aServicio de Pediatría. Hospital General Universitario de Alicante. Departamento de Pediatría. Universidad Miguel Hernández. ISABIAL-Instituto de Investigación Sanitaria y Biomédica de Alicante. Alicante. España.
Correspondencia: J González. Correo electrónico: javier.gonzalezdedios@gmail.com
Cómo citar este artículo: González de Dios J. ¿Te atreves a prescribir películas en Pediatría? Rev Pediatr Aten Primaria. 2015;17:e233-e248.
Publicado en Internet: 16-09-2015 - Número de visitas: 14501
Resumen
El proyecto “Cine y Pediatría” nació en enero del año 2010 en el blog Pediatría basada en pruebas. Desde entonces he escrito más de 280 posts, uno cada semana y todas las semanas desde hace más de cinco años. Y desde el blog, “Cine y Pediatría” se ha convertido en realidad en cuatro libros, publicados sucesivamente en los años 2012, 2013, 2014 y 2015. Y el proyecto continúa vivo, más vivo si cabe.
“Cine y Pediatría” nació como una experiencia personal, pero se ha convertido en un proyecto colectivo gracias a Internet y las redes sociales. Experiencias en congresos científicos de Pediatría (nacionales e internacionales), experiencias en actividades docentes (de pregrado, posgrado y formación continuada), experiencias en publicaciones científicas (pediátricas y no pediátricas) y, cómo no, también nos hemos hecho presentes en festivales de cine, principalmente en el Festival Internacional de Cine de Alicante en sus últimas cuatro ediciones.
Y este camino me ha permitido cumplir un sueño: llegar a ser miembro de Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas (ASEMEYA). El discurso inaugural tuvo lugar el 15 de diciembre de 2014 en la sede de la Organización Médica Colegial de Madrid, rodeado de colegas, amigos y familiares.
Mi discurso de ingreso llevaba por título “¿Te atreves a prescribir películas en Pediatría?”. Y tuvo lugar en la mejor compañía, con dos amigos, maestros del lenguaje: la laudatio la realizó el doctor José Ignacio de Arana Amurrio (pediatra) y la conversatio fue presentada por el doctor Fernando A. Navarro (médico traductor).
El objetivo de este artículo es presentar mi discurso de ingreso en ASEMEYA y contestar a algunas preguntas clave sobre “Cine y Pediatría”: qué, por qué, para quién y cómo. Y apoyar la idea de que el cine es una oportunidad para mejorar la relación entre profesionales sanitarios y pacientes, para mejorar la humanización y para abrir el debate bioético. Porque en Pediatría es importante no solo prescribir modernos y sofisticados tratamientos y pruebas diagnósticas, sino también películas (antiguas y modernas), películas que ayuden a entender la enfermedad, a mejorar el duelo y a humanizar los cuidados sanitarios.
Palabras clave
● Cine como asunto ● Docencia ● Humanización ● Pediatría ● PelículasEl escritor necesita una pluma, el pintor un pincel, el cineasta todo un ejército.
Orson Welles
Mucha magia y suerte tienen los niños que consiguen ser niños.
Eduardo Galeano
No me sigan a mí, sigan al niño.
María Montessori
¿Cómo ha sido posible llegar hoy a poder disfrutar de la condición de “artista” en ASEMEYA, alguien que por su actividad bien pudiera haber adquirido la denominación de “friki”? Pues, quizás sea bueno comenzar con una breve introducción a nuestra pequeña historia.
Todo comenzó en enero de 2010, cuando decidí empezar a publicar en el blog Pediatría basada en pruebas una entrada cada sábado con algunos comentarios a películas relacionadas con la infancia y la Pediatría, pequeñas notas recogidas por mí durante más de una década, en papeles reciclados y a lápiz. Fue tan solo una forma personal de comenzar a poner orden en una bitácora a aquellos apuntes, aunque cierto es que había una idea en mente: considerar que el cine era una oportunidad para mejorar la docencia en Pediatría, para mejorar la humanización en nuestra profesión y para abrir el debate bioético.
