M.ª Teresa Jarabo Garcíaa, JI García Moránb
aMédico de Familia. CS de San Lorenzo de la Parrilla. Cuenca. España.
bMédico de Familia. CS de Belmonte. Cuenca. España.
Correspondencia: MT Jarabo. Correo electrónico: mjarabo@sescam.jccm.es
Cómo citar este artículo: Jarabo García MT, García Morán JI. Hematocolpos secundario a himen imperforado. Causa infrecuente de masa abdominal. Rev Pediatr Aten Primaria. 2013;15:339.e165-e168.
Publicado en Internet: 09-01-2014 - Número de visitas: 24726
Resumen
El himen imperforado es una rara malformación congénita que ocurre en el 0,1% de los recién nacidos del sexo femenino. Los síntomas son variables e inespecíficos, siendo el dolor abdominal la forma de presentación clínica más frecuente. El diagnóstico es de sospecha y puede hacerse en Atención Primaria con una simple exploración genital. El tratamiento es quirúrgico y consiste en una incisión en cruz del himen.
El objetivo de la presentación de este caso es destacar la importancia de la exploración de los genitales a todos los recién nacidos en las revisiones del programa de salud infantil, para el diagnóstico temprano de esta malformación y evitar la aparición de complicaciones posteriores.
Palabras clave
● Hematocolpos ● Himen imperforado ● Masa abdominalEl himen (del griego ύµήν “membrana”)1 es un vestigio membranoso que deriva de una invaginación de la pared posterior del seno urogenital, y representa el límite entre el bulbo sinovaginal (placa vaginal) y el seno urogenital (Fig. 1). Normalmente se perfora durante las últimas etapas del desarrollo embrionario; si no hay perforación, se denomina himen imperforado2.
El himen imperforado no suele causar síntomas hasta la pubertad, cuando se diagnostica por ciclos menstruales dolorosos sin hemorragia genital (criptomenorrea). Rara vez se detecta en el periodo fetal y neonatal dando lugar a un hidrocolpos por acúmulo de secreciones vaginales de tipo mucoide debido a los estrógenos maternos3.
Se presenta un caso y se plantea el diagnóstico diferencial de una masa abdominal en niñas adolescentes.
Niña de 14 años que acude al Servicio de Urgencias de nuestro centro de salud acompañada de su madre, por presentar una masa en abdomen, sin saber precisar desde cuándo la tiene. Según cuenta la madre, ha acudido a Urgencias en varias ocasiones por dolor abdominal que cedió con analgésicos.
No refería fiebre, vómitos o molestias urinarias. Entre sus antecedentes personales destaca una criptomenorrea y estreñimiento habitual. Al explorar el abdomen se observó una tumoración en el hipogastrio que en la palpación se nota blanda, redondeada, no adherida y no dolorosa; desarrollo de caracteres sexuales secundarios estadio IV-V de Tanner. No se exploraron los genitales ni se hizo tacto rectal. Se derivó a Urgencias del hospital de referencia para hacer una valoración por el ginecólogo. A continuación se le hizo una analítica, que fue normal, un test de embarazo, un sondaje vesical, tras el cual persistía la tumoración, y una ecografia pélvica donde se vio una voluminosa lesión quística que ocupaba el hipogastrio por detrás de la vejiga y desplazando el útero cranealmente. Se demuestra continuidad con el cérvix, resultando compatible con hematocolpos; no se visualizó ninguna otra malformación genitourinaria asociada (Fig. 2).
Se le practicó una incisión en cruz del himen para evacuar la sangre acumulada. A las 24 horas fue dada de alta, evolucionando favorablemente. Actualmente tiene unas menstruaciones moderadamente dolorosas y regulares.
El himen imperforado, aunque es la malformación congénita más frecuente de la vagina, es poco común, ya que se observa en el 0,1% de los recién nacidos del sexo femenino; su verdadera incidencia es difícil de precisar. La edad media de presentación está en 14,8 años4. Suele presentarse de manera esporádica, aunque hay descritos casos familiares en la bibliografía5. Puede asociarse con diversas malformaciones genitourinarias: vaginales (hemivagina, agenesia vaginal, septo transverso), uterinas (hemiútero) y urinarias (agenesia renoureteral, duplicaciones ureterales, riñones en herradura); digestivas, vertebrales y anorrectales4.
En nuestra paciente no se asoció con ninguna otra malformación, como pudo confirmarse con el estudio ecográfico. El motivo más frecuente de consulta es por dolor abdominal cíclico en adolescentes con criptomenorrea o por una masa en el hipogastrio, como ocurrió en este caso. Otros signos y síntomas clínicos descritos en función de la estructura afectada son: retención aguda de orina, infección urinaria, disuria o hidronefrosis bilateral por compresión de uretra y uréteres, estreñimiento por compresión de recto y edemas en las extremidades inferiores por compresión de las venas iliacas4,6.
El diagnóstico de sospecha puede realizarse en Atención Primaria explorando los genitales, donde se observaría un himen tenso y de color azulado debido a las secreciones retenidas, o haciendo un tacto rectal, en el que se palparía un tumor elástico que corresponde a la vagina; en nuestra paciente no se hizo ninguna de estas exploraciones. El diagnóstico definitivo lo proporcionó la ecografía pélvica que, además, permitió descartar otras malformaciones asociadas7,8. Cuando lo anterior no es posible, se puede realizar una ecografía transperineal o transrectal y también una resonancia magnética o una tomografia computarizada8 para casos más complicados. La analítica que se le hizo a la paciente no aportó ningún dato al diagnóstico. Algunos autores han detectado un aumento de los marcadores tumorales Ca19-9 y Ca125. Estos marcadores pueden elevarse también en determinadas patologías benignas como el hematocolpos, la endometriosis, la fibrosis uterina y la enfermedad inflamatoria pélvica8.
El diagnóstico diferencial hay que hacerlo con otras patologías que cursan con una masa abdominal en niñas adolescentes, como el embarazo –poco probable en este caso, puesto que refería no haber tenido relaciones sexuales–, el quiste ovárico, el tumor ovárico y el neuroblastoma, entre las más frecuentes10.
Esta anomalía debe detectarse lo más tempranamente posible para evitar complicaciones producidas por el reflujo menstrual retrógrado a través de la vagina (hematocolpos), que puede aumentar y distender el útero (hematometra), las trompas de Falopio (hematosalpinx) y la cavidad peritoneal (hemoperitoneo), y porvocar endometriosis, adenosis vaginal, fibrosis y esterilidad2.
El tratamiento consiste en una incisión central en cruz (himenectomía) sobre la membrana himenal para el drenaje de las secreciones acumuladas, colocando previamente una sonda de Foley para comprobar y proteger la permeabilidad uretral. Este fue el tratamiento que se hizo en el caso descrito. Otra alternativa es colocar un catéter de Foley durante dos semanas para dañar lo menos posible la estructura del himen. Hay autores que aconsejan la supresión menstrual con anticonceptivos orales durante 3-6 meses, después de la cirugía2,4.
En todos los casos, el pronóstico es bueno con cualquiera de las técnicas mencionadas.
Los autores declaran no presentar conflictos de intereses en relación con la preparación y publicación de este artículo.
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