Vol. 20 - Num. 27
Talleres
M.ª Teresa Asensi Monzóa, M.ª Teresa Callén Blecuab
aPediatra. CS Serrería1. Valencia. España.
bCS de Bidebieta, San Sebastián. Servicio Vasco de Salud/Osakidetza. España.
Cómo citar este artículo: Asensi Monzó MT, Callén Blecua MT. Tratamiento farmacológico del asma. Rev Pediatr Aten Primaria. Supl. 2018;20(27):105-17.
Publicado en Internet: 08-06-2018 - Número de visitas: 58066
Resumen
El asma se considera un síndrome que agrupa diferentes formas de enfermedad, en la que factores genéticos y ambientales interaccionan y generan manifestaciones de la enfermedad. Su expresión clínica es muy variable: desde síntomas agudos y esporádicos a crónicos, desde estacionales o que aparecen en relación con el ejercicio, hasta una enfermedad grave y persistente. En España afecta a uno de cada diez niños, con amplias variaciones regionales. En tratamiento del asma nos encontramos con dos situaciones clínicas: 1) las sibilancias recurrentes en lactantes y preescolares son un motivo frecuente de consulta y el retraso en el inicio del tratamiento en muchos casos puede tener gran impacto sobre la salud del paciente a largo plazo. Algunos niños serán asmáticos que inician los síntomas precozmente, pero otros tendrán sibilancias que desaparecerán en la edad escolar. Por tanto, no siempre es fácil diagnosticarla y decidir el tratamiento en estos casos. 2) La elección del tratamiento farmacológico en el niño mayor de cinco años debe de hacerse en base a la evidencia clínica disponible y en ese sentido las propuestas de la GINA y de la guía de British Thoracic Society, Scottish Intercollegiate Guidelines Network (SIGN), modificadas siguiendo recomendaciones de la guía de práctica clínica sobre asma infantil. El conocimiento y la utilización de estas guías y consensos con las recomendaciones actuales para el tratamiento de mantenimiento y de la crisis de asma en la infancia, son junto con la educación basada en el autocontrol, puntos básicos de un programa de atención al niño y adolescente con asma.
Palabras clave
● Adolescente ● Asma ● Asma / tratamiento farmacológico ● Lactante ● Niño ● PreescolarEl asma se considera un síndrome que agrupa diferentes formas de enfermedad, en la que factores genéticos y ambientales interaccionan y generan manifestaciones de la enfermedad. Su expresión clínica es muy variable: desde síntomas agudos y esporádicos a crónicos, desde estacionales o que aparecen en relación con el ejercicio, hasta una enfermedad grave y persistente1,2. En España afecta a uno de cada 10 niños con amplias variaciones regionales.
Las sibilancias recurrentes en lactantes y preescolares son un motivo frecuente de consulta en Pediatría de Atención Primaria, y el retraso en el inicio del tratamiento en muchos casos puede tener gran impacto sobre la salud del paciente a largo plazo. Algunos niños serán asmáticos que inician los síntomas precozmente, pero otros tendrán sibilancias desencadenadas fundamentalmente por virus, que desaparecerán en la edad escolar. La limitación de pruebas, como la espirometría, que exige colaboración, o incluso la propia respuesta al tratamiento, no siempre uniforme, dificultan el diagnóstico. Por tanto, aunque el asma a menudo comienza antes de los seis años, no siempre es fácil diagnosticarla y decidir el tratamiento en estos casos1.
Probablemente, ante la incertidumbre diagnóstica y con el fin de obviar el término de asma, se ha empleado un amplio abanico de etiquetas como broncoespasmo, hiperreactividad bronquial, bronquitis sibilante o sibilante feliz, términos que no se recomienda utilizar. Actualmente, en ausencia de sospecha de otro diagnóstico, se aconseja hablar de asma si existen episodios recurrentes de sibilancias u otros signos o síntomas similares al asma, incluso desencadenados por infecciones víricas, que mejoran con tratamiento para esta enfermedad. Sobre todo, si las sibilancias son documentadas por un médico3. En la Tabla 1 se presentan algunas características clínicas que aumentan o disminuyen la probabilidad de asma.
