje positivo llegue correctamente.
Porque, al igual que cualquier medicamento tiene indicaciones y contraindicaciones, condiciones de uso, interacciones y efectos adversos, asimismo, una película debe mirarse con los mismos ojos. No consiste en prescribir, sino en prescribir bien. No consiste en recetar, sino en hacer un buen uso de aquellas películas con alto valor humano, afectivo y emocional, por sus enseñanzas: en este caso hablamos de las que hemos denominado como películas “argumentales”.
No todas las películas serán válidas para todos los potenciales espectadores y debe ser un tema que se maneje con la prudencia, ciencia y conciencia que se merece, teniendo muy presente (en el caso de que nos dirijamos a familias y pacientes) la fase de la enfermedad y el estado de ánimo. “Prescribir” películas no es ninguna novedad, pero si es un acto poco utilizado en la práctica sanitaria. Por ello abogamos en Cine y Pediatría y así lo expusimos en nuestro discurso de ingreso en el año 2014 en la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas (ASEMEYA)1 y en cada uno de los cinco libros ya publicados bajo el título de Cine y Pediatría: una oportunidad para la docencia y la humanización en nuestra práctica clínica2-6 (con el sexto libro en imprenta, el séptimo ya escrito y camino del octavo).
MÚSICA DE CINE, LEITMOTIV Y TERCER PERSONAJE
La música suele ser el personaje olvidado del cine, tan omnipresente como olvidado. Porque podemos agrupar las funciones de la música audiovisual en narrativa, connotativa y estructuradora, siendo el leitmotiv el elemento musical narrativo por excelencia, aunque siempre asociado a una connotación.
La técnica musical del leitmotiv fue creada en el siglo XVIII y desarrollada principalmente en el ámbito operístico en las obras de Richard Wagner. El leitmotiv wagneriano se conjuga con elementos melódicos, rítmicos, armónicos o tímbricos. La música cinematográfica ha adoptado esta técnica por su enorme versatilidad comunicativa, si bien el leitmotiv cinematográfico es más inmediato, más básico, más pronominal. Leitmotiv es el recurso artístico que le permite al compositor caracterizar un personaje, situación o elemento determinado. Con el leitmotiv una determinada melodía puede simbolizar a un personaje, un objeto, una idea o un sentimiento. Pongamos un ejemplo que entenderemos bien: recordamos la película más taquillera en la historia de Francia, Intocable (Olivier Nakache y Eric Toledano, 2011), esa especial relación profesional (que pasa a amistad) entre Philippe, el aristócrata tetrapléjico, y Driss, su cuidador inmigrante; intentar el experimento de quitar a esta película la música (con el piano mágico y omnipresente en la banda sonora original [BSO] de Ludovico Einaudi) y comprobaréis como las buenas vibraciones que nos devuelve esta historia bajarían muchos enteros.
Y por ello, lo sonoro convive en comunión con lo visual en el séptimo arte. Y así, en el prólogo de Cine y Pediatría 5, el cinco nos dirigió a la música. Porque cinco procede del griego penta y con un pentagrama se escriben las partituras del cine. Y la música es ese "tercer personaje" que permanece en una discreta posición junto "al bueno y al malo", junto "al chico y a la chica", junto "al príncipe y al mendigo"… Sin la música no se podrían entender igual algunas películas, pues, consciente o inconscientemente, las emociones y reflexiones se disparan al compás de las notas y alrededor de las melodías, verdaderos elementos narrativos por excelencia que conocemos como leitmotiv. Porque lo sonoro y lo visual establecen el principio de una buena amistad.
Es difícil imaginar algunas películas sin ese "tercer personaje" que viaja en nuestro recuerdo, sin ese leitmotiv que se nos asocia a una peculiar historia. Podemos entender la esencia del leitmotiv a través de la música de cinco películas que forman parte de la familia de Cine y Pediatría. Elegimos cinco por asociarlo al último tomo de la colección de Cine y Pediatría hasta la fecha, pero podrían ser otras muchas.
- Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, 1988) viaja en nuestra memoria indisolublemente unida a la inolvidable banda sonora de Ennio Morricone, con uno de los finales más mágicos que el séptimo arte nos haya regalado (esos besos censurados). Y apoyada en su BSO, la vida de Totó (niño, joven y adulto) se convierte en uno de los más bellos homenajes al cine que recordemos y que nos acompaña desde la infancia. Y es bueno comenzar por este recuerdo porque que el compositor italiano recibió el Oscar a Mejor Banda Sonora en los últimos Premios Oscar (Cine y Pediatría 125)7 (Fig. 1).
- Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994), cuya magia está indiscutiblemente ligada a cuatro nombres: su director (Robert Zemeckis), su guionista (Eric Roth), su actor (Tom Hanks)… y el director de la BSO (Alan Silvestri). El "Forrest Gump Suite" es un verdadero leitmotiv, si bien la BSO incluye dos discos y 32 canciones que hacen todo un recorrido histórico por la biografía de este personaje tan especial ya en la historia del cine, y su "Run, Forrest, run!" (Cine y Pediatría 132)8 (Fig. 2).
- Patch Adams (Tom Shadyac, 1998) y la BSO de Marc Shaiman con piezas esenciales para transportarnos en la emoción, como “Children´s Ward”, “Speech/children reprise” o “Butterfly/noodle pool”. Una música que uno la escucha mientras se nos pone la nariz roja, dispuesto a ver la vida de otra manera y a creer en el valor de la risoterapia y la humanización de los hospitales (Cine y Pediatría 33)9 (Fig. 3).
- Los chicos del coro (Christophe Barratier, 2004), porque la música de Bruno Coulais convierte la melodía y las canciones en un personaje principal de la obra, una creación sonora que juega con la emoción y con canciones grabadas con los Petits Chanteurs de Saint Marc en Lyon (una de las canciones, "Vois sur ton chemin", logró estar nominada al Oscar). Y algunas frases expresan este valor de la música en la educación de la infancia, como esas palabras del profesor Clément Mathieu "Están cantando… no cantan bien, pero cantan" o "La música cambia a las personas" (Cine y Pediatría 259)10 (Fig. 4).
- El primer grito (Gilles de Maistre, 2008), cuya banda sonora de Armand Amar, peculiar compositor con influencia de tres culturas tan diferentes como la hebrea, la islámica y la occidental, nos transporta a historias que nos hablan del embarazo y parto en el mundo y donde su canción nuclear, “A new born child”, interpretada por una cantante tan comprometida como Sidnead O'Connor, es verdadero leitmotiv (Cine y Pediatría 220)11 (Fig. 5).
LO SONORO EN LO VISUAL EN CINE Y PEDIATRÍA: TRES EJEMPLOS
Ya hemos referido que lo sonoro y lo visual establecen en el cine el principio de una buena amistad. Una amistad que, en algunos, casos se hace indisoluble. Y que se puede ver (y oír) desde diferentes primas (y pentagramas). Y una buena forma de confirmar esos diferentes prismas es con tres ejemplos: el de un director de cine, el de dos compositores musicales y el de tres impactos musicales (en los créditos iniciales, en mitad de la trama y en los créditos finales).
Un director de cine: Jean Marc-Vallée
Comenzamos con un director de cine canadiense a tener en cuenta: Jean-Marc Vallée. Un director de cine con tres señas de identidad: sus personajes en búsqueda permanente, la fragmentación de sus historias y el buen uso de la música, ese tercer protagonista invisible. Y ya tres películas forman parte de Cine y Pediatría y en las tres la música es esencial, por su fondo y por su forma.
