Vol. 12 - Num. 45
Originales
Ángel Edo Martíneza, I Montaner Gomisb, A Bosch Moragaa, MR Casademont Ferrera, MT Fábrega Bautistaa, Á Fernández Buenoc, M Gamero Garcíac, MA Ollero Torresc
aPediatra. CAP Carmel (Institut Català de la Salut). Barcelona. España.
bMédico de Familia. CAP Carmel (Institut Català de la Salut). Barcelona. España.
cDUE. CAP Carmel (Institut Català de la Salut). Barcelona. España.
Correspondencia: Á Edo. Correo electrónico: aedo.bcn.ics@gencat.cat
Cómo citar este artículo: Edo Martínez Á, Montaner Gomis I, Bosch Moraga A, Casademont Ferrer MR, Fábrega Bautista MT, Fernández Bueno Á, et al. Estilos de vida, hábitos dietéticos y prevalencia del sobrepeso y la obesidad en una población infantil. Rev Pediatr Aten Primaria. 2010;12:41-52.
Publicado en Internet: 31-03-2010 - Número de visitas: 24694
Resumen
Objetivos: conocer la prevalencia del sobrepeso y la obesidad en la población infantil, las características de sus hábitos dietéticos, su estilo de vida y otros determinantes asociados.
Material y métodos: diseño: estudio descriptivo transversal. Emplazamiento: Centro de Atención Primaria, ámbito urbano. Participantes: niños > 6 y < 10 años del ABS El Carmel (Barcelona) (n = 716).
Criterios de selección: muestra aleatoria –n = 340; prevalencia: 15%; intervalo de confianza (IC): 95%; precisión: 3%– de la base de datos SIAP (Sistema de Información en Atención Primaria). No se establecieron criterios de exclusión. Sin respuesta: n = 63 (95%: errores de filiación; 5%: falta de interés).
Mediciones principales: peso y talla –para el índice de masa corporal (IMC)–, test rápido Krece Plus y test corto de actividad física Krece Plus (para hábitos dietéticos y estilo de vida). Análisis descriptivo y bivariado: chi al cuadrado, test de la t de Student, test de Anova, test de correlación y regresión logística.
Resultados: 276 encuestas (81,4%). Prevalencia del sobrepeso: 11,59% (IC 95%: 7,81%-15,32%); prevalencia de la obesidad: 10,14% (IC 95%: 6,58%-13,7%). Hábitos alimentarios: 52,3% tiene una alimentación óptima y 4,4% presenta hábitos inadecuados. Estilo de vida: malo: 58,7%; bueno: 3,6%. La media del IMC es superior (p < 0,05) en los niños más inactivos, cuando el nivel de estudios de la madre es bajo o si nacieron fuera de España. El sobrepeso y la obesidad infantiles son 3,6 veces superiores (IC 95%: 1,37-8,05) si el padre es obeso y 3,1 veces superiores (IC 95%: 1,19-7,31) si lo es la madre.
Conclusiones: el estudio proporciona una línea de base para establecer las directrices y actividades del programa de intervención comunitaria para la prevención de la obesidad infantil.
Palabras clave
● Atención Primaria ● Ejercicio físico ● Hábitos dietéticos ● Obesidad InfantilEn el Área Básica de Salud (ABS El Carmel) se inició hace varios años un proceso de orientación comunitaria con la metodología de la Atención Primaria Orientada a la Comunidad (APOC)1. La primera etapa de este ciclo de trabajo, conocida como examen preliminar, condujo a un listado con los principales problemas y necesidades de salud del barrio. Después de un proceso de discusión y consenso entre los miembros del equipo comunitario, se priorizó la obesidad infantil como uno de los problemas que más preocupaban al equipo de Atención Primaria (EAP) y a la población. Efectivamente, la obesidad es un problema emergente, especialmente entre los más jóvenes, y con un elevado potencial de morbimortalidad2,3, ya que se asocia a múltiples patologías, no sólo en la edad pediátrica, sino también en la vida adulta4,5,6. La tendencia al aumento en la prevalencia del sobrepeso y la obesidad en este grupo de edad es un hecho que preocupa no sólo a la población, sino también a la comunidad científica, lo que está movilizando esfuerzos por parte de las administraciones7. Otras consideraciones que se tuvieron en cuenta al priorizar fueron: la necesidad de un enfoque comunitario y multidisciplinar –ya que se involucran el ámbito familiar, comunitario, escolar, empresarial y sanitario– y ofrecer a la población infantil mayores posibilidades de prevención.
