Vol. 21 - Num. 82
Originales
M.ª Mar Alonso Montejoa, Eduardo Zamorano Gonzálezb, Juana M.ª Ledesma Albarránc
aMIR-Pediatría. Hospital Materno Infantil de Málaga. Málaga. España.
bMédico. Málaga. España.
cPediatra. CS Delicias. Málaga. España.
Correspondencia: MM Alonso. Correo electrónico: marialonsom9@gmail.com
Cómo citar este artículo: Alonso Montejo MM, Zamorano González E, Ledesma Albarrán JM. ¿Qué saben nuestros niños de la escuela primaria sobre acoso escolar? Rev Pediatr Aten Primaria. 2019;21:121-9.
Publicado en Internet: 11-04-2019 - Número de visitas: 13894
Resumen
Introducción: el acoso escolar es un problema actual que está cobrando gran importancia debido al aumento de la prevalencia que está experimentado y a las repercusiones que tiene sobre los niños que lo sufren (problemas de salud, problemas escolares o problemas psicosociales). Objetivos: analizar y conocer las distintas características de las víctimas y acosadores, conocer sus problemas de salud, identificar las características del ciberbullying y analizar la eficacia de intervenciones con los alumnos para prevenir el acoso.
Material y métodos: la muestra está formada por 65 alumnos (el 59,4% eran niñas, el 21,9% víctimas y el 17,2% acosadores), que respondieron una encuesta validada sobre el acoso escolar. El diseño es pretest/postest, con fase de intervención y se constituyen grupo intervenido y no intervenido.
Resultados: existen diferencias entre víctimas y no víctimas en problemas relacionados con los estudios, ubicación del ordenador en el domicilio habitual del niño y también en la emoción de sentirse triste. Observamos que el 12,5% de los alumnos encuestados refieren haber presenciado ciberbullying en los últimos dos meses. Hay diferencias entre pretest y postest en distintas variables (ignorarle, hablar mal de él, pegarle, esconderle cosas). Por último, se encuentran diferencias significativas entre grupo intervenido y no intervenido en robar cosas.
Conclusiones: como conclusión, los resultados obtenidos corroboran la alta importancia en la detección precoz del acoso escolar y la necesidad de instaurar intervenciones para disminuir su prevalencia.
Palabras clave
● Acoso escolar ● Ansiedad ● Depresión ● SomatizaciónEl acoso escolar y la victimización son fenómenos generalizados en la infancia, que cobran una gran importancia y relevancia para diversos agentes educativos y clínicos como padres, profesores, orientadores y profesionales sanitarios.
Según Olweus1, el acoso se define como un comportamiento negativo repetido que ocurre a lo largo del tiempo, en una relación caracterizada por un desequilibrio de fuerza y poder. Es decir, el acoso escolar o bullying es una conducta llevada a cabo por un individuo o un grupo de forma reiterada a lo largo del tiempo con el fin de lastimar, amenazar, intimidar, chantajear, anular, asustar o meterse con otra persona para causarle cualquier tipo de daño. Se diferencia de otro tipo de comportamientos agresivos porque implica un desequilibrio de poder entre la víctima y el acosador2. El acoso puede ser físico o psicológico, atentando en cualquier caso contra la dignidad y los derechos de otro.
Dentro del acoso escolar encontramos una forma particular, el ciberacoso o ciberbullying, a través del uso de dispositivos móviles (mensajes de texto, fotos, llamadas, vídeos), internet (correo electrónico, redes sociales, mensajería instantánea, páginas web, chats) u otras tecnologías de la información y la comunicación2. Los últimos estudios profesionales aportan datos relevantes al respecto. En noviembre de 2011, el estudio sobre seguridad y privacidad en el uso de los servicios móviles por los menores españoles, elaborado por INTECO y Orange, ha revelado que el 2,5% de los menores españoles ha sido objeto de ciberbullying a través de su smartphone por parte de otros menores3.
