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Vol. 15 - Num. 58

Originales

La presencia de síntomas depresivos en adolescentes en el último año de escolaridad

Catarina Resendea, Alzira Ferrãob

aResidente de Pediatría. Servicio de Pediatría, Centro Hospitalario Tondela-Viseu. Viseu. Portugal.
bAsistente Hospitalario de Pediatría. Servicio de Pediatría, Centro Hospitalario Tondela-Viseu. Viseu. Portugal.

Correspondencia: C Resende. Correo electrónico: resende_cat@hotmail.com

Cómo citar este artículo: Resende C, Ferrão A. La presencia de síntomas depresivos en adolescentes en el último año de escolaridad. Rev Pediatr Aten Primaria. 2013;15:127-33.

Publicado en Internet: 21-06-2013 - Número de visitas: 15414

Resumen

Introducción: la adolescencia es un periodo de grandes cambios, siendo los síntomas depresivos comunes en esta etapa del desarrollo. En los últimos años se ha observado un aumento del número de adolescentes con síntomas depresivos. Uno de los instrumentos más utilizados en la detección de sintomatología depresiva es el Inventario de Depresión de Beck.

Material y métodos: estudio observacional, basado en la autoaplicación de la segunda versión del Inventario de Depresión de Beck a los alumnos del 12.º año de escolaridad, en el año lectivo de 2010/2011.

Resultados: nuestra encuesta fue aplicada a 117 alumnos. Los adolescentes presentaban una media de edades de 16,9 años. Después de la valoración global se verificó que un 9,4% de los adolescentes encuestados presentaba algún grado de sintomatología depresiva y que, de estos, seis presentaban sintomatología grave. Cuando se compararon ambos sexos, se verificó que el sexo femenino fue el más prevalente en el grupo de adolescentes con puntuaciones globales superiores a 13. Los índices medios de depresión fueron mayores en el sexo femenino (9,03 frente a 4,1). El análisis de los síntomas depresivos aisladamente demostró que la disminución de la capacidad de trabajo es el síntoma depresivo más frecuente (36%). Cinco adolescentes respondieron afirmativamente a la cuestión “me gustaría matarme”.

Conclusión: las puntuaciones totales medias obtenidas son ligeramente inferiores a las encontradas en otros estudios, pero el porcentaje de alumnos con sintomatología depresiva grave es idéntico a otras series (5%). Tal como está descrito en la bibliografía, el sexo femenino es el más afectado.

Palabras clave

Adolescencia Inventario de Depresión de Beck Sintomatología depresiva

INTRODUCCIÓN

La adolescencia es un periodo extremamente relevante para la construcción del individuo, siendo los síntomas depresivos comunes en esta etapa del desarrollo. La prevalencia estimada de depresión en los adolescentes es cerca de un 4-8%1-3. En los últimos años se ha observado un incremento del número de adolescentes con síntomas depresivos2,3.

Uno de los instrumentos más utilizados en la detección de sintomatología depresiva es el Inventario de Depresión de Beck (BDI). Este inventario (BDI) fue desarrollado por Beck y sus colaboradores (Ward, Mendelson, Mock y Erbaugh, 1961) y consiste en una encuesta de autoaplicada con 21 ítems de elección múltiple4-6. Debido a sus propiedades psicométricas satisfactorias, ha llegado a ser uno de los instrumentos más comúnmente utilizados y confiables para la evaluación de la intensidad de los síntomas depresivos7. Este instrumento de evaluación ha alcanzado un papel destacado en el medio clínico, pues permite evaluar sentimientos subjetivos y de autopercepción. Estos aspectos son importantes en la ayuda al diagnóstico formal de la depresión5,7. El BDI sufrió una revisión considerable de la cual resultó una segunda edición (BDI-II), con el objetivo de conseguir una mayor adherencia a los criterios diagnósticos para episodios de depresión mayor, según el DSM-IV. Esta segunda edición (Beck et al., 1996) se destina a medir la intensidad de la depresión, tanto en pacientes psiquiátricos como en sujetos de la población general con edad superior a los 13 años8.

La encuesta consiste en 21 ítems, valorados de 0 a 3 puntos, de acuerdo con la gravedad de la sintomatología. Las puntuaciones globales permiten distinguir cuatro grupos: de 0 a 13, sin sintomatología depresiva o con sintomatología depresiva mínima; de 14 a 19, con sintomatología depresiva ligera; de 20 a 28, con sintomatología depresiva moderada, y superior a 29, con sintomatología depresiva grave6-8.

