Vol. 15 - Num. 59
Colaboraciones especiales
Alejandro Prada Ojedaa, MT Otón Sáncheza
aServicio de Reumatología. Hospital Universitario de Torrejón. Torrejón de Ardoz. Madrid. España.
Correspondencia: A Prada. Correo electrónico: aprada@torrejonsalud.com
Cómo citar este artículo: Prada Ojeda A, Otón Sánchez MT. Las enfermedades reumatológicas en el niño: características fundamentales que reconocer en una consulta de Atención Primaria. Rev Pediatr Aten Primaria. 2013;15:275-81.
Publicado en Internet: 30-09-2013 - Número de visitas: 138705
Resumen
Las enfermedades reumatológicas en la infancia son poco frecuentes pero potencialmente graves. Esto nos obliga a reconocerlas lo antes posible y poner los medios oportunos para mejorar su pronóstico.
En este artículo se aportan los principales datos que se deben tener en cuenta en una consulta de Atención Primaria (AP) a la hora de abordar a un niño con la sospecha de una enfermedad reumatológica.
Prestaremos especial atención a las características más definitorias en los tres pilares básicos del diagnóstico: anamnesis, exploración física y pruebas complementarias.
El objetivo es adquirir los conocimientos necesarios para reconocer los procesos reumatológicos pediátricos en la consulta de AP. Con este artículo trataremos de ofrecer una guía útil para facilitar el reconocimiento de enfermedades reumatológicas para médicos que atiendan a niños en AP.
Palabras clave
● Diagnóstico ● ReumatologíaTeniendo en cuenta que la primera toma de contacto de pacientes con síntomas potencialmente asociados con enfermedades reumatológicas en la población pediátrica es muchas veces en Atención Primaria (AP), sería fundamental que en este ámbito se reconozcan con facilidad las principales características en la anamnesis y la exploración física de estas enfermedades. La correcta petición e interpretación de pruebas complementarias iniciales también debe ser un pilar esencial en esta primera valoración. A esto podemos añadir que el diagnóstico precoz de los procesos reumatológicos infantiles puede ser en muchas ocasiones primordial para evitar complicaciones que pueden ser muy limitantes para el niño a corto plazo. Por lo tanto, saber reconocer los primeros indicios de la patología reumatológica debe ser prioritario en las consultas de AP infantil.
En este artículo vamos a hacer un repaso de las características clínicas más representativas de los principales cuadros diagnósticos reumatológicos, de cara a apoyar en su papel fundamental a aquel profesional que se enfrente a dichos pacientes, facilitando su adecuada derivación a consultas especializadas.
Además, este trabajo se complementa con un vídeo ilustrativo de una exploración reumatológica básica, disponible a continuación.
En la Tabla 1 se recogen los principales grupos de patología reumatológica en el paciente pediátrico. Cabe destacar que dentro de las artritis idiopáticas juveniles (AIJ) y de las espondiloartropatías encontramos muchos subtipos clínicos, a veces solapados entre sí según la clasificación clínica que se considere, que no son objetivo de esta revisión.
Ante la sospecha de afectación reumática en la edad pediátrica, es fundamental la elaboración de una detallada historia clínica y una anamnesis dirigida para realizar un abordaje del paciente lo más amplio posible.
En el aparato locomotor hay que prestar atención a los siguientes aspectos:
Ante la sospecha de enfermedad de origen reumático, es necesario un interrogatorio dirigido sobre la posible afectación cutánea:
Ante la aparición de una artritis, siempre es importante interrogar sobre la existencia de afectación gastrointestinal, ya que es frecuente la asociación de síntomas de ambos sistemas:
La afectación cardiopulmonar por enfermedades reumáticas no es muy prevalente, pero sí potencialmente grave, y no suele ser la primera manifestación de la enfermedad:
A nivel ocular, la asociación de la AIJ con la uveítis está claramente descrita y ante un paciente con artritis es obligada una exploración oftalmológica, ya que la mayoría de las uveítis son asintomáticas. La inyección conjuntival debe hacernos pensar en una enfermedad de Kawasaki.