Una vez priorizado este problema de salud, y antes de planificar cualquier intervención, el EAP decidió realizar un estudio epidemiológico que permitiera conocer con más profundidad el problema y disponer de una línea de base para observar su evolución en el tiempo y evaluar los resultados de la futura intervención. Este estudio –previo a la implementación del programa de intervención– es lo que se denomina en la metodología APOC diagnóstico comunitario selectivo.
Los objetivos de este diagnóstico se definieron como: a) conocer la prevalencia del sobrepeso y la obesidad en la población infantil adscrita a la ABS El Carmel; b) averiguar las características y la calidad de sus hábitos alimentarios; y c) saber sus hábitos en la práctica de ejercicio físico. Como objetivo secundario se pretendía, además, conocer otros determinantes asociados al desarrollo de sobrepeso-obesidad en esta población.
Se diseñó un estudio descriptivo transversal que se llevó a cabo de enero a junio de 2005. La posibilidad de realizar este estudio a toda la población infantil representaba una inversión de tiempo y recursos que no estaban disponibles, por lo que se decidió centrar el diagnóstico en un grupo de edad concreto, de fácil acceso para realizar las entrevistas y que se utilizaría en el futuro como indicativo de la evolución del problema. Por dicho motivo se eligió como población diana a los niños adscritos a la ABS de > 6 y < 10 años. No se establecieron criterios de exclusión. El número de niños para este grupo de edad era de 716 en enero de 2005. Se calculó el tamaño para una muestra representativa con los siguientes parámetros basados en la revisión bibliográfica8: prevalencia esperada de la obesidad: 15%; intervalo de confianza (IC): 95%; y precisión: 3%. Tamaño de la muestra (con corrección de poblaciones finitas y un 10% de no respuestas): 340. La muestra se extrajo aleatoriamente de la base de datos SIAP (Sistema de Información en Atención Primaria).
Como variables principales del estudio se eligieron:
Como variables secundarias se eligieron: peso al nacer, lactancia materna (y tiempo), coexistencia de enfermedad crónica en el niño, presencia de obesidad o sobrepeso en los padres (a través del peso y la talla declarados y el cálculo del IMC), situación familiar (padres convivientes o no), escuela del niño, origen del niño y de los progenitores (y tiempo de residencia si era extranjero), nivel de instrucción del padre y de la madre, situación laboral del cabeza de familia y tipo de trabajo de éste.
Para la obtención de los datos se planificó la realización de una encuesta sobre la alimentación y el estilo de vida, así como un examen físico a la muestra de la población diana. A partir del listado de la muestra, el equipo de Pediatría organizó la forma de contactar con los padres. El resto de los miembros del equipo participó con diferente grado de compromiso según su disponibilidad. Durante los meses de enero a junio de 2005 se llevaron a cabo las encuestas y las mediciones somatométricas del estudio.
Los datos se introdujeron en formularios de formato Access® para su posterior tratamiento estadístico, realizado con el paquete SPSS®. Se llevó a cabo el análisis de cada una de las variables estudiadas calculando las frecuencias, los porcentajes para las variables categóricas, la media, la desviación estándar y el IC del 95% para las variables cuantitativas.
El análisis estadístico bivariado se efectuó comparando la variable principal del estudio (IMC de los niños) con el resto de las variables estudiadas. Este análisis se realizó desde dos perspectivas: por un lado, se utilizó el IMC como variable categórica –normopeso (N), sobrepeso (S) y obesidad (O)–; y, por otro, como variable cuantitativa continua (valor del IMC). Los test estadísticos utilizados fueron: chi al cuadrado para comparar porcentajes, test de la t y de Anova para la comparación de medias y test de correlación para comparar dos variables cuantitativas o sus equivalentes no paramétricos si no se cumplían las condiciones de aplicación. Se realizó una regresión logística tomando como variable dependiente la existencia o no de obesidad y, como variables independientes, aquellas que habían resultado con asociación estadísticamente significativa en el análisis bivariado. El nivel de significación se fijó en una p ≤ 0,05. En los casos en que los efectivos eran insuficientes para su tratamiento estadístico se agruparon en categorías las variables de: IMC (normopeso y sobrepeso + obesidad), horas de televisión (en menos y más de 3 horas) y horas de deporte (en ninguna, 1-3 horas y más de 3 horas de deporte a la semana).