En la depresión podremos hablar de dos componentes, el componente afectivo (humor) y el componente físico (somático). Así, la BDI-II refleja este abordaje, de manera que puede ser dividida en dos subescalas9.

En este contexto, la escala afectiva está compuesta por ocho ítems que engloban pesimismo, pérdidas pasadas, sentimientos de culpabilidad, sentimientos de castigo, autodesprecio, desvalorización, autocrítica y pensamiento o deseos suicidas. La subescala somática engloba los siguientes ítems: tristeza, alteraciones del apetito, pérdida de placer, pérdida de interés, llanto, agitación, fatiga, indecisión, pérdida de energía, alteraciones en los patrones de sueño, irritabilidad, dificultades de concentración y disminución de la libido. Con todo, estos dos aspectos de la depresión están estrechamente relacionados8,9. En esta escala, tal como en otras escalas de autorretrato, los resultados pueden ser exagerados o subestimados por el individuo que la rellena.

El objetivo de este trabajo fue evaluar la presencia de sintomatología depresiva en una población no clínica de alumnos del 12.º año de la mayor escuela secundaria de la ciudad de Viseu (Portugal).

MATERIAL Y MÉTODOS

Estudio observacional y analítico, con base en la autoaplicación de la segunda versión del BDI. Fueron incluidos todos los alumnos matriculados en el 12.º año de escolaridad de una escuela secundaria de Viseu, Portugal, en el año lectivo de 2010/2011.

Después de la solicitud dirigida al Consejo Directivo del establecimiento de enseñanza, para la autorización de la aplicación del BDI-II, los directores de una clase cedieron el tiempo necesario para explicar y rellenar la encuesta. El estudio fue realizado de acuerdo con la declaración de Helsinki y con la autorización de los tutores de los respectivos adolescentes y de los responsables de la escuela donde las encuestas fueron aplicadas. Debe destacarse el carácter voluntario de la colaboración, el anonimato de las encuestas, la no existencia de respuestas ciertas o erradas y la precaución para no omitir ninguna respuesta.

La información recogida fue incluida en una base de datos Microsoft Excel® 2007.

RESULTADOS

Nuestra encuesta fue aplicada a 117 alumnos. De estos, el 52% (N=61) era de sexo femenino y el 48% (N=56) de sexo masculino. El grupo de estudio presentaba una media de edades de 16,9 años, variando entre los 16 y los 20 años.

Después de la valoración global de las encuestas, se verificó que un 9,4% de los adolescentes encuestados presentaba algún grado de sintomatología depresiva y que, de estos, seis (5%) presentaban sintomatología depresiva grave (Fig. 1).

Figura 1. Puntuación global del BDI-II

Cuando se compararon ambos sexos, se verificó que en el grupo de adolescentes sin sintomatología depresiva no había predominancia de sexo, mientras que el sexo femenino fue el más prevalente en el grupo de adolescentes con puntuaciones globales superiores a 13 (9 frente a 2). La media de las puntuaciones totales fue de 6,4, variando entre 0 y 54. Los índices medios de depresión fueron más elevados en el sexo femenino (9,03 frente a 4,1) (Fig. 2).

Figura 2. Índices medios por franja etaria y sexo

El análisis de cada uno de los síntomas depresivos aisladamente (Fig. 3) demostró que un 20,5% de los adolescentes presentaba algún grado de tristeza, con 18 (15,4%) refiriendo llanto fácil y seis adolescentes sin ninguna esperanza en el futuro, mientras que un 19,6% del total de adolescentes presentaba algún grado de desánimo con relación al futuro.

Figura 3. Distribución de la sintomatología depresiva

Veintiséis adolescentes tenían la sensación de fracaso, y el 3,4% se sentía un completo fracaso. Se verificó que el sentimiento de culpabilidad estaba presente en un 15,4% de los jóvenes y los sentimientos de autodesprecio estaban presentes en un 30,7%. La pérdida de placer en sus actividades habituales estaba presente en 27 jóvenes (23%). Diez adolescentes presentaban alteraciones de la libido, con algún desinterés sexual.