Los síntomas del aparato genitourinario pueden pasar fácilmente desapercibidos, salvo en el caso de la hematuria macroscópica, que suele ser muy llamativa, y se debe mantener un alto grado de sospecha clínica. En particular, se debe prestar atención a la presencia de edemas en los miembros que nos hagan sospechar un síndrome nefrótico (típico del LES o de las vasculitis, entre otros). Ante la posibilidad de púrpura de Schönlein-Henoch, se deben investigar los síntomas testiculares.
La afectación del sistema nervioso puede aparecer sobre todo en conectivopatías y vasculitis. Sus manifestaciones son muy diversas y abarcan desde una afectación difusa hasta convulsiones y/o deterioro cognitivo, pasando por la cefalea o síntomas de afectación de nervio periférico.
Por último, es imprescindible incluir en la historia clínica la presencia de síntomas generales como la fiebre (preguntando por su periodicidad, para descartar la existencia de un síndrome hereditario de fiebre recurrente), la pérdida de peso o la presencia de adenopatías.
En la exploración física orientada a objetivar signos de patología reumatológica pondremos especial atención, evidentemente, en el aparato locomotor, pero no debemos olvidar la información esencial que nos pueden proporcionar la piel, los ojos, las mucosas, el cuero cabelludo, etc. En el apartado de anamnesis ya se han desgranado los signos y síntomas extraarticulares más habituales. En esta parte del artículo iremos describiendo los distintos hallazgos articulares que tienen que resultarnos familiares a la hora de abordar a un paciente con sospecha de enfermedad reumatológica.
Debemos ser sistemáticos a la hora de explorar el aparato locomotor, bien en sentido ascendente o descendente, pero siempre llevando un orden que nos permita realizar una exploración lo más completa posible. Es recomendable empezar la exploración por el lado sano y después abordar el que presenta los síntomas.
Con esto hacemos alusión a la exploración de articulaciones que no forman parte de la columna vertebral. Tres conceptos comunes a la valoración de todas las articulaciones serán fundamentales: inspección (comprobar si hay datos visuales de inflamación, asimetría entre articulaciones, alteraciones de la marcha...), palpación (para aclarar hallazgos de artritis con la fluctuación articular o de dolor en la palpación de inserciones tendinosas)y valoración de la movilidad (limitación de la movilidad tanto pasiva como activa):
La exploración periférica se podrá llevar a cabo con el niño tumbado en la camilla. La bipedestación nos ayudará a descartar alteraciones de linealidad de los miembros inferiores (para descartar genu varo, genu valgo, genu recurvatum, flexión mantenida o una dismetría de los mismos, así como la horizontalización de la pelvis, comprobando que las espinas ilíacas anterosuperiores estén paralelas y equidistantes).
Serán los que podamos objetivar en la exploración de la columna. Valoraremos la flexión (limitada en casos de discitis), la extensión y las alteraciones de curvatura en pacientes con escoliosis mediante maniobras como la de Adams, flexionando en bipedestación el tronco, y valorando la existencia de gibas costales. Además, deberemos realizar las llamadas maniobras sacroilíacas: maniobra de Fabere (se flexiona la rodilla, se coloca el tobillo de la pierna flexionada sobre la rodilla contralateral y se hace presión sobre la rodilla flexionada, apoyando la otra mano en la espina ilíaca anterosuperior contralateral), presión indirecta en dichas articulaciones sacroilíacas sobre ambos trocánteres o sobre las espinas ilíacas anterosuperiores de manera bilateral a la vez. El dolor en los glúteos con estas maniobras nos proporcionará una orientación hacia una patología inflamatoria a nivel sacroilíaco.
Se valorará al paciente descalzo, haciendo marcha normal y después forzada sobre talones y de puntillas. Podremos observar cojera o postura antiálgica por afectación de alguna articulación de los miembros inferiores, marcha con tronco flexionado por alteraciones de la columna o limitación para andar de puntillas o sobre los talones por patología en los tobillos o las rodillas.