Tabla 1. Características clínicas que aumentan o disminuyen la probabilidad de asma1,4 |
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Aumentan la probabilidad de asma |
La aparición con carácter frecuente, recurrente o estacional de sibilancias, tos seca o dificultad respiratoria, sobre todo si:
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Presencia de sibilancias en la auscultación pulmonar |
Buena respuesta al tratamiento broncodilatador o a los corticoides inhalados durante 2-3 meses y recaída al suspenderlo |
Disminuyen la probabilidad de asma |
Los síntomas aparecen solo durante los catarros, pero no en entre los episodios |
Tos aislada en ausencia de sibilancias o disnea |
Historia de tos productiva |
La auscultación es normal de forma reiterada durante los síntomas |
Falta de respuesta al tratamiento con fármacos para el asma |
Sospecha clínica de diagnósticos alternativos |
El conocimiento y la utilización de las guías y consensos con las recomendaciones actuales para el tratamiento de mantenimiento y de la crisis de asma en la infancia son, junto con la educación basada en el autocontrol, puntos básicos de un programa de atención al niño y adolescente con asma.
Estas guías recomiendan estrategias de tratamiento escalonado no totalmente coincidentes en aspectos como las dosis de corticoides inhalados (CI) y el tratamiento asociado. Analizaremos los aspectos más controvertidos del tratamiento farmacológico sin olvidarnos de la importancia de otros componentes del tratamiento del asma: el seguimiento clínico, la evaluación y la educación.
Los objetivos del tratamiento del asma son los mismos en todos los grupos de edad:
Para alcanzar estos objetivos tendremos en cuenta todos los aspectos del tratamiento1,2.
El tratamiento del asma requiere realizar un seguimiento periódico en una consulta programada y específica, con una frecuencia adaptada a cada paciente, valorando el grado de control de la enfermedad2.
Al hablar de control del asma se hace referencia al grado en el que las manifestaciones del asma están controladas con o sin tratamiento. Tiene dos componentes: el control de los síntomas, que es el estado del asma del niño a lo largo de las cuatro semanas previas y el control del riesgo futuro derivado de la enfermedad y del tratamiento utilizado, es decir el riesgo de exacerbaciones, de pérdida de función pulmonar y de efectos secundarios1,2.
La evaluación del control del asma se basa en los síntomas, la limitación de las actividades y el uso de medicación de rescate (Tabla 2). La gravedad del asma se evalúa al inicio del tratamiento para buscar el más adecuado y retrospectivamente, mediante el nivel de tratamiento necesario para el control de los síntomas y las exacerbaciones. No es una característica estática y puede modificarse a lo largo de meses o años.
Tabla 2. Evaluación del nivel de control de los síntomas en niños mayores de 5 años1 | |||||
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En las últimas 4 semanas, el niño ha tenido: | Bien controlado | Parcialmente controlado | No controlado | ||
¿Síntomas diurnos 3 o más veces/semana? | Sí &tdot | No &tdot | Ninguno de ellos | 1-2 de ellos | 3-4 de ellos |
¿Algún despertar nocturno debido al asma? | Sí &tdot | No &tdot | |||
¿Necesidad de uso de medicación sintomática* 3 o más veces/semana? | Sí &tdot | No &tdot | |||
¿Alguna limitación de la actividad debida al asma? | Sí &tdot | No &tdot | |||
Valoración del riesgo futuro. Factores de riesgo asociados con una peor evolución | |||||
Función pulmonar basal reducida o deterioro de la función pulmonar | |||||
Factores de riesgo de exacerbaciones: mal control clínico, una exacerbación en el año previo, consumo frecuente de BAC, FEV1 bajo (especialmente <60%), obstrucción al flujo aéreo reversible persistente, problemas psicológicos o socioeconómicos, exposición al humo de tabaco u otros desencadenantes, mala adherencia al tratamiento, comorbilidad | |||||
Exacerbaciones graves, ingresos hospitalarios por asma | |||||
Factores de riesgo de desarrollar efectos adversos por la medicación: cursos frecuentes de corticoides orales, dosis altas de corticoides inhalados |
En cada visita, además del grado de control se debe valorar la adherencia al tratamiento, la técnica de uso de los inhaladores, los efectos adversos a la medicación y potenciar la educación en el autocontrol. Según el grado de control se realizan los cambios en el tratamiento farmacológico de forma escalonada.
Las visitas de seguimiento serán más frecuentes al inicio del proceso educativo (1-3 meses), en el asma grave y en pacientes con mal control. Se ajustarán al nivel de autonomía del niño y familia en la toma de decisiones y al menos se realizarán una vez al año2.
En caso del asma grave, mal controlado o si existen dudas diagnósticas, se recomienda que el seguimiento sea compartido con el nivel especializado2.
Hay una serie de conceptos básicos generales para tener en cuenta sobre el tratamiento con fármacos del asma:
A efectos prácticos nos podemos encontrar con distintos escenarios3:
Para interpretar de forma correcta el resultado de un ensayo terapéutico deberemos programar visitas para valorar la evolución, asegurarnos de la adherencia al tratamiento, de que la técnica de inhalación es adecuada y de que los padres/cuidadores registran el control de los síntomas.