El poder de la web hizo que, con el paso de los meses, lo que solo me interesaba a mí, comenzara a interesar a un mayor número de lectores. Nunca fue el objetivo escribir un libro (o dos, o tres... o los que vengan), pero el camino me ha traído hasta aquí después de importantes experiencias en distintos ámbitos durante los últimos tres años, y que avalan el valor del cine como experiencia docente y emocional.
Hemos estado presente en congresos científicos:
También hemos colaborado en actividades docentes:
Y también nos hemos hecho visibles en publicaciones científicas:
Y, cómo no, también nos hemos hecho presentes en festivales de cine, principalmente en el Festival de Cine Internacional de Alicante, en donde hemos compartido las últimas tres ediciones, la IX (Alicante, 2-9 junio 2012), la X (Alicante, 1-8 junio 2013) y la XI (Alicante, 24-31 mayo 2014). Y allí seguimos y seguiremos, gracias al apoyo y amistad de Vicente Seva, su director, y el apoyo de las Concejalías de Cultura y Concejalía de Sanidad.
Y todo esto ha llevado a que, ahora, llega el momento en que “Cine y Pediatría” forme parte ya de la familia de ASEMEYA con la lectura de esta sesión de ingreso, rodeado de amigos.
En los últimos años la docencia está siendo sacudida por una imperiosa necesidad de adaptación y evolución. La educación encuentra en la estética -artes y humanidades- un aliado imprescindible y lo que se pretende es provocar la reflexión sobre los valores individuales, condición imprescindible para cualquier intento de construcción de la personalidad. En este sentido, las técnicas audiovisuales constituyen uno de los métodos más poderosos de difusión de conocimientos, de desarrollo de aptitudes y de creación de actitudes1,2.
El cine, con su imagen y sonido, es un despertador de emociones dentro de la cultura del espectáculo y por méritos propios se ha convertido en un recurso útil en el universo de la educación médica y la educación de la afectividad. Gracias al cine podemos aprender más (de enfermedades y, sobre todo, de enfermos y sus familias) y enseñar mejor, porque con el cine se desarrolla una deliberación narrativa3.
El cine se convierte en un método ideal para mostrar una mirada holística de la salud y enfermedad. Además, el cine y los cineastas nunca se han ocupado solo de enfermedades, sino siempre de enfermos, de su vida, de su lucha por sobrevivir, de sus circunstancias personales y de su mirada humanitaria e integral, que los sanitarios podemos y debemos utilizar para una labor educativa3. La formación humanística y ética del médico es una necesidad indiscutible, porque el cine puede contribuir de una forma excelente a la formación cognitiva, emocional-sentimental y moral de las personas mediante la vía de la imaginación.
Tres funciones esenciales cabe atribuir al cine desde el punto de vista de la educación2:
Y es así como en el cine se convierte en una herramienta útil en la docencia, en la formación humanística y en la formación ética de los profesionales sanitarios. Porque el cine es toda una universidad de las emociones en la salud y en la enfermedad, donde confluyen los tres momentos de la experiencia narrativa2,3: prefiguración, configuración y refiguración.
Es necesario potenciar una educación sentimental, educar los sentimientos, educar la afectividad. El cine provoca emociones y, sobre todo, ofrece la posibilidad de contemplarlas y compartirlas en discusión abierta, abriendo caminos para una verdadera reconstrucción afectiva. La convivencia virtual del cine amplía las oportunidades y experiencias, provoca otras vivencias desde la pantalla. A través de las narraciones (reales o ficticias) se reflejan en las películas sus propios conflictos y, a través de estas vivencias virtuales, se provoca una actitud reflexiva que fácilmente se guarda en el ámbito de la memoria afectiva.
El cine, sin duda, es un recurso educativo de alto impacto y en el que experiencias previas así lo demuestran, si bien requiere cautela y conocimiento para su buen uso. Se precisa una buena preparación, con objetivos concretos, experiencia en el manejo de grupos de discusión y habilidades técnicas al emplear los medios audiovisuales. Desde la experiencia de los hermanos García Sánchez, del Departamento de Medicina Preventiva, Salud Pública y Microbiología Médica de la Faculta de Medicina de la Universidad de Salamanca, y desde la creación de la revista Medicina y Cine, se han prodigado las experiencias docentes utilizando como herramienta el cine. Desde distintas universidades han publicado sus experiencias: las universidades de Salamanca, de Santiago de Compostela, de Buenos Aires o la Pompeu Fabra, entre otras.