- R.A.Z.Y. (2005), un viaje familiar por la década de los sesenta y ochenta a través de un acrónimo que son las siglas del nombre de los cinco hermanos, con Zac de protagonista y esa descripción de la vida a menudo extraordinaria de gente ordinaria en búsqueda de la felicidad. Aquí la música es omnipresente con recuerdos de esas épocas (de Pink Floyd a los Rolling Stones, de David Bowie a Charles Azanavour). Es el principio de una infancia en la que se suceden las navidades y los cumpleaños, con el eterno solo del padre cantando “Emmène-moi au bout de la terre” de Aznavour o "Crazy" de Patsy Cline (otro guiño al título) en los grandes eventos familiares. Una película donde la banda sonora desempeña un papel primordial (gran parte del presupuesto de la película fue destinado a conseguir los derechos de canciones), música omnipresente, auténtica protagonista de la película, acompaña los diálogos, sugiere las emociones y marca el paso del tiempo. En el recuerdo queda la escena icónica de Zac interpretando en su habitación el "Space Oddity" de Bowie (Cine y Pediatría 144)12.
- Café de Flore (2012), una odisea con dos triángulos amorosos separados por el tiempo y el espacio: uno sucede en el París de los sesenta y otro en el Montreal actual, unidos por un hilo misterioso. Nuevamente la música servirá como seña de identidad del personaje y también aquí el director se decantará por una salida fantástica y etérea, como una buena canción de Sigur Ros, The Cure, Led Zeppelin o Pink Floyd. De hecho, la idea de la película nace precisamente de la canción “Café de Flore” de Matthew Herbert, otro homenaje sutil: “Me he imaginado un hombre que adora esta canción y la escucha sin parar, y, a partir de ahí, una loca historia de amor y de reconciliación”, explica el director. La música pasa a ser un personaje más en la película, funcionando como lazos que unen una historia y otra. Es tal la importancia de la música en la película que los dos actores principales (Kevin Parent y Vanessa Paradis) son cantantes en la vida real. Y aquí los triángulos son el quid de la cuestión (en el Montreal actual el formado por Antoine, Carole y Rose; en el París de los años sesenta el formado por Jaqueline, Laurent y Veronique), triángulo que permanece simbolizado en la portada del “Dark side of the moon'” de Pink Floyd, música recurrente para las pesadillas de Carole y que conectan una historia con otra (Cine y Pediatría 145)13.
- Alma salvaje (2014), una historia real de lucha y superación personal, una aventura física pero, sobre todo, un viaje espiritual, basada en una historia real y en el libro autobiográfico de Cheryl Strayed, Wild. Y, de nuevo, Jean-Marc Vallée utiliza con inteligencia la banda sonora que incluye canciones de artistas varios, en su mayoría ya clásicos como Wings, Billy Swan, The Hollies, Bruce Springsteen y el casi leitmotiv de “El cóndor pasa” de Simon & Garfunkel. Y así es, el cóndor pasa… y la vida también, pero directores así saben que no pueden pasar sin unir imagen y música (Cine y Pediatría 266)14.
