Vol. 23 - Num. 30
Casos clínicos. Salud mental
Ana Revuelta Cabelloa, José M.ª Mengual Gilb, Neelam Mithumal Dadlani Dadlani a, Rocío Garcés Cubela, Laura Belenguer Polaa, Ana Escribano Garcíaa
aMIR-Pediatría. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa. Zaragoza. España.
bPediatra. CS Delicias Sur. Zaragoza. España.
Cómo citar este artículo: Revuelta Cabello A, Mengual Gil JM, Dadlani Dadlani NM, Garcés Cubel R, Belenguer Pola L, Escribano García A. Más allá de una migraña. Rev Pediatr Aten Primaria. Supl. 2021(30):306.
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Los trastornos somatomorfos constituyen una entidad clínica con elevada prevalencia en pediatría. La inmadurez cognitiva predispone a la manifestación de síntomas psicológicos a través de síntomas físicos. El trastorno conversivo consiste en la manifestación de síntomas neurológicos (motores o sensoriales) sin que exista una base orgánica, creando malestar clínicamente significativo, así como deterioro en el ámbito social y escolar.
Escolar de 13 años con antecedentes familiares de migraña y personales de síncopes vasovagales e hipermetropía. Acude a urgencias por un episodio de 6 horas de evolución de cefalea opresiva frontoparietal y diplopía (segundo episodio durante el último mes). En la exploración física presenta diplopía, visión borrosa, Roomberg dudoso y marcha inestable. Con la impresión diagnóstica de migraña con aura se ingresa y se amplía estudio con las siguientes pruebas complementarias: analítica sanguínea completa con hormonas, serologías, electroencefalograma, tomografía computarizada y resonancia magnética craneal, estudio oftalmológico y cardiológico. Dados los hallazgos clínicos es dada de alta con diagnóstico de cefalea y trastornos visuales. Acude al centro de salud unos días después refiriendo mejoría de la cefalea, pero persistencia de la diplopía y visión borrosa que le interfiere con su vida escolar. Nos planteamos realizar más pruebas complementarias, o por el contrario llevar a cabo un seguimiento en consulta con citas de mayor duración con la paciente y ambos padres en conjunto y por separado. La paciente siempre ha tenido buen rendimiento académico, pero desde que ha empezado con estos síntomas sus resultados han empeorado. Los padres tienen buena relación; cuentan que no ven a su hija tan contenta como antes. La niña ha tenido problemas con un grupo de amigos del colegio, pero ya están resueltos. En las siguientes revisiones observamos cierta inconsistencia entre los síntomas visuales y la exploración física; no se tropieza a pesar de no ver bien, si le distraes no realiza movimientos oculares, pero durante la exploración visual frunce el ceño…En este momento, nos planteamos que pueda tratarse de un trastorno conversivo y recomendamos a los padres un cambio de colegio. Tres meses después la niña queda asintomática, confiesa que ha estado sufriendo ciberacoso por parte de sus compañeros.
Es importante el adecuado enfoque diagnóstico y terapéutico de los trastornos somatomorfos ya que constituyen una gran carga asistencial en atención primaria. Actualmente el acoso y el ciberacoso han de ser sospechas etiológicas que hay que tener en cuenta por nuestra parte dada la elevada prevalencia entre la población infantil.
Los autores declaran no presentar conflicto de intereses en relación con la preparación y publicación de este artículo.
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