Y es así que el cine puede ayudar a comprender mejor al ser humano, sobre todo desde un plano emocional. Porque el cine, en definitiva, desarrolla la sensibilidad, la capacidad de observación y percepción, la asociación de ideas, reflexiones y nuevas formas de pensamiento, y facilita la exteriorización de los sentimientos. Puede a la vez servir de ayuda para encontrar nuevas formas de interaccionar con los pacientes, para aprender a respetar su autonomía, para pensar críticamente y romper algunos esquemas predeterminados. Puede, por último, ayudar a conseguir una mayor sensibilización social ante la enfermedad, la atención sociosanitaria, el dolor y el duelo (individual, colectivo y social), etc.
También el cine se comporta como un magnífico espejo en donde realizar un análisis interno (debilidades y fortalezas) y externo (amenazas y oportunidades) de nuestra profesión como profesionales sanitarios: en el entorno visual que nos proporciona la imagen se puede aprender a reforzar lo positivo y a modificar lo negativo. Es decir, podemos con esta forma artística hacer un DAFO de “cine” de nuestra profesión. Digamos que, globalmente, el debate se establecerá entre lo “que no se debe hacer” en la atención de un paciente y que debemos evitar (actitudes frías y distantes con el paciente, no considerar cada consulta como una consulta “sagrada”, dar una información técnica y en un lugar inapropiado, etc.) y lo “que se debe hacer” y debemos potenciar: cuidar el lenguaje verbal y no verbal, trabajar la empatía e implicación, analizar la atención al enfermo y sus familiares, etc.
La medicina es un tema recurrente en el cine... y también la Pediatría: de ahí nace este proyecto que hoy presento, y el objetivo no es otro que hacer visibles a sus actores, los niños y adolescentes, sus familias y en entorno social en el que crecen y se desarrollan. Ellos son los verdaderos actores principales, dentro y fuera de la pantalla, pequeños actores que crecen y se proyectan hasta convertirse en ciudadanos con valores. Pero también contamos con actores secundarios, como no, los propios profesionales sanitarios.
Hay algunas patologías y especialidades sanitarias especialmente proclives a ser las protagonistas de la gran pantalla: la Psiquiatría, la Infectología, la Oncología y, sin duda, la Pediatría. Porque la Pediatría, en el fondo, es como una medicina interna que agrupa todas las anteriores y mucho más. Según la Comisión Nacional de la Especialidad de Pediatría y sus Áreas Específicas, se define la Pediatría como la medicina integral del periodo evolutivo de la existencia humana desde la concepción hasta el final de la adolescencia, época cuya singularidad reside en el fenómeno de crecimiento, maduración y desarrollo biológico, fisiológico y social que, en cada momento, se liga a la íntima interdependencia entre el patrimonio heredado y el medio ambiente en el que el niño se desenvuelve.
Con esa definición, imaginemos el caudal de guiones que se pueden aplicar al séptimo arte, relacionados con la Pediatría, entendiendo como tal aquellas películas que tengan a niños y adolescentes como personajes principales, en estado de salud o enfermedad y alrededor de su entorno social. Y así ha sido.
Casi cualquier patología médica ha tenido su hueco en la gran pantalla. En algunas películas, las enfermedades se utilizan de modo contextual, para dar verosimilitud al argumento; en otras, son el centro del argumento. Según García-Sánchez, coeditor de la revista Medicina y Cine4, las películas se pueden clasificar en relación con la sanidad en cuatro tipos:
De una forma general, podemos decir que algunas patologías médicas son especialmente proclives a ser tratadas por el cine (de forma puntual, relevante o argumental) y, entre ellas, destacan las que ya hemos citado previamente: patologías psiquiátricas, infecciosas, oncológicas y, sin duda, las patologías pediátricas.
El cine es una oportunidad para hablar con arte, ciencia y conciencia alrededor de la Pediatría y, sobre todo, de los niños y adolescentes y su entorno. Una oportunidad para mejorar la relación profesional con el paciente y, repetimos, para mejorar la humanización en nuestra práctica clínica y abrir el debate bioético.