Dos compositores musicales: Alexander Desplat y Ludovico Einaudi
Hay nombres grabados a oro y fuego en la música de cine, imprescindibles ayer, hoy y mañana. Algunos, de una lista casi interminable, son John Williams (Tiburón, 1975; La guerra de las galaxias, 1977; En busca del arca perdida, 1981; La lista de Schindler, 1993), Hans Zimmer (El rey león, 1994; Piratas del Caribe: la maldición de la Perla Negra, 2003; El caballero oscuro, 2008; Origen, 2010), Ennio Morricone (Érase una vez en América, 1984; La misión, 1986; Los intocables de Eliot Ness, 1987; Malditos bastardos, 2009), James Horner (Braveheart, 1995; Titanic, 1997; Troya, 2004; Avatar, 2009), Howard Shore (El Señor de los Anillos: la Comunidad del Anillo, 2001; El Señor de los Anillos: las dos torres, 2002; El Señor de los Anillos: el retorno del rey, 2003; La invención de Hugo, 2011), Nino Rota (El padrino, 1972; El padrino. Parte II, 1974; El padrino. Parte III, 1990; Lost in translation, 2003), Alan Silvestri (El guardaespaldas, 1992; Forrest Gump, 1994; El Polar Express; 2004; Los Vengadores, 2012), Danny Elfman (El indomable Will Hunting, 1997; Men in black, 1997; Big Fish, 2003; El lado bueno de las cosas, 2012), Jerry Goldsmith (Papillon, 1973; La profecía, 1976; Mulán, 1998; Django desencadenado, 2012), Randy Newman (Toy Story, 1995; Toy Story 2, 1999; Monstruos, S.A., 2001; Toy Story 3, 2010), James Newton Howard (El fugitivo, 1993; El sexto sentido, 1999; El protegido, 2000; Batman begins, 2005), Thomas Newman (Cadena perpetua, 1994; American Beauty, 1999; WALL-E, 2008; Skyfall, 2012), Patrick Doyle (Sentido y sensibilidad, 1995; Hamlet, 1996; Harry Potter y el cáliz de fuego, 2005; Thor, 2011), Michael Nyman (El piano, 1993; Gattaca, 1997; El fin del romance, 1999; Ravenous, 1999), Alberto Iglesias (Todo sobre mi madre, 1999; Hable con ella, 2002; El jardinero fiel, 2005; El topo, 2011), un largo etcétera. Solo de recordar estos nombres, esas películas y, sobre todo, sus melodías (muchas verdaderos leitmotivs) nos recorre un escalofría de pura emoción.
Pero hoy recordamos a dos compositores europeos que aparecen de forma recurrente en las BSO de muchas películas actuales, llamemos así a este siglo XXI: uno es el francés Alexander Desplat, otro el italiano Ludovico Einaudi.
- Alexander Desplat tuvo en el 2011 su año dorado, con un total de diez películas que contaron con él como compositor de la BSO, y, entre ellos, algunos títulos de la envergadura de El árbol de la vida (Terrence Malick), Un dios salvaje (Roman Polanski), Mi semana con Marilyn (Simon Curtis), Tan fuerte, tan cerca (Stephen Daldry) o Los idus de marzo (George Clooney). Y fue curiosamente ese uno de los pocos años en que ninguna de sus obras fue nominada al Oscar, cuando sí lo fueron otras que hablan de la omnipresencia de Alexander Desplat: Descifrando enigma (Morten Tyldum, 2014), Philomena (Stephen Frears, 2013), Argo (Ben Afflek, 2012), El discurso del rey (Tom Hooper, 2010), Fantastic Mr. Fox (Wes Anderson, 2009), El curioso caso de Benjamin Button (David Fincher, 2008), The Queen (Stephen Frears, 2006). Aunque es cierto que solo consiguió este preciado galardón con El gran hotel Budapest (Wes Anderson, 2014). Personalmente destaco, como destaqué en Cine y Pediatría, El árbol de la vida, esa peculiar reflexión que va del microcosmos de la infancia y la familia al macrocosmos del origen de la vida y el que la sutileza de la banda sonora de Alexandre Desplat (acompañada de grandes piezas de Bach, Brahms, Dvorak, Mozart… y el magnífico uso del piano), son un magnífico corolario del que se vale el peculiar director Terrence Malick para hablar con Dios y con el hombre, para hablar de Dios, del hombre, de la vida y de las relaciones que surgen (Cine y Pediatría 91)15.
- Ludovico Einaudi es otro músico solicitado, gracias a su embriagador piano, como ya hemos referido al inicio con el efecto benéfico que produjo en la película Intocable. De alguna forma, y salvando las distancias, es el nuevo Ennio Morricone y Nino Rota que viene de Italia. Y las teclas de su música aparecen, de soslayo pero impactantes, en películas de Cine y Pediatría como This is England (Shane Meadows, 2006), Mommy (Xavier Dolan, 2014) o La profesora de Historia (Marie-Castille Mention-Schaar, 2014).