La participación de los niños en el acoso escolar, ya sea como acosador o como víctima, tiene un grave impacto en su bienestar4,5. Las víctimas corren un mayor riesgo de sufrir problemas de salud, baja autoestima y problemas psiquiátricos, como trastornos de ansiedad, depresión y síntomas psicóticos. Los acosadores tienen más problemas de comportamiento y peor ajuste emocional a lo largo de la vida. Además, tanto las víctimas como los acosadores tienden a obtener peores resultados escolares que los niños que no están involucrados en el acoso4. Estas consecuencias adversas son independientes a los problemas de comportamiento y emocionales preexistentes al momento en el que el acoso y la victimización tienen lugar4,5.
Las víctimas de acoso escolar refieren con más frecuencia sufrir trastornos del sueño, enuresis, dolor abdominal, cefalea y tristeza que aquellos que no se ven involucrados. Del mismo modo, también presentan mayor riesgo de sufrir ansiedad, depresión y absentismo escolar6, existiendo mayor riesgo en el ciberbullying frente al acoso escolar tradicional7,8.
Existe una clara asociación entre el nivel educativo de los padres y la prevalencia de acoso en los hijos. De este modo, hijos de padres desempleados, de bajo nivel educativo o socioeconómico presentan un mayor riesgo de ser víctimas o acosadores. Las familias monoparentales y de padres jóvenes también suponen un factor de riesgo4.
Se trata de un problema cuyas cifras están en aumento. En España, la revisión sistemática de García et al., que incluye 120 000 menores de 14,6 años de media entre 1999-2016, muestra una prevalencia global del acoso escolar tradicional de un 13,3% y de ciberbullying de un 7,62%. El porcentaje de niños y niñas que ha sufrido acoso escolar y ciberbullying al mismo tiempo es del 6,90%9.
Debido a estas cifras de prevalencia tan elevadas y a las repercusiones que puede llegar a tener este problema a nivel educativo y sanitario, se están llevando a cabo intervenciones para prevenir la aparición de este suceso y para saber cómo actuar una vez ha ocurrido (prevención primaria y secundaria, respectivamente).
Objetivos primarios: conocer las distintas características personales y familiares de los alumnos potencialmente víctimas y no víctimas; conocer las distintas características personales y familiares de los alumnos potencialmente acosadores y no acosadores, y estudiar la frecuencia y características del ciberbullying en los alumnos de la muestra estudiada.
Objetivos secundarios: conocer la frecuencia de problemas de salud de los alumnos potencialmente víctimas y acosadores y no víctimas y no acosadores y analizar la eficacia de la realización de varios tipos de intervenciones para la prevención y concienciación en diferentes tipos de alumnos (acosadores, víctimas y testigos).
Estudio cuasiexperimental a través de un diseño pretest-postest, con fase de intervención y dos grupos de alumnos (uno intervenido y uno no intervenido). Un grupo en el pretest, compuesto por niños de quinto curso de Educación Primaria Obligatoria (EPO) fue comparado en el postest un año después cuando cursaban sexto de EPO. Entre pretest y postest, los niños recibieron una intervención en sexto de EPO. También se comparó el grupo intervenido con el grupo no intervenido en la fase postest. En ambos grupos de alumnos se tuvieron en cuenta los subgrupos de víctimas, no víctimas, acosadores, no acosadores y testigos.
La muestra, determinada por muestreo aleatorio simple, está formada por alumnos de sexto curso de EPO de un centro escolar público, perteneciente a una zona residencial media de Málaga capital. Tras firmar el consentimiento informado los tutores legales, se entrega la encuesta a los alumnos del centro educativo seleccionado. Los cuestionarios son anónimos.
Los criterios de exclusión empleados son la no disponibilidad de consentimiento informado firmado por el tutor legal, la negación del alumno a participar y no responder adecuadamente a la encuesta. Este trabajo ha sido presentado ante el Comité de Ética de la Investigación Provincial de Málaga.
El cuestionario empleado es una encuesta validada y utilizada previamente en el informe Violencia escolar: el maltrato entre iguales en la Educación Secundaria Obligatoria 199910, ampliada por los investigadores, al añadir ítems para evaluar el cyberbullying y la somatización de los problemas de salud (Anexo 1 en información complementaria).
Se consideraron las siguientes variables:
Las variables cualitativas fueron catalogadas en nunca, a veces, a menudo y siempre.
