Vol. 27 - Num. 105
Notas clínicas
Gerardo Vizmanos Lamottea, Josep Ramon Ferreres Rierab
aPediatra. Centre Mèdic i Quirúrgic. Escaldes-Engordany. Andorra. Pôle Pédiatrique de Cerdagne ALEFPA. Osséja. Francia. Hospital de Cerdaña. Puigcerdá. España.
bDermatólogo. Centre Mèdic i Quirúrgic. Escaldes-Engordany. Andorra.
Correspondencia: G Vizmanos. Correo electrónico: gerardovizmanos@gmail.com
Cómo citar este artículo: Vizmanos Lamotte G, Ferreres Riera JR. Prurito acral por parvovirus B19 . Rev Pediatr Aten Primaria. 2025;27:[en prensa].
Publicado en Internet: 10-02-2025 - Número de visitas: 115
Resumen
El megaloeritema es una infección causada por el parvovirus B19 que se da principalmente en la infancia. Las manifestaciones clínicas consisten en síntomas inespecíficos como febrícula y ligero malestar, acompañados de eritema malar y erupción simétrica reticulada en extremidades y tronco.
Ante la presencia de prurito intenso nocturno plantar en niños que hayan presentado un exantema en los días previos, debería tenerse en cuenta la infección por parvovirus B19.
Palabras clave
● Megaloeritema ● Parvovirus B19 ● Prurito acralEl megaloeritema, eritema infeccioso o quinta enfermedad es una infección causada por el parvovirus B19, virus ADN monocatenario, que se da principalmente en la infancia (más frecuente en los niños de 5 a 7 años) y que a menudo cursa en forma de epidemias en primavera. Su curso es bien conocido y suele ser benigno y autolimitado, excepto en individuos afectos de hemoglobinopatías o inmunosuprimidos. Las manifestaciones clínicas en el niño sano consisten en síntomas inespecíficos, como febrícula y ligero malestar, acompañados de eritema malar (“enfermedad de la bofetada”) y erupción simétrica reticulada en extremidades y tronco. La erupción puede reactivarse durante varias semanas por determinados factores como la luz, el sol o el calor. De forma excepcional, aparece el denominado síndrome pápulo-purpúrico en guantes y calcetines, consistente en lesiones papulosas, purpúricas o petequiales, limitadas a manos y pies. Ocasionalmente, los niños describen un prurito leve en las zonas de la erupción1.
Presentamos el caso de una niña sana de 6 años, que consultó por prurito intenso de la planta de los pies que la despertaba de madrugada. En los días previos, estando de vacaciones y tras haberse bañado en una piscina, enviaron una foto al pediatra donde se apreciaba eritema malar (Figura 1) y erupción discretamente reticulada en extremidades. Se orientó inicialmente como urticaria solar y se aconsejó administración de antihistamínicos orales (desloratadina 2,5 mg al día) y crema hidratante. Ante la persistencia y el aumento de la intensidad del prurito plantar con sensación urente y que la despertaba de madrugada durante 3 horas, volvieron a consultar. Las plantas no presentaban eritema ni otras lesiones y el resto de exploración física era normal. El dermatólogo orientó el cuadro como prurito plantar intenso asociado a probable megaloeritema. Se inició tratamiento con hidroxicina (2,5 mg/kg/día) y prednisolona oral (1,5 mg/kg/día) con mejoría y desaparición del prurito a las 48 horas. Se solicitó análisis de sangre en el que el hemograma y fórmula fueron normales, así como la bioquímica y el metabolismo del hierro (para descartar un síndrome de piernas inquietas). Destacaban las serologías positivas a parvovirus B19 (IgM 3,97 e IgG 3,22), por lo que se confirmó el diagnóstico de prurito acral secundario a infección por parvovirus B19. Tras volver de vacaciones a la playa, la erupción cutánea en cara (eritema malar) y tronco (exantema reticulado) se reactivó (Figura 2), tras 17 días desde el inicio de cuadro, sin que volviera a aparecer prurito acral.
El parvovirus B19 es un virus pequeño de ADN monocatenario que infecta principalmente a los humanos. Es conocido por causar una variedad de manifestaciones clínicas, la más notable de las cuales es la “quinta enfermedad” o eritema infeccioso, que se caracteriza por una erupción en forma de “mejilla abofeteada” en los niños2. Sin embargo, el parvovirus B19 también puede provocar otros síntomas, como artralgia, anemia y manifestaciones cutáneas, como prurito acral3. La relación entre el parvovirus B19 y el prurito acral no suele enfatizarse en la literatura, pero hay casos en los que los pacientes presentan lesiones cutáneas pruriginosas durante o después de una infección4. El mecanismo exacto por el cual el parvovirus B19 induce el prurito sigue sin estar claro; sin embargo, se plantea la hipótesis de que la respuesta inmunitaria a la infección viral puede desencadenar la liberación de histamina u otros mediadores inflamatorios que contribuyen a la sensación de picazón4. En la publicación de Lyon5, se destaca el prurito acral severo asociado con la infección por parvovirus B19, sugiriendo que el parvovirus B19 puede provocar un malestar significativo e impactar en la calidad de vida de las personas afectadas. Al evaluar a un paciente con prurito acral, es esencial considerar un diagnóstico diferencial amplio, particularmente cuando se sospecha una infección viral como el parvovirus B19. Se deben tener en cuenta las siguientes condiciones: reacciones alérgicas como dermatitis de contacto o reacciones alérgicas a agentes tópicos, metales o plantas, que pueden provocar picazón localizada6; urticaria aguda o crónica, que puede presentarse con picazón intensa y puede ser desencadenada por alimentos, medicamentos o factores ambientales7; causas infecciosas como sarna, que es una infestación parasitaria causante de prurito intenso, particularmente en los espacios interdigitales de los dedos y otras áreas acrales8; infecciones fúngicas como la tiña del pie (pie de atleta), que puede causar picazón localizada y puede imitar el prurito acral9; afecciones dermatológicas como el eczema o la dermatitis atópica, que pueden provocar picazón y suelen localizarse en las zonas flexoras y acrales; la psoriasis en placas, que puede presentarse con lesiones escamosas y pruriginosas, que suelen aparecer en los codos y las rodillas10; afecciones sistémicas, como la enfermedad hepática ─la colestasis y otras afecciones hepáticas pueden provocar prurito generalizado, a menudo más pronunciado en las palmas de las manos y las plantas de los pies11─; la insuficiencia renal, siendo el prurito urémico un síntoma común en pacientes con enfermedad renal crónica12; causas neuropáticas como la neuropatía periférica, que puede provocar sensaciones de picazón, en particular en las extremidades13, y factores psicógenos como la ansiedad o la depresión, que pueden manifestarse como picazón sin una causa física clara14. Ante la presencia de prurito intenso acral en niños que hayan presentado un exantema en los días previos y después de descartar otras etiologías, debe considerarse la posibilidad diagnóstica de parvovirus B19. Al tratarse de una causa infrecuente, una anamnesis dirigida es importante en ausencia de otros datos de alarma para explicar la clínica sindrómica del paciente.
Los autores declaran no presentar conflictos de intereses en relación con la preparación y publicación de este artículo.
Todos los autores han contribuido de forma equivalente en la elaboración del manuscrito publicado.
Los autores han remitido un formulario de consentimiento de los padres/tutores para publicar información de su hijo/a.
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