Tres impactos musicales: introducción, nudo y desenlace
Toda obra, también toda película, tiene introducción, nudo y desenlace. Y la música es importante en cada apartado, pues el impacto en cada una de ellas marca nuestro recuerdo. Tres ejemplos, uno de cada.
- Los créditos iniciales de Ghost World (Terry Zwigoff, 2001), película que plantea una inteligente e incómoda crítica de nuestra sociedad a través de la mirada de dos adolescentes que por primera vez deben enfrentarse al “mundo fantasma” de los adultos. El principio viene adornado por unos títulos de crédito iniciales que no se olvidan; y no se olvidan por utilizar una famosa canción de rock & roll indio: “Jaan Pehechan Ho", cantado por Mohammed Rafi y que, en realidad, era el tema principal de la película de Bollywood Gumnaam (Raja Nawathe, 1965); aunque hoy la recordemos más por ser utilizada posteriormente para el anuncio de una famosa marca de cerveza (Cine y Pediatría 174)16.
- La mitad de la trama en Una historia casi divertida (Ryan Fleck y Anna Boden, 2010), una película poco conocida y de aconsejable prescripción facultativa, pues es capaz de abordar un problema tan acuciante como los problemas psiquiátricos en la infancia y adolescencia con gran sensibilidad. Con sus 32 canciones, tiene su punto álgido en el homenaje a la canción de Queen y David Bowie, “Under Pressure”, en esa escena onírica interpretada por todos los internos de ese especial hospital psiquiátrico y donde un adolescente le pregunta a otro: "¿Te gusta la música?, ¿te gusta respirar?…" (Cine y Pediatría 118)17.
- Los créditos finales de Slumdog Millionaire (Danny Boyle, 2009), una de las pocas películas que han sido capaces de contar tantas desgracias alrededor de la infancia (pobreza, marginación, delincuencia y prostitución juvenil, maltrato y mafias de niños) y simular un cuento de hadas en las calles de Mumbai, con un final feliz que despierta una sonrisa y energía positiva. Y ese final tan positivo se apoya en el espléndido número musical de los créditos finales, con la vital y alegre canción "Jai Ho", compuesta por A. R. Rahman, compositor de multitud de bandas sonoras del cine de Bollywood (y uno de los mayores vendedores musicales de la historia) (Cine y Pediatría 16)18.
TODOS LOS GÉNEROS CINEMATOGRÁFICOS, TODOS LOS ESTILOS MUSICALES
Pero el protagonismo de la música en las películas hasta ahora citadas no son ejemplo aislados, pues recordamos otras muchas, todas ellas películas ya en la familia de Cine y Pediatría. Citamos algunas, que recomendamos mantener en el recuerdo y que citamos de forma cronológica.
- Profesor Holland (Stephen Herek, 1995), una maravillosa película sobre la enseñanza con deliciosas referencias musicales a la Séptima Sinfonía de Beethoven o al "Imagine" de John Lennon, desde Jimi Hendrix a Bach, de George Gershwin a Queen, de The Beatles a Jackson Brown, de Mozart a Ray Charles. Allí donde el compositor de bandas sonoras, Michael Kamen realiza para esta película una de sus mejores partituras, con temas tan simbólicos como "Cole’s tune" o la celebradísima "An American symphony". Y esa frase final apoteósica: "Mire a su alrededor. No hay una sola vida en esta sala en la que usted no haya influido. Y todos nosotros somos mejores personas gracias a usted. Nosotros somos su sinfonía, señor Holland. Somos las melodías y las notas de su concierto. Y somos la música de su vida" (Cine y Pediatría 312)19 (Fig. 6).