Las recomendaciones farmacológicas en lactantes y preescolares están basadas en algunas evidencias y opiniones de expertos, muchas veces extrapoladas de estudios en niños mayores, ya que la evidencia científica es limitada en este grupo de edad.
El tratamiento se pautará de forma individual y escalonado (Fig. 1), en función de la frecuencia o gravedad de los síntomas, siguiendo las recomendaciones de las guías de asma 1,4,5,7. Es importante identificar la respuesta de cada paciente para decidir si continuar con él o considerar diagnósticos alternativos en caso de que no la haya.
Fig. 1. Algoritmo de actuación ante sibilancias recurrentes en preescolares |
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Siempre, antes de plantear pasar a un escalón superior de tratamiento, se debe:
El tratamiento inicial de las sibilancias en niños pequeños, independientemente de que se haya establecido o no el diagnóstico de asma, son los β2-agonistas de acción corta (BAC) inhalados a demanda1. Este tratamiento puede ser suficiente para mantener el control en niños con síntomas leves o poco frecuentes. Es importante tener en cuenta que no siempre son efectivos en este grupo de edad.
No se recomiendan los BAC orales por su comienzo de acción más lento y porque tienen mayores efectos secundarios que los inhalados. Además, aunque precisen tratamiento controlador, en los episodios agudos los BAC inhalados son siempre los fármacos de elección.
No existe unanimidad en cuándo comenzar el tratamiento controlador. En la práctica, se introducirá si el patrón de los síntomas sugiere el diagnóstico de asma y no existe un buen control de los síntomas o en función de la persistencia, recurrencia o gravedad:
¿Cuál es la mejor opción terapéutica?: los CI diarios son la estrategia más eficaz en preescolares con asma7. Se recomienda comenzar con dosis bajas (Tabla 3) en el asma leve persistente1,4,5,8 y mantenerlas durante al menos 2-3 meses para valorar la efectividad del control de los síntomas.
Tabla 3. Dosis de corticoides inhalados en niños2,6 | |||
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Dosis bajas (μg) | Dosis medias (μg) | Dosis altas (μg) | |
Budesonida | ≤200 | 201-400 | >401 |
Fluticasona propionato | ≤100 | 101-200 | >201 |
Algunos autores consideran que, hasta que no exista mayor evidencia que soporte su eficacia, deberían evitarse algunas estrategias usadas con frecuencia en el manejo del asma en preescolares3:
Algunos estudios sí han ofrecido resultados positivos con el uso intermitente de CI para prevenir las crisis moderadas o graves en niños pequeños con sibilancias recurrentes desencadenadas por infecciones víricas, pero a dosis mucho más altas que las utilizadas habitualmente en nuestro medio9. Esta pauta no se recomienda de rutina debido al riesgo de sobredosis y efectos adversos.
Si con dosis bajas de CI no existe control de los síntomas, la mejor opción es doblar la dosis de CI diarios y evaluar la respuesta a los tres meses, ya que el montelukast es menos eficaz que los CI 1,5,7. Algunos autores sugieren añadir montelukast si persiste el mal control tras haber doblado previamente la dosis de CI5.
Como segunda opción algunas guías contemplan añadir montelukast a las dosis bajas de CI1,7.
No existen suficientes datos sobre la eficacia y seguridad del tratamiento combinado con CI y broncodilatadores de acción prolongada en este grupo de edad y las guías no lo recomiendan.
No se ha establecido cuál es el mejor tratamiento en este grupo de edad. Se recomienda derivar a Atención Especializada y realizar pruebas diagnósticas adicionales.
Habitualmente la bajada de escalón se realiza en el sentido inverso al de subida, y en este grupo de edad está basada en opinión de expertos.
Con el fin de utilizar la dosis más baja posible de CI, se recomienda una reducción gradual del 25-50% de la dosis, habitualmente cada tres meses, si durante ese tiempo se ha mantenido un buen control del asma4.
En lactantes y preescolares es frecuente que las reagudizaciones del asma se relacionen con infecciones respiratorias víricas y el infiltrado inflamatorio sea neutrofílico, más que eosinofílico.
Se ha descrito que los macrólidos, entre otras funciones, pueden inhibir la activación de los neutrófilos, mejorar la inmunidad inespecífica y disminuir la adhesión de los rinovirus y la secreción glandular. Por tanto, se ha planteado que podrían tener un papel en el asma desencadenada por virus que no mejora con la medicación habitual. En este sentido, la calidad de los estudios hasta ahora realizados es muy baja y no solo no han mostrado claros beneficios, sino que su uso induce a incrementar las resistencias bacterianas. Por tanto, existe una fuerte recomendación de no utilizar macrólidos en la práctica habitual del tratamiento de las sibilancias y el asma en preescolares. Deberían limitarse para casos de investigación o difícil control con otros tratamientos y solo desde Atención Especializada5.