Cientos de películas hablan sobre niños y sobre enfermedades infantiles, bien como argumento central o periférico, donde ellos son los actores principales: defectos congénitos, enfermedades genéticas, enfermedades degenerativas, enfermedades oncológicas, enfermedades neurológicas, etc. O también películas que se centran en temas alrededor de problemas de la infancia: maltrato infantil, marginación y pobreza, analfabetismo, adopción, delincuencia, drogadicción, etc. Películas cuyos personajes centrales son niños, con distintas edades, y a través de sus ojos nos devuelven la visión de sus familias o de la sociedad en que se desenvuelven, sociedades del primer y también del tercer mundo, sociedades próximas y sociedades exóticas. Porque la vida de los niños es de cine.
En el blog Pediatría basada en pruebas (www.pediatriabasadaenpruebas.com) hemos podido profundizar sobre un buen número de temas relacionados con enfermedades, patologías o problemas en la infancia y adolescencia. Desde enero de 2010, y de forma ininterrumpida, publicamos todos los sábados una entrada de “Cine y Pediatría”: ya son más de 280 posts y las 155 primeras entradas han sido recogidas los libros Cine y Pediatría 15, Cine y Pediatría 26 y Cine y Pediatría 37 (con el cuarto volumen en camino).
Y es así como los niños, niñas y adolescentes se constituyen en actores principales y en un universo de emociones.
Todos los profesionales sanitarios (médicos, enfermeras y demás personal auxiliar), también forman parte del casting de muchas películas. Especial relevancia tienen los médicos y el estereotipo que se puede tener de ellos:
En Pediatría (como en casi todas las ramas y especialidades de la medicina) nos encontramos con patologías y entornos sociosanitarios muy sensibles para pacientes, familiares y para profesionales sanitarios. Es en estos entornos médicos donde no solo hay que prescribir sofisticadas pruebas diagnósticas y modernos tratamientos, sino también películas (antiguas y modernas), que ayudan a comprender la enfermedad y los enfermos, a humanizar la atención, a mejorar el duelo y a profundizar en la relación entre profesionales sanitarios y pacientes8,9.
La prescripción de películas puede orientarse a muy diversos receptores: a estudiantes de medicina, a residentes de Pediatría (y otras especialidades), a los propios especialistas médicos y a otros profesionales sanitarios. También podrían “prescribirse” a familiares de los niños enfermos e, incluso, a los propios niños y/o adolescentes (sanos o enfermos), estudiando muy bien el objetivo que se pretende en cada receptor para que el mensaje positivo llegue correctamente.
Porque, al igual que cualquier medicamento tiene indicaciones y contraindicaciones, condiciones de uso, interacciones y efectos adversos, asimismo, una película debe mirarse con los mismos ojos. No consiste en prescribir, sino en prescribir bien. No consiste en recetar, sino en hacer un buen uso de aquellas películas con alto valor humano, afectivo y emocional, por sus enseñanzas: en este caso hablamos de las que hemos denominado como películas “argumentales”.
No todas las películas serán válidas para todos los potenciales espectadores y debe ser un tema que se maneje con la prudencia, ciencia y conciencia que se merece, teniendo muy presente (en el caso de que nos dirijamos a familias y pacientes) la fase de la enfermedad y el estado de ánimo. Pero no debemos despreciar el valor que tiene el cine como arma educativa y como herramienta de reflexión, y el impacto que puede tener como estrategia de afrontamiento, cuando se pasa de un mero espectador a un auténtico protagonista en la vida real.
Ahora bien, siempre que prescribamos una película estudiemos muy bien su “ficha técnica” con cada una de los pasos a seguir:
La prescripción de películas tiene especial interés en las denominadas como consultas “sagradas”, entendiendo como tal aquellos pacientes con problemas que exigen un respeto exquisito, y el tiempo necesario, un tiempo sin prisas para crear una atmósfera de serenidad espiritual y científica, de dignidad con lo que allí se debate entre médico, paciente y familia. Y, aunque toda consulta tiene algo de sagrado, de cruce de límites entre piel y espíritu, al que se puede aportar dignidad y humanidad, hay consultas más sagradas que otras, hay encuentros dignos del máximo respeto, donde no solo mejoran para siempre la relación médico-paciente y obtienen un impacto en salud proporcional, sino que compensan al médico del diario apresuramiento tormentoso. Pongamos como ejemplo dos consultas “sagradas” en Pediatría (el cáncer infantil y el embarazo en adolescentes) y, a través de estos ejemplos, nos atreveremos a prescribir películas “argumentales”.
