Vol. 21 - Num. 82
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Publicado en Internet: 28-06-2019 - Número de visitas: 4663
En las primeras dos décadas del nuevo milenio se ha asistido a una revolución a nivel mundial en cuanto a resultados en salud, entre ellos la supervivencia infantil. La mortalidad antes de los cinco años de vida ha disminuido desde los 17 millones anuales de los años setenta a 5,9 en 2015. Seguramente haya influido en ello el acuerdo mundial recogido en los Objetivos de Desarrollo del Milenio de Naciones Unidas que, terminado el plazo previsto para su cumplimiento, desgraciadamente incompleto, se han visto sucedidos por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el 2030, que contemplan metas más ambiciosas en la lucha contra la pobreza, la desigualdad, el deterioro del medio y por la salud mundial.
Aunque las mejoras sean globales, han sido mucho menores en las regiones donde más se necesitaban, como África Subsahariana (AS), que agrupan el 99% de las muertes infantiles.
El reto con la mortalidad neonatal es mayor y su descenso más lento, estimado en un 3,1% anual, aunque la proporción respecto a la mortalidad en menores de cinco años sea creciente. Aquí también las diferencias regionales resultan escandalosas, multiplicándose las tasas europeas por diez en los países de AS. De persistir las tendencias actuales, tendría que pasar un siglo para que se igualaran.
Llama la atención que, en el periodo neonatal, que solo supone un 0,1% de una vida media de 70 años, se acumule tanto riesgo de mortalidad. Ello se explica en parte por la gran fragilidad del periodo vital inicial y las dificultades de los sistemas de salud para afrontarlos, con dos causas subyacentes: el círculo vicioso pobreza-enfermedad y las disparidades en calidad y accesibilidad a los cuidados básicos de salud. Curiosamente es en AS, donde nacen el 30% de los niños del planeta, donde más marcadas están estas desigualdades. Es evidente que, si con los ODS, se pretende disminuir la mortalidad neonatal a un máximo de 12/1000 recién nacidos vivos (RNV) en cualquier país del mundo, es necesario conseguir mejorar los resultados de AS, entre otros. Para ello es mandatorio conseguir el mínimo de 4 visitas antenatales recomendado por la OMS, así como que los partos sean atendidos en lugares adecuados por personal cualificado. Otro dato que hay que mejorar: las visitas posnatales de salud solo se realizan en el 28% de RNV a nivel global. Quizá el desarrollo de programas con técnicas de diagnóstico rápido en el punto de atención, así como estrategias de vacunación vertical a través de las madres puedan servir de ayuda para conseguir alcanzar los objetivos marcados para el 2030.
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