En 2015, se realiza la recogida de datos de la encuesta considerada como pretest. En el siguiente curso escolar, se clasifican los alumnos en tres grupos, según aulas. A dos de ellos, elegidos al azar, se les realiza una intervención distinta a cada uno, y el tercer grupo es tomado como grupo control. Tras la intervención llevada a cabo, la recogida de datos del postest se realiza mediante muestreo consecutivo, durante la jornada lectiva de los alumnos en su centro educativo. La cumplimentación de la encuesta es realizada bajo la supervisión de un residente de Pediatría y un estudiante de Medicina que resolvían las dudas que planteaban los alumnos. Los profesores han podido responderlas en cualquier momento, dirigiéndose al residente o estudiante de Medicina en caso de duda.
Las intervenciones llevadas a cabo en cada grupo son las siguientes:
Para los objetivos 1-2 y 4-5 se realizaron análisis de comparación entre grupos y mediciones con la prueba de χ2. Para el objetivo 3 se realizaron análisis descriptivos. Se empleó el programa estadístico SPSS 20.0. En el análisis estadístico se realiza una descripción de las variables, en forma de frecuencias y porcentajes, con estimación puntual e intervalo de confianza del 95%.
La muestra original seleccionada fue de 65 alumnos de sexto curso de EPO de un centro escolar público. Se excluyó una encuesta por no estar completa. De los 64 encuestados, el 96,9% era de nacionalidad española (el 59,4% niñas, el 21,9% víctimas, el 17,2% acosadores, el 7,8% repetidores), el 17,2% vivía solo con uno de sus padres, el 3,1% con sus abuelos y el 4,7% en otra situación. La media de hermanos es de 2,19, con desviación típica (DT) de 0,77, tenía teléfono móvil el 76,9%, de los cuales el 70,3% tenía internet en el dispositivo.
Se definió como víctima de acoso escolar a aquellos sujetos que, durante el curso en que se realizó la encuesta, declararon: haber sufrido algún tipo de acoso siempre; sufrir tres tipos de acoso a veces; sufrieron algún tipo de acoso a menudo y otro tipo a veces.
Se definió como acosador a los sujetos que, durante el curso en que se realizó la encuesta, declararon: haber llevado a cabo algún tipo de acoso siempre; haber llevado a cabo tres tipos de acoso a veces; llevar a cabo algún tipo de acoso a menudo y otro tipo a veces desde que empezó el curso.
Las características personales, familiares y educativas entre víctimas y no víctimas se describen en la Tabla 1. En el análisis entre el grupo de acosadores y no acosadores no se encontraron diferencias significativas en ninguna de las variables de estudio.
Tabla 1. Características personales, familiares y educativas de víctimas y no víctimas | |||||
---|---|---|---|---|---|
Variables | Víctimas (n) | No víctimas (n) | χ2 | p | |
Sexo | Varón | 5 | 21 | 0,18 | 0,67 |
Mujer | 9 | 29 | |||
Repetidor | Sí | 2 | 3 | 1,04 | 0,31 |
No | 12 | 47 | |||
Convivencia | Ambos padres | 9 | 39 | 5,25 | 0,15 |
Madre | 5 | 6 | |||
Abuelos | 0 | 2 | |||
Otro | 0 | 3 | |||
Teléfono móvil | Sí | 12 | 37 | 0,84 | 0,36 |
No | 2 | 13 | |||
Internet en el teléfono | Sí | 12 | 33 | 2,75 | 0,1 |
No | 0 | 8 | |||
Problemas con los estudios | Sí | 8 | 13 | 4,81 | 0,03 |
No | 6 | 37 | |||
Internet en casa | Sí | 14 | 49 | - | - |
No | 0 | 0 | |||
Ubicación del ordenador | Cuarto | 2 | 24 | 9,31 | 0,03 |
Salón | 6 | 6 | |||
Otro | 6 | 18 | |||
Extranjero | Sí | 1 | 1 | 0,96 | 0,33 |
No | 9 | 49 | |||
Padre trabajador | Sí | 13 | 47 | 0,05 | 0,82 |
No | 1 | 3 | |||
Madre trabajadora | Sí | 9 | 33 | 0,01 | 0,91
|
No | 5 | 17 |
Respecto a los análisis descriptivos de las preguntas de la encuesta referidas al ciberbullying, los resultados obtenidos fueron los siguientes:
En el análisis de los problemas de salud de víctimas y acosadores únicamente existe diferencia significativa respecto a la variable tristeza (χ2 = 15,4; p <0,002) entre el grupo de víctimas y no víctimas.