Hemos seleccionado películas imprescindibles y películas adecuadas:
Mensajes: Cuando se pasa de médico a paciente, cuando nos ponemos en otra piel. Reconocer que los pacientes se sienten asustados y vulnerables y ponen su vida en las manos de sus médicos.
“Doctores, han pasado mucho tiempo aprendiendo nombres en latín de enfermedades que sus pacientes puedan tener. Ahora van a aprender algo muy sencillo: ¡los pacientes tienen nombre! Sienten miedo, vergüenza y se sienten vulnerables. Se sienten enfermos y, sobre todo, quieren ponerse bien. Por esas razones, ponen sus vidas en nuestras manos”.
Mensajes: la importancia de la risoterapia (y de la humanización) en la atención médica. Ver lo que los demás no ven, lo que los demás deciden no ver, por temor, conformismo o pereza; ver el mundo de forma nueva cada día.
“La muerte no es enemigo, señores. Si vamos a luchar contra alguna enfermedad hagámoslo contra la peor de todas: la indiferencia.”
Mensajes: una paciente con cáncer nos hace reflexionar a los sanitarios sobre lo que no se debe hacer. Cuando los avances técnicos de la medicina no pueden olvidarse de la humanización.
“Tengo cáncer, un cáncer insidioso con graves efectos secundarios; perdón, con nocivos efectos secundarios. Tengo un cáncer de ovario en fase cuatro. La verdad es que no hay fase cinco. Ah, y tengo que ser muy fuerte. Como se suele decir normalmente, es una cuestión de vida o muerte”.
No solo el cine panorámico es una oportunidad para mejorar la enseñanza y la humanización en medicina, también las series de televisión sobre temas médicos: Anatomía de Grey, Urgencias, Hospital Central, Scrubs... hasta House (porque también de los errores se aprende...). Cualquier iniciativa artística aplicada a la humanización de la medicina debe ser bienvenida.
En un artículo previo10 hemos realizado un recorrido por la Oncología Pediátrica a través de 15 títulos de películas (nueve con la leucemia como protagonista y otras seis con otros tipos de cánceres). Un recorrido por la vida y los sentimientos de Oskar, Paulina, Anne, Antonio, Amina, Sam, Camino, Tyler, Adán, Miguel Ángel, Annabel... y por la vida de sus familias y de los sanitarios que los han atendido.
Películas que nos muestran, con distintas dosis de ciencia y conciencia, el mundo y las emociones del cáncer en la infancia. Películas que proceden de distintos países, pero que, aunque hablen distintos idiomas, hablan de similares duelos y sentimientos.
De la recopilación realizada, destacamos diez títulos, por ser películas que atesoran valores y que pueden ayudar a mejorar la relación médico-paciente: y de ellas, hemos considerado cinco títulos como imprescindibles y 5 títulos como adecuados.
Porque en una patología tan sensible para pacientes, para familiares y para profesionales sanitarios como es el cáncer en la infancia y adolescencia, la prescripción de estas películas puede orientarse a estudiantes de Medicina, a residentes de Pediatría (y otros residentes en formación) a su paso por los Servicios/Unidades de Oncología Pediátrica, a los propios especialistas en Pediatría y Oncología y a otros profesionales (enfermería, auxiliares, etc.) que trabaje con niños oncológicos. Porque no debemos despreciar el valor que tiene el cine como arma educativa y como herramienta de reflexión, y el impacto que puede tener como estrategia de afrontamiento, cuando se pasa de un mero espectador a un auténtico protagonista en la vida real. Afrontamiento que es especialmente importante en tres fases del cáncer en Pediatría: en la fase del diagnóstico (incredulidad y sensación de injusticia, dolor), en la fase del tratamiento (y sus fases de negación, incomprensión, indefensión, impotencia, etc.) y en la fase del pronóstico (con la vida, la muerte y las secuelas como corolario).