De una muestra inicial de 339 individuos, se realizaron 276 encuestas, lo que representa una participación del 81,4%. Las no respuestas (63) corresponden en su mayor parte (95%) a niños que consultaron poco y con los que no fue posible contactar por teléfono (por error en los datos de filiación). Otros se negaron a participar aduciendo falta de tiempo o de interés (5%).
La distribución por sexos fue homogénea (50% para cada grupo). La prevalencia del sobrepeso en ambos sexos fue del 11,59% (IC 95%: 7,81%-15,32%) y la de la obesidad del 10,14% (IC 95%: 6,58%-13,7%).
En las tablas 1 y 2 se muestran los resultados obtenidos a partir del test sobre hábitos alimentarios, que revelan que el 52,3% de los niños sigue una alimentación mediterránea óptima y sólo un 4,4% presenta hábitos totalmente inadecuados. También hay que destacar el alto consumo de legumbres (88,7%), pasta y arroz (85,5%), y la utilización mayoritaria del aceite de oliva (95,3%). Por otro lado, son bajos los porcentajes de quienes consumen una segunda fruta (35,5%) o ración de verduras (15,6%) a diario. No son irrelevantes los porcentajes de niños que no desayunan (5,8%) o que lo hacen con bollería industrial (16%).
En la tabla 3 se muestran los resultados referidos a la actividad física, que evidencian que una proporción importante (35,9%) de la población estudiada no practica ninguna actividad deportiva extraescolar, y que un 51,8% practica menos de 2 horas a la semana. Por otra parte, hasta un 63,4% invierte 2 o más horas al día en actividades sedentarias como ver la televisión o jugar con videojuegos.
De acuerdo con estos datos, debe considerarse que un 58,7% de la población presenta un mal estilo de vida y que sólo un 3,6% tiene uno bueno.
Respecto a las variables secundarias, cabe subrayar que un 10,9% de los niños de la muestra y un 15,6% de los padres han nacido en el extranjero, que el 22,5% de los progenitores no son convivientes y que un 33% de los niños son hijos únicos. El 58,7% de los padres tiene un nivel de instrucción bajo (sólo primaria o menos), mientras que en las madres el porcentaje es superior (63,3%); esta diferencia es significativa (p = 0,035). Existen también diferencias significativas (p < 0,001) entre el nivel de paro en los padres (1,4%) y las madres (4,7%).
La información referida a la presencia de obesidad y/o sobrepeso en los progenitores muestra que un 41% de los padres presenta sobrepeso y un 12% obesidad, mientras que entre las madres los porcentajes son inferiores: un 23,4% tiene sobrepeso y un 10,4% obesidad; estas diferencias resultan significativas (p = 0,001).
De los niños de la muestra, el 72,5% recibió lactancia materna con una duración media de 6,8 meses (IC 95%: 5,85-7,74). La lactancia materna fue superior a 3 meses en el 64% de los casos y en el 10% superó los 13 meses.
El análisis bivariado no evidenció una relación estadísticamente significativa entre el IMC categorizado (existencia o no de sobrepeso/obesidad) y la mayoría de las variables estudiadas: actividad física (horas de deporte y de televisión), hábitos alimentarios, sexo, peso al nacer, lactancia materna, nivel de estudios de la madre y lugar de nacimiento de los niños o de los padres (tabla 4).
Por el contrario, sí se han encontrado diferencias entre las medias del IMC de los niños cuando se han analizado las horas de televisión, el nivel de estudios de la madre y el lugar de nacimiento del niño (tabla 5).
En este sentido, las medias del IMC son mayores entre los que permanecen más inactivos, el nivel de estudios de la madre es bajo o nacieron fuera de España. La variable que más significativamente se encuentra relacionada con el IMC de los niños es la presencia de obesidad en los padres. Esta relación es patente cuando se realiza un análisis del IMC por categorías o como variable cuantitativa continua (tabla 6).
Además, el IMC del niño sigue una correlación positiva del 29% y 26% con los IMC del padre y de la madre respectivamente, y estadísticamente significativa.
Según el modelo de regresión logística ajustado por sexo, edad y obesidad del padre o de la madre, el sobrepeso o la obesidad era 3,6 veces superior (IC 95%: 1,37-8,05) si el padre era obeso, y 3,1 veces superior (IC 95%: 1,19-7,31) si lo era la madre. También se observó que la edad de los niños se asociaba de forma positiva con la obesidad con una odds ratio de 1,4 (IC 95%: 1,02-1,78).