- American beauty (Sam Mendes, 1999) y la pura psicología que parte de la batuta de Thomas Newman, amén de sus canciones emblemáticas en la trama para acercarnos a la falsa belleza de la sociedad estadounidense: la actuación de las cheer leaders en el partido de baloncesto bajo el sonido de "On Broadway" de The Drifters, la libertad de Lester tras abandonar su trabajo mientras canta en el coche el “American woman” de The Guess Who, o la liberación de Carolyn tras unas prácticas de tiro mientras también canta en el coche el “Don´t rain on my parade” de Bobby Darin (Cine y Pediatría 175)20.
- Yo soy Sam (Jessie Nelson, 2001), una película que es una completa dedicatoria a las canciones de The Beatles a través de la lucha por su hija de un padre con retraso mental. Porque la directora visitó varias organizaciones de discapacitados para reforzar el guión, y encontró que la gran mayoría de alumnos dijeron que sus músicos favoritos eran los Beatles y algunas de sus canciones son las que suenan ("Strawberry fields", "Don't let me down", "Lucy in the sky with diamonds", "Help", "Let it be", "Here comes the sun", etc.) protagonizadas por distintos artistas contemporáneos y que son el fondo de los mejores momentos visuales de la película (Cine y Pediatría 64)21.
- Juno (Jason Reitman, 2007) cuya BSO, principalmente del grupo The Moldy Peaches y otros grupos del underground, es una música elegida por la propia Ellen Page, actriz que protagoniza a Juno y por ser la música que una adolescente escucharía en una película donde la música juega un papel fundamental en las vidas de los protagonistas (Cine y Pediatría 44)22.
- El triunfo de un sueño (Kirsten Sheridan, 2007) y la música compuesta por Mark Mancina, quien invirtió 18 meses en la composición de todas las piezas y siguió un proceso peculiar: el tema final “August's rhapsody” fue el primero en ser compuesto y a partir de aquí se creó el resto de las canciones, en lo que es una película que es el triunfo de la propia música: "Yo creo en la música, como algunos creen en los cuentos de hadas" (Cine y Pediatría 143)23.
- Moonrise Kingdom (Wes Anderson, 2012) con la música del gran Alexander Desplat, ya enumerado antes, pero con algunos toques de Henry Purcell o el tema "Le temps de l´amour" de François Hardy para mostrar escenas peculiares de cómo entiende el primer amor de juventud un director tan peculiar, al que le gusta cuidar los aspectos visuales y musicales de sus obras (Cine y Pediatría 130)24.
- Las ventajas de ser un marginado (Stephen Chbosky, 2012) y su homenaje a algunos de los temas más memorables de finales de la década de 1980 y principios de la de 1990 (The Smiths, The Samples, The Reivers…), así como también al musical “The Rocky Horror Picture Show”. Pero la seña de identidad de esa película es la canción “Heroes” de David Bowie, con la que nuestros tres adolescentes protagonista buscan el amor que creemos merecer con los brazos al aire y bajo el túnel: "Escuchas la canción… y en ese instante sientes que somos infinitos" (Cine y Pediatría 197)25 (Fig. 7).
- Gabrielle (Louise Archambault, 2013) nos regala una reflexión sobre la discapacidad, la sexualidad y la dignidad, allí donde la música es esencial. Una banda sonora para recordar, especialmente las pegadizas canciones del coro, que acaban contando además con la participación de Robert Charlebois, un famoso cantautor canadiense casi desconocido en España, pero una importante figura en la música francófona (Cine y Pediatría 245)26.
- Joven y bonita (François Ozon, 2013), la historia de la joven Isabelle y su universo personal estructurado en cuatro estaciones y cuatro canciones clave, donde destacan varias de Philippe Rombi y de Françoise Hardy (Cine y Pediatría 221)27.
