Vol. 22 - Num. 88
Editorial
Cómo citar este artículo: Comité Editorial. Las prepublicaciones han llegado para quedarse. Rev Pediatr Aten Primaria. 2020;22:347-8.
Publicado en Internet: 10-12-2020 - Número de visitas: 5803
Las prepublicaciones (manuscritos publicados en formato electrónico sin revisión por pares y con acceso libre) han crecido extraordinariamente, como pone de manifiesto una revisión publicada en este mismo número de la Revista Pediatría de Atención Primaria1. Las urgencias, la incertidumbre y la necesidad de información de la pandemia de COVID-19 han creado el caldo de cultivo en el que las prepublicaciones se han hecho fuertes, con el propósito de salvar algunos de los problemas de las publicaciones tradicionales con revisión por pares, que vienen de lejos.
Pero ¿están ayudando a la mejora de los procesos de resolución de las incertidumbres, o de los resultados obtenidos en las personas que enferman, o del impacto de la pandemia actual en términos de salud pública? Esta es una pregunta difícil, cuya respuesta definitiva necesita una perspectiva temporal amplia, por lo que, de momento queda en la mesa, entre los asuntos pendientes.
Algunas de las ventajas de la prepublicación son evidentes: promueve la difusión del conocimiento científico y acorta los largos tiempos de gestión del proceso de publicación propio de las revistas tradicionales. Otras no son tan claras, como es su contribución a la reducción del sesgo de publicación. En todo caso, la prepublicación viene a rellenar una brecha pendiente, aunque no está exenta de riesgos y efectos no deseados.
Una de las críticas más sólidas es que las prepublicaciones pueden contener y difundir información y conclusiones erróneas, y que ello podría promover prácticas incorrectas en la atención a los pacientes y en la resolución de los problemas2. Los manuscritos enviados a un servicio de prepublicaciones son sometidos solo a una evaluación genérica muy básica que no garantiza la calidad del contenido, aunque algunos estudios muestran un apreciable nivel de autocontrol de los investigadores que recurren a ellos3.
Las prepublicaciones no solo se difunden en ámbitos profesionales. Es notable en estos meses de pandemia la avidez por la información y las noticias de última hora. En este contexto, las prepublicaciones han llegado hasta los medios de comunicación generalistas y el gran público, y no siempre para contribuir a la información, sino más bien a la desinformación4, por el uso distópico por parte de los medios de comunicación y las redes sociales.
Las prepublicaciones han cubierto brechas importantes en el proceso de la publicación científica. Es muy relevante también su contribución a satisfacer la necesidad de ciencia accesible en general, pero debe encontrar su lugar e implementar controles de calidad que les den coherencia con los objetivos. Los destinatarios de la prepublicación son los propios investigadores científicos y los profesionales involucrados en la atención a las poblaciones (salud pública) y los pacientes (sanitarios asistenciales), en las muy diversas áreas de competencia. Algo similar a lo que sucede con las comunicaciones y resúmenes presentados en congresos y reuniones científicas dirigidas a colectivos concretos, pero traspasando las limitaciones de este tipo de eventos con la ayuda de las tecnologías de la comunicación.
Tres serían los retos que ha de afrontar y resolver la prepublicación en un primer término: 1) evitar ser un refugio de investigadores con pocos escrúpulos y necesitados de notoriedad, que opten por esta vía como alimento principal de su currículo científico (mediante posibles acciones a distinto nivel, como imponer un embargo temporal de noticias, retirar o marcar manuscritos no publicados en revistas con revisión por pares tras un tiempo razonable, y desanimando su cómputo curricular); 2) promover la correcta lectura e interpretación de lo publicado por parte de los profesionales, y 3) evitar ser una fuente inagotable de titulares gruesos para los medios de información generalistas.
Bienvenida sea la prepublicación, pero la comunidad científica, los colectivos profesionales, la industria editorial y la comunidad académica deberán promover un debate abierto sobre ello y encontrar su lugar. Como con toda la investigación científica, aunque con las prepublicaciones más, es responsabilidad de los investigadores, los profesionales sanitarios y los medios de comunicación contextualizar y relativizar los hallazgos científicos puntuales, siempre susceptibles de ser moldeados o refutados por nuevas pruebas científicas, evitando facilitar que los profesionales y la población extraigan conclusiones alejadas de la realidad o de lo razonable.
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