Se valora con cinco maniobras básicas, que marcarán los criterios de hiperlaxitud propuestos por Beighton. Cuatro de ellas se harán de forma bilateral: hiperextensión activa del codo (mayor de 10° se considera positiva), hiperextensión activa de la rodilla (mayor de 10° se considera positiva), aposición pasiva del dedo pulgar en la cara flexora del antebrazo, dorsiflexión del dedo meñique (patológica si sobrepasa los 90°). Al ser la exploración bilateral y sumar un punto por cada técnica positiva, tendremos una puntuación máxima de 8. El punto noveno se sumará si el paciente es capaz de hacer una flexión de tronco que le permita tocar el suelo con las plantas de las manos. Si tenemos una puntuación mayor de 4, la exploración será compatible con hiperlaxitud.
Las pruebas complementarias podrán sernos de ayuda a la hora de abordar a un paciente pediátrico con la sospecha de una enfermedad reumatológica, pero debemos tener en cuenta que nunca serán tomadas de manera exclusiva para un diagnóstico y que, una vez más, la clínica jugará un papel determinante en el mismo.
Prueba muy sensible pero poco específica en la población infantil. No tiene una relación exclusiva con enfermedades reumatológicas. Aparecen positivos en pacientes con AIJ, especialmente el subtipo oligoarticular, así como en LES y otras conectivopatías. Hay una relación estrecha entre la uveítis y la evolución a afectación poliarticular en pacientes con AIJ oligoarticular con ANA+. Las patologías más habituales que pueden presentar ANA+ son: enfermedad autoinmune tiroidea, esclerosis múltiple, hepatitis autoinmune, linfomas, infecciones y neoplasias. Hay que tener en cuenta que:
En cuanto a los subtipos de ANA, hay que tener en cuenta:
No hay una relación tan directa entre la AIJ y la positividad de FR como la hay entre esta prueba diagnóstica y la artritis reumatoide en el adulto. La AIJ poliarticular tiene mayor relación con la positividad de este marcador, teniendo en cuenta que los pacientes con resultado positivo (realizado en dos o más determinaciones con al menos tres meses de diferencia entre las mismas) tienen mayor propensión a desarrollar artritis reumatoide cuando sean adultos y presentar una AIJ más agresiva, especialmente si asocian positividad de antipéptido citrulinado (anti-PCC). Es más frecuente la positividad en niñas y es raro encontrarlo positivo en niños menores de diez años. En este rango de edad, la positividad podría estar relacionada con otros procesos como endocarditis o enfermedad mixta de tejido conectivo.
Se asocia al grupo de las espondiloartropatías, sobre todo a la espondiloartritis anquilosante juvenil y en menor medida a la artritis psoriásica y a la artropatía en la enfermedad inflamatoria intestinal.
Útiles para marcar actividad de la inflamación, aunque inespecíficos, ya que pueden elevarse en procesos infecciosos o de malignidad. La PCR es relativamente más afín a la AIJ poliarticular con FR positivo en actividad, mientras que no se eleva con tanta frecuencia en las conectivopatías.
La positividad de este marcador solo indica el contacto previo con dicho antígeno en el contexto de una infección estreptocócica pasada. No aporta otros datos diagnósticos para las enfermedades reumatológicas. Debe evitarse la utilización de esta prueba diagnóstica en el estudio rutinario de enfermedades reumatológicas. Pese a esto, sigue siendo un motivo de consulta frecuente desde AP, estrategia que debe evitarse a día de hoy.
La radiografía simple nos aportará escasos datos en la patología reumatológica infantil. Debe evitarse en general esta prueba al inicio del estudio, a no ser que tengamos alguna sospecha clínica que la justifique (fracturas, deformidad articular...). Por otro lado, la resonancia magnética tendrá su importancia cuando haya sospecha de afectación ósea, como en las osteomielitis. La ecografía deberá hacerse por personal entrenado y puede ser de gran utilidad en el diagnóstico y en el manejo del paciente pediátrico con enfermedad reumatológica de base.
En una consulta de Pediatría de AP se deberán tener en cuenta una serie de alarmas fundamentales a la hora de plantear una derivación a consultas especializadas de Reumatología pediátrica:
Los autores declaran no presentar conflictos de intereses en relación con la preparación y publicación de este artículo.
ABREVIATURAS: AIJ: artritis idiopática juvenil • ANA: anticuerpos antinucleares • AP: Atención Primaria • FR: factor reumatoide • LES: lupus eritematoso sistémico • PCR: proteína C reactiva.
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