Con relación a la capacidad de decisión, verificamos que un 20,5% (24 adolescentes) destacó la pérdida de capacidad de decisión. Las perturbaciones del sueño fueron visibles en un 30% de los adolescentes (35). En este contexto, un 21,4% refirió aumento de la fatiga, con un 36% demostrando disminución de la capacidad de trabajo. Se han verificado alteraciones del patrón alimentario, con un 14,5% de los adolescentes presentando disminución del apetito. Estos jóvenes presentaban preocupación por los problemas físicos, con un 27,4% de los adolescentes con algún grado de somatización. Podemos destacar que un 4,3% (cinco adolescentes) respondió afirmativamente a la cuestión “me gustaría matarme”. El grupo etario con mayor índice medio de depresión fue el de los 17 años (11,8). Cuando comparamos los índices medios por franja etaria y sexo, verificamos que, independientemente de la edad, las adolescentes del sexo femenino tenían índices medios superiores a los del sexo masculino. Para puntuaciones totales de BDI-II superiores a 13 (presencia de algún grado de sintomatología depresiva) hubo un predominio franco del sexo femenino (82 frente a 18%).

A pesar del anonimato de las encuestas, tras estas se informó de la existencia, en esta escuela, de un Gabinete de Apoyo a la Salud del Adolescente (GASA). Así, los adolescentes fueron informados de la posibilidad de recurrir a este gabinete siempre que necesitaran ayuda. De los adolescentes que han recurrido al GASA, cinco fueron derivados a la consulta de adolescencia de nuestro hospital por sospecha de depresión.

DISCUSIÓN

Un gran número de trabajos han intentado estudiar la presencia de sintomatología depresiva en la adolescencia10. Muchas veces se ha constatado dificultad en realizar el diagnóstico diferencial entre la patología psiquiátrica y los conflictos de la adolescencia. Los síntomas depresivos son frecuentes en la adolescencia, siendo una importante causa del absentismo y el fracaso escolar y un importante factor generador de comportamientos de riesgo10,11. La presencia de síntomas depresivos no nos indica necesariamente un diagnóstico psiquiátrico. Los sentimientos depresivos pueden ser respuestas normales a situaciones adversas, siendo considerados patológicos cuando se prolongan demasiado o son desproporciónales al evento causante11,12.

Se ha constatado un aumento del número de casos de depresión entre los adolescentes, que se debe probablemente a una menor resistencia parental al estrés cotidiano y a la disminución de la tolerancia a la mínima frustración13,14.

Las puntuaciones totales medias obtenidas son ligeramente inferiores a las encontradas en otros estudios, pero el porcentaje de alumnos con sintomatología depresiva grave es idéntico a otras series (5%)10,13-15.

Tal como está descrito en la bibliografía, el sexo femenino presenta una incidencia de síntomas depresivos superior a la de sus pares del sexo masculino1,10,15. Lo que, de acuerdo con algunos autores (Nolen-Hoeksema e Girgus, 1994), se debe a un mayor número de factores de riesgo en el sexo femenino en relación con el sexo masculino y que se vuelve más llamativo en la adolescencia17. En este contexto, la identificación precoz de adolescentes en riesgo potencial de desarrollo de sintomatología depresiva debe ser de interés no solo para el profesional de la salud sino también para los profesores, compañeros y padres, que primeramente contactan con el joven. Los primeros síntomas pueden ser sutiles, por lo que resulta importante un alto índice de sospecha.

En una de las escuelas secundarias del centro de Viseu (Portugal) fue creado en el año lectivo de 1998/1999 el GASA. Este gabinete está compuesto por un equipo constituido por profesionales del Centro Hospitalario Tondela-Viseu (Portugal) (psiquiatra infantil, pediatra y varios residentes de Pediatría y Psicología Clínica, y nutricionista). Este grupo tiene como objetivo apoyar a los jóvenes en todas las situaciones que se relacionen, directa o indirectamente, con su salud. Salir del hospital al encuentro de esos jóvenes es una oportunidad única de los profesionales de la salud para estar en el terreno y permitir a los adolescentes conseguir la ayuda que necesitan en su propio medio. La posibilidad de observar precozmente la existencia de síntomas indicadores de depresión permite una actuación preventiva y la elaboración de programas de acompañamiento de estos jóvenes. La presencia de síntomas depresivos en esta franja etaria está relacionada con bajos niveles de autoestima y con una mayor propensión a la delincuencia y los comportamientos de riesgo, como el consumo de alcohol y drogas. Siendo así, es de extraordinaria importancia el reconocimiento de estos adolescentes de riesgo. Para minimizar el riesgo de depresión es importante la existencia de soportes sociales como la familia, el grupo de amigos y la escuela.

CONFLICTO DE INTERESES

Las autoras declaran que este artículo resultó premiado entre los diez mejores pósteres en el 61.º Congreso Nacional de la AEP, celebrado en Granada el 31 de mayo y el 1 y 2 de junio de 2012.

ABREVIATURAS: BDI: Inventario de Depresión de Beck • GASA: Gabinete de Apoyo a la Salud del Adolescente.

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