- Boyhood (Richard Linkatler, 2014), un experimento cinematográfico y también musical que evoluciona con el tiempo y la edad de nuestro protagonista. Porque la BSO es en sí misma ya no solo una razón para ver Boyhood, sino para escuchar Boyhood, porque la música evoluciona con el tiempo y la edad de nuestro protagonista: Bob Dylan, Paul McCartney & Wings, Coldplay, Family of the Year, Blink 182, Sheryl Crow, Arcade Fire, Foster the People, Daft Punk, Phoenix, Kings of Leon, entre otros muchos (Cine y Pediatría 247)28 (Fig. 8).
- Ärtico (Gabriel Velázquez, 2014), con poca música, pero una muy especial y étnica al principio y final: ese repicar de manos contra una mesa (inolvidable, único, magistral). El folclore muy bien urdido, ancestral y profundo. La tierra, el cielo, su música (que mezcla folclore salmantino, flamenco y punk) y la vida, a veces brutal, en la adolescencia (Cine y Pediatría 276)29.
- Mommy (Xavier Dolan, 2014), donde la música no se insinúa, sino que las canciones suenan en toda su amplitud y dimensión, hasta convertirse en protagonista principal con una BSO espectacular, con 15 canciones de artistas actuales y que van desde Dido a Ludovico Einaudi, pasando por Beck, Céline Dion, Counting Crows, Craig Armstrong, Eiffel 6S, Elle Goulding, Oasis, One Republic, Sarah McLachlan, Simple Plan o la gran Lana del Rey. Canciones míticas para escenas clave de esta peculiar película de l´enfant terrible del cine canadiense (Cine y Pediatría 271)30.
- La familia Bélier (Eric Lartigeau, 2014), una entrañable película sobre una familia de sordomudos en donde la música es intérprete y las canciones del gran Michel Sardou, cantante mítico francés de varias generaciones, es casi leitmotiv, que les lleva a decir: "Cuando todo va mal y no queda ninguna esperanza, nos queda Michel Sardou". La canción “Je vole” se adapta a las aspiraciones de esta adolescente que tiene dificultades de volar por la gran responsabilidad que supone cuidar de su familia, y la canción “Je vais t´aimer”, con el magnífico efecto final de no oír la música, nos coloca en la piel (y los sentidos) de quien no oye, pero siente la música (Cine y Pediatría 281)31 (Fig. 9).
No sé lo que Cine y Pediatría dará a los lectores. Sí os puedo asegurar lo mucho que los lectores y amigos dan a Cine y Pediatría. Ellos nos dan la mejor canción, la mejor melodía, música celestial…
CONFLICTO DE INTERESES
El autor declara no presentar conflictos de intereses en relación con la preparación y publicación de este artículo.
ABREVIATURAS: ASEMEYA: Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas · BSO: banda sonora original.
BIBLIOGRAFÍA
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- González de Dios J. Cine y Pediatría 2: una oportunidad para la docencia y la humanización en nuestra práctica clínica. En: Exlibris Ediciones S.L., Madrid, 2013.
- González de Dios J. Cine y Pediatría 3: una oportunidad para la docencia y la humanización en nuestra práctica clínica. En: Exlibris Ediciones S.L., Madrid, 2014.
- González de Dios J. Cine y Pediatría 4: una oportunidad para la docencia y la humanización en nuestra práctica clínica. En: Lúa Ediciones S.L., Madrid, 2015.
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- González de Dios J. Cine y Pediatría (247). Cine y Pediatría (271). L´enfant terrible Xavier Dolan (2): "Mommy". En: Pediatría Basada en Pruebas [en línea] [consultado el 17/01/2017]. Disponible en www.pediatriabasadaenpruebas.com/2015/03/cine-y-pediatria-271-lenfant-terrible.html
- González de Dios J. Cine y Pediatría (247). Cine y Pediatría (281). “La familia Bélier”, lo que no escuches lo sentirás en tu corazón. En: Pediatría Basada en Pruebas [en línea] [consultado el 17/01/2017]. Disponible en www.pediatriabasadaenpruebas.com/2015/05/cine-y-pediatria-281-la-familia-belier.html