La Tabla 2 muestra los resultados del análisis llevado a cabo entre el grupo pretest y postest por una parte; el grupo intervenido y no intervenido teniendo en cuenta los subgrupos testigo, víctima y acosador en ambos.
Tabla 2. Conductas acosadoras en testigos, víctimas y acosadores en pretest-postest y en intervenidos y no intervenidos | ||||
---|---|---|---|---|
Conductas acosadoras | Grupo | Pretest-postest | Intervenidos/ no intervenidos | |
p | p | |||
Exclusión social | Ignorarlo | Testigo | 0,57 | 0,16 |
Víctima | 0,52 | 0,47 | ||
Acosador | 0,02 | 0,21 | ||
No dejarle participar | Testigo | 0,70 | 0,14 | |
Víctima | 0,27 | 0,34 | ||
Acosador | 0,71 | 0,17 | ||
Agresión verbal | Insultarlo | Testigo | 0,63 | 0,55 |
Víctima | 0,54 | 0,14 | ||
Acosador | 0,43 | 0,73 | ||
Ponerle motes ofensivos | Testigo | 0,65 | 0,17 | |
Víctima | 0,75 | 0,6 | ||
Acosador | 0,16 | 0,1 | ||
Hablar mal de él | Testigo | 0,03 | 0,08 | |
Víctima | 0,4 | 1,12 | ||
Acosador | 0,45 | 0,51 | ||
Agresión física indirecta | Esconderle cosas | Testigo | 0,16 | 0,56 |
Víctima | 0,51 | 0,48 | ||
Acosador | 0,04 | 0,07 | ||
Romperle cosas | Testigo | 0,21 | 0,69 | |
Víctima | 0,54 | 0,48 | ||
Acosador | - | - | ||
Robarle cosas | Testigo | 0,44 | 0,92 | |
Víctima | 0,18 | 0,01 | ||
Acosador | 0,41 | - | ||
Agresión física directa | Pegarle | Testigo | 0,03 | 0,24 |
Víctima | 0,3 | 0,73 | ||
Acosador | 0,24 | 0,6 | ||
Amenazas/chantajes | Amenazarlo para meterle miedo | Testigo | 0,14 | 0,12 |
Víctima | 0,32 | 0,6 | ||
Acosador | 0,08 | 0,35 | ||
Obligarle a hacer cosas con amenazas | Testigo | 0,18 | 0,14 | |
Víctima | - | 0,48 | ||
Acosador | - | - |
El presente estudio refleja una prevalencia de víctimas del 21,9% y una prevalencia de acosadores del 17,2%. La prevalencia en víctimas es superior a la obtenida en estudios llevados a cabo en niños de rango etario similar en los Países Bajos4. Esta diferencia puede deberse a que las tasas de acoso escolar en los Países Bajos son menores que en otros países como EE. UU.4. Estos resultados son también mayores a los obtenidos en la media de los últimos 15 años en España4, donde los niños eran de un rango de edad mayor y la muestra era de mayor tamaño, lo que puede explicar las diferencias. La prevalencia de acosadores es prácticamente idéntica a la obtenida en el estudio anteriormente citado.
En cuanto al primer objetivo del estudio, que consistía en comparar las distintas características personales y familiares de los alumnos víctimas y no víctimas de acoso escolar, los resultados obtenidos muestran diferencias significativas entre víctimas y no víctimas; las víctimas son las que presentan más problemas de este tipo. Estar involucrado en situaciones de acoso escolar está relacionado con el aumento del absentismo escolar y con un peor rendimiento académico5,10, hecho que se ve reflejado en nuestro estudio. Del mismo modo, se encuentran diferencias significativas en la localización del ordenador. Estas diferencias pueden deberse al control por parte de los padres o tutores sobre el uso del ordenador por parte de los hijos. Por el contrario, no hemos encontrado diferencias en otras variables (bajo nivel socioeconómico, familias uniparentales, etc.) que sí muestran diferencias en otros estudios4; esto puede deberse al pequeño tamaño muestral utilizado en el nuestro.