La elección del tratamiento farmacológico debe de hacerse en base a la evidencia clínica disponible y en ese sentido las propuestas de la GINA1 y de la guía British Thoracic Society, Scottish Intercollegiate Guidelines Network (SIGN)4 modificadas siguiendo recomendaciones de la GPC sobre Asma Infantil5 se resumen en la Fig. 2 y se detallan a continuación:
Figura 2. Tratamiento escalonado del asma en niños mayores de 5 años1,4,5,7 |
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En los niños y adolescentes con síntomas controlados, es decir con síntomas diurnos ocasionales (menos de dos veces/mes) de corta duración, sin despertares nocturnos, con función pulmonar (FP) normal y sin exacerbaciones en el año anterior se recomienda el uso BAC (salbutamol o terbutalina) inhalados a demanda1,2,4,5.
Esta es la recomendación generalizada en las GPC, no obstante, existen dudas sobre la seguridad del tratamiento solo con BAC porque por un lado la evidencia es insuficiente y por otro se conoce que la inflamación de las vías aéreas también está presente en pacientes con síntomas de asma de inicio reciente o, infrecuentes.
La GINA1, en la actualización de este año 2018, aboga por un inicio precoz del tratamiento con dosis bajas de CI en la mayoría de los pacientes con asma, incluso aquellos con síntomas poco frecuentes para reducir el riesgo de exacerbaciones graves. Por lo tanto, se realizará una monitorización cuidadosa de los niños con síntomas intermitentes, para asegurar que no desarrollan síntomas crónicos que requieren tratamiento de mantenimiento. En los pacientes con riesgo de exacerbaciones debe considerarse la posibilidad de un uso regular de CI a dosis bajas, además de los BAC a demanda7.
El buen control del asma se refleja por un uso mínimo o nulo de BAC4-6,8. El agonista β2 inhalado de acción larga (BAL) de inicio rápido formoterol es igual de eficaz que los BAC como medicación a demanda en adultos y niños, pero se desaconseja el uso regular o frecuente de BAL sin CI, debido al riesgo de exacerbaciones1.
En niños de cualquier edad con control inadecuado con BAC, los CI son el tratamiento preventivo de elección4,5. Estudios de amplia muestra y larga duración en asma leve persistente han demostrado que el tratamiento con dosis bajas de CI reduce los síntomas de asma, aumenta la FP, mejora la calidad de vida y reduce el riesgo de exacerbaciones, ingresos y muertes relacionadas con asma8. También disminuyen el descenso de la FP relacionado con las exacerbaciones graves1.
En la Tabla 4 se indican las dosis que se consideran bajas, medias y altas de CI y su uso en función de los síntomas.
Tabla 4. Dosis de inicio y mantenimiento de corticoides inhalados5 | |||||
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Budesonida | Fluticasona | Beclometasona | Ciclesonida* | Mometasona* | |
Rango de dosis recomendada en asma leve a moderada | 100-400 µg | 100-200 µg | 100-500 µg | 40-160 µg | 200-400 µg |
Dosis de inicio y mantenimiento orientativo en asma leve a moderada | 200 µg | 100 µg | 200 µg | 160 µg | 200 µg |
Dosis altas en asma grave (dosis máxima) | > 400 (800) µg |
> 200 (500) µg |
>500 (1000) µg |
> 320 µg | >400 µg |
Los antagonistas de los receptores de los leucotrienos (ARLT) son menos eficaces que los CI por lo que se recomienda la utilización de los CI como tratamiento de mantenimiento frente a montelukast5. Pueden ser apropiados para el tratamiento de control inicial en aquellos pacientes que no pueden o no desean utilizar CI1,4.
El momento exacto para iniciar los CI no se conoce y las recomendaciones de la distintas GPC no son uniformes, pero el tratamiento de control diario regular debe iniciarse lo más rápido posible tras el diagnóstico de asma puesto que la evidencia disponible sugiere que8:
Siguiendo las recomendaciones de la GINA1 en niños mayores de cinco años se debe introducir un corticoide inhalado en caso de:
También debe considerarse la posibilidad de un uso regular de CI a dosis bajas, en los pacientes con riesgo de exacerbaciones: FP baja, exposición al humo de tabaco y alérgenos y antecedente de una exacerbación en el año anterior que precisara tratamiento con corticoide oral1.
Una dosis diaria de inicio razonable en niños de hasta 12 años es 200 µg/día de budesonida o 100 µg/