La muestra se calculó con una previsión de no respuestas del 10%. Finalmente, este porcentaje ha sido superior, pero consideramos que el 81,4% de respuestas es aceptable para la finalidad de este estudio y que las características de las no respuestas no se relacionan con el objeto del estudio, excepto en un solo caso conocido de obesidad y expreso rechazo de participar.
Los resultados de obesidad y sobrepeso (un 21,6% en su conjunto) obtenidos en el presente estudio son comparables a los de otros estudios realizados en ámbitos cercanos al nuestro. No obstante, constatamos en algunos casos que nuestras cifras de sobrepeso y obesidad son moderadamente inferiores a las observadas en otros estudios11-15. Esta diferencia puede tener diversas explicaciones: los grupos etarios no son exactamente los mismos en los diferentes estudios, las tablas utilizadas también pueden ser distintas y es posible que realmente la prevalencia sea diferente en nuestra zona. Hemos de considerar que, de un modo mayoritario, los niños de nuestra población han seguido el programa de salud infantil16 que desde principios de los años noventa se puso en marcha en nuestro centro. Por lo tanto, a la mayoría de los niños y familias del estudio ya se les ha ido proporcionando el consejo dietético que puede haber mejorado sus hábitos.
En la actualidad se plantea el carácter protector que la dieta mediterránea ejercería con relación al desarrollo de la obesidad, y algunos estudios, aunque no todos, así lo confirmarían17-20. En este sentido, podemos considerar que nuestra población presenta una aceptable adecuación a la mencionada dieta. En lo que respecta a la actividad física, varios estudios muestran que el sedentarismo y la disminución del gasto energético son factores decisivos en el desarrollo y la progresión de la obesidad8,21-23. En nuestro estudio, esta relación entre el ejercicio físico y la obesidad no ha podido constatarse, aunque sí se muestra que la media del IMC es mayor entre los niños que permanecen más tiempo realizando actividades sedentarias (televisión o videojuegos). Respecto al estilo de vida, que se refiere tanto al ejercicio como al sedentarismo, nuestra población presenta unos resultados sensiblemente mejorables, ya que sólo un 3,6% presenta un estilo de vida óptimo y un 96,4% uno regular o malo. Si comparamos estos resultados con los obtenidos en el análisis de la actividad física del estudio enKid24 para la misma franja etaria (23,1% con un estilo de vida óptimo y 76,9% con uno regular o malo), constatamos diferencias sustanciales que aconsejarían la puesta en marcha de programas para estimular la actividad física de los jóvenes y niños en detrimento del sedentarismo.
Además de los hábitos alimentarios y la actividad física, existen otros factores de riesgo que se han relacionado con la aparición de la obesidad en el niño25. Un factor de gran potencia predictiva es la obesidad o el sobrepeso de los padres26-28. También la mayoría de estudios, aunque no todos, establecen la lactancia materna y su duración como un factor protector de la obesidad infantil29-32. Otras variables que se mencionan son alto peso al nacer27,33, nivel socioeconómico y de instrucción bajos34,35, crecimiento rápido en determinadas épocas de la infancia36,37, tabaquismo materno durante la gestación30,38 y horas de sueño (relación inversa)33,39.
En el análisis bivariado efectuado que relaciona las variables principales y secundarias con el IMC se ha encontrado una correlación significativa entre la obesidad de los padres y la obesidad-sobrepeso de los niños. Como hemos señalado, esta relación ya ha sido advertida en múltiples estudios y ha de ayudarnos a la detección de niños en riesgo de obesidad. La falta de relación entre la mayoría del resto de variables y el IMC cabe atribuirla al propio diseño del estudio, pensado para establecer una línea de base descriptiva de nuestra población y, por tanto, sin efectivos poblacionales ni potencia estadística suficiente para esta finalidad.
El presente estudio, además de establecer una valoración inicial de nuestra población, nos ha indicado algunos aspectos que se han tenido en cuenta al establecer las directrices y las actividades del programa de intervención comunitaria para la prevención de la obesidad infantil, puesto ya en marcha en nuestro centro. Estos aspectos son:
Los autores declaran no presentar conflicto de intereses en relación con la preparación y publicación de este artículo.
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