En relación con el segundo objetivo, que consistía en comparar las distintas características personales y familiares de los alumnos potencialmente acosadores y no acosadores, no encontramos ninguna diferencia significativa entre el grupo de acosadores y no acosadores. Los alumnos provenientes de familias desestructuradas y de bajo nivel socioeconómico suelen verse más involucrados como acosadores4, así como alumnos con bajo rendimiento escolar12. La no concordancia de nuestros resultados con la bibliografía puede deberse a que la muestra estudiada es homogénea en cuanto al nivel socioeconómico.
El tercer objetivo del estudio buscaba analizar la frecuencia y características del ciberbullying en los alumnos de la muestra estudiada. Hemos encontrado una prevalencia del 12,5%. En España la prevalencia del ciberbullying ronda el 7,6%4. Esta cifra es menor a la obtenida en nuestro estudio, pero al separar los datos de prevalencia de ciberbullying por comunidades autónomas, observamos que en Andalucía la cifra alcanza el 9,5%2. A pesar de aproximarse más a nuestros resultados, sigue siendo una cifra menor, pero nada despreciable. No obstante, las cifras de ciberbullying están aumentando en los últimos años en Norteamérica, Asia y Europa1. El 100% de las víctimas de ciberbullying de la muestra estudiada en nuestro estudio eran niñas. En Andalucía este porcentaje corresponde al 67,2%2. Esta diferencia se debe probablemente a que la muestra estudiada es pequeña; no obstante, también podría deberse a un sesgo de selección.
Respecto al cuarto objetivo de estudio, que consistía en comparar la frecuencia de problemas de salud de los alumnos potencialmente víctimas y acosadores, encontramos diferencias significativas entre el grupo de víctimas y no víctimas en la presencia de tristeza; las víctimas son las que con más frecuencia presentaban este síntoma. Las víctimas de acoso escolar presentan con más frecuencia problemas de salud tales como alteraciones del sueño, enuresis, abdominalgia, cefalea, tristeza y otros síntomas depresivos que los niños que no son víctimas5,11, sin encontrar diferencias significativas en el resto de los problemas de salud estudiados, dado que la muestra de estudio es reducida.
El quinto objetivo consistía en analizar la eficacia de la realización de varios tipos de intervenciones para la prevención y concienciación del acoso escolar en diferentes tipos de alumnos (acosadores, víctimas y testigos). Se encuentran diferencias significativas en el subgrupo testigo en las variables hablar mal de él y pegarle, entre el grupo pretest y postest. También se encontraron diferencias significativas entre grupo intervenido y no intervenido en la variable “robarle cosas” en el subgrupo víctimas. Sin embargo, no se encuentran diferencias significativas en ninguna de las variables estudiadas en el resto de los subgrupos, tanto entre pretest/postest como entre intervenidos-no intervenidos. En estudios futuros se precisa el diseño de intervenciones más amplias y duraderas con el fin de ver si los efectos son mayores en los distintos grupos de alumnos. Por otra parte, el empleo de intervenciones curriculares similares a la empleada en nuestro estudio en centros escolares en distintos países no ha demostrado tampoco ser eficaz disminuyendo la tasa de acoso escolar6. Solo un estudio encuentra diferencias significativas en una de sus variables estudiadas, pero se debía a una exposición externa13. Intervenciones de una duración más prolongada (meses) que incluyen a alumnos y profesores y con el desarrollo de habilidades sociales han obtenido mejores resultados en la disminución de la prevalencia de acoso escolar en las muestras estudiadas6.
El estudio realizado por Ellen Sánchez et al. observó un año después de la implantación de un programa multidisciplinar antibullying (incluyendo a profesores, padres, alumnos y policía) en seis colegios, que los alumnos se mostraban menos reacios a denunciar situaciones de acoso escolar, aunque no disminuyó la prevalencia de este14.
Los autores declaran no presentar conflictos de intereses en relación con la preparación y publicación de este artículo.
DT: desviación típica · EPO: Educación Primaria Obligatoria.
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