En un artículo previo11 hemos realizado un recorrido por el embarazo en adolescentes a través de 16 títulos de películas. Un recorrido por la vida y los sentimientos de Jo, Paloma, Darcy, Novalee, Bev, Aviva, Jacey, Magdalena, Juno, Rose, Claireece Precious Jones, Sidney, Sara, Sue Ann, Tina... y muchos otras adolescentes, algunas sin nombre reconocible y sin ser encarnadas por estrellas de cine.
Porque las situaciones personales, familiares, sociales, médicas y psicológicas que rodean al embarazo de una adolescente son un filón para el cine. Y los sentimientos que provoca una noticia así sobre una hija adolescente, una hija no emocionalmente preparada para un compromiso vital tan importante como es la maternidad a tan temprana edad. Prescribir películas nos puede ayudar a entender mejor la complejidad de este momento en esta, ya de por sí, compleja etapa de la vida.
De la recopilación realizada, destacamos diez títulos y, de ellas, hemos considerado cinco títulos como imprescindibles y cinco títulos como adecuados.
“Hay mucho más aparte de ti y tu dolor. Hay gente en nuestra vida que necesita nuestra atención”.
Películas que nos invitan (con emoción y reflexión) a vivir algunas historias "de cine" sobre el embarazo y la maternidad en adolescentes, que harán meditar sobre muchas otras adolescentes reales. Porque el embarazo como leitmotiv en el cine ha oscilado entre el tono de tragedia y el tono de comedia, pero también hay películas que tratan el tema del embarazo y el parto no para entretener, sino para concienciar. Y, de forma general, también destacamos cinco películas en este aspecto, las cinco con carácter de película documental12:
"Cuenta el Talmud que, mientras permanece en el vientre de su madre, un niño posee todo el saber acumulado en sus vidas anteriores. Por eso, antes del nacimiento, aparece un ángel que sella el labio del afortunado con un dedo, conminándolo así a mantener ese saber en secreto. La intervención angelical deja una huella en el rostro del bebé: la pequeña hendidura entre el labio superior y la base de la nariz. En ese preciso instante, el niño ingresa a la vida olvidándolo todo... y grita por primera vez".
“Estoy muy asustada porque no veo a nadie aquí que me pueda ayudar. Rezo a Dios para que me dé fuerza a llegar al hospital. Pero si yo no puedo, Dios me ayudará”.
“Mi cuerpo estaba insensible. No sentía nada, solo vergüenza. Enfermeras, médicos, comadronas, tocólogos, todos me habían tocado de forma mecánica. Y ahora todo estaba desacralizado. Mi sexo ya no era sexual. Ahora era un lugar de paso, desgarrado, cosido, descosido, sin llegar a cicatrizarse”.
“Yo en otro mundo no quiero ser mujer, quiero ser hombre. Para no sufrir. Para hacerlos y no tenerlos”.
“Yo diría que la humanización la podríamos resumir en una palabra, y es empatía. Es que tú estés al lado de la persona y percibas cuáles son sus necesidades y cubrirlas”.
“Dile a tu cerebro que diga a tu brazo, que diga a tu mano, que mueva tu dedo meñique”.
Y como paradigma de las enfermedades cromosómicas, la española Cromosoma 5 (María Ripoll, 2013).
“Y lo que empieza a partir de ahí es mucho trabajo, es mucho dolor, mucha inseguridad, mucha soledad, no sabíamos a dónde ir, no sabíamos a quién recurrir, no hay medios estipulados donde te puedan orientar, no existe... y te sientes muy solo, completamente solo, tienes miedo”.
“Las vidas de todos son como una larga acera; algunas están bien pavimentadas; otras, como la mía, tienen grietas”.
Como nadie debería dejar de ver esta pequeña joya de documental sobre el autismo llamada María y yo (Félix Fernández de Castro, 2010).
“Ir con María es como ir con Madonna: todo el mundo la mira. Pero esas miradas a veces me molestan y otras me entristecen”.
“Me daba patadas y me tiraba del pelo... Me quemaba con cigarrillos y me hacía beberme el pis. Antes de irme a la cama me daba una pastilla para hacer caca. Cuando me portaba mal, me encerraba en una habitación a oscuras y me metía en el armario y me decía que hasta que no me arrepintiera no me iba a sacar y que me dejaría allí hasta que me muriera. No me dejaba ir con mis amigos y me hacía trabajar en la ferretería. Me insultaba, me escupía. Decía que le daba asco”.
Malos tratos tipo bullying, como en Cobardes (José Corbacho y Juan Cruz, 2008).
“Es un crío, pero sabe cómo hacer daño”.
Malos tratos como la execrable pederastia, como en No tengas miedo (Montxo Armendáriz, 2011).
“¿Cómo es posible que la persona que más me quiere me haya destrozado la vida?”.
Malos tratos como el trabajo infantil, como La espalda del mundo (Javier Corcuera, 2000).
"Acá en Perú, como no hay trabajo, tenemos que trabajar hasta los niños".
"Un aula es un lugar para la amistad, el trabajo y la cortesía. Un lugar lleno de vida al que le dedicas tu vida y en el que te dan su vida".
Otras más antiguas, pero todo un clásico como El club de los poetas muertos (Peter Weir, 1989).
"¡Carpe diem! ¡Aprovechen el día presente! ¡Que sus vidas sean extraordinarias!”.
El cine tiene claros fines docentes: la justificación, con base filosófica, muestra la utilidad del formato cinematográfico para hacer presentes y comprender motivaciones y acciones. Las reflexiones que provocan las escenas y la empatía con los personajes es el inicio para abordar el tema del reconocimiento y para mejorar la relación entre los profesionales sanitarios y los pacientes/familiares13. “Prescribir” películas no es ninguna novedad, pero si es un acto poco utilizado en la práctica sanitaria. Por ello abogamos. Y ello defiendo y apoyo en este emblemática sesión de ingreso en ASEMEYA, hoy, 15 de diciembre de 2014.
El séptimo arte está lleno de míticas trilogías. Algunos ejemplos son paradigmáticos, como El Padrino, La Guerra de las Galaxias (tanto la primera trilogía como la precuela), Parque Jurásico, El Señor de los Anillos (tanto la primera trilogía como la precuela del Hobbit), Toy Story, Mad Max, Jason Bourne, Matrix, y un largo etcétera. A todas ellas, y gracias al apoyo de los lectores, hoy podemos decir que hay una más: la trilogía de Cine y Pediatría. Aunque tenemos el firme propósito de que sea tetralogía, pentalogía y más.
Nuestroagradecimiento a todos los que nos han ayudado a llegar hasta aquí. En primer lugar a Exlibris Ediciones por poner “música” donde yo puse “letra”. Y al apoyo de la Asociación Española de Pediatría, de la Asociación Latinoamericana de Pediatría, de la Sociedad Argentina de Pediatría, la Sociedad Colombiana de Pediatría, la Sociedad Portuguesa de Pediatría, de la Sociedad Mexicana de Pediatría, del Festival Internacional de Cine de Alicante, etc., y de los lectores.
Y, sin duda, de todos los familiares y amigos que forman parte del árbol de mi vida. Especialmente a mis dos estrellas en la vida (mi mujer, Mayte, y mi hija María), que brillan con más intensidad que todas las estrellas de Hollywood. Este honor es vuestro, por todas las horas de cine compartido, por compartir la magia, por compartir la vida.
“Ve lo que los demás no ven. Lo que los demás deciden no ver, por temor, conformismo o pereza. Ver el mundo de forma nueva cada día”. Patch Adams (Tom Shadyac, 1998).
“Tú cierra los ojos y abre bien la mente”. Un puente hacia Terabithia (Gábro Csupó, 2007).
“Todos los niños son filósofos, pero solo unos pocos continúan siéndolo”. Solo es el principio (Pierre Barougier y Jean-Pierre Pozzi, 2010).
"Dedicado a todos los niños y jóvenes que quieren crecer en libertad". La educación prohibida (Juan Vautista, 2012).
Este texto corresponde al discurso de ingreso del autor en Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas (ASEMEYA) el pasado 15 de diciembre de 2014. El autor ha publicado los libros Cine y Pediatría 1, Cine y Pediatría 2, Cine y Pediatría 3 y Cine y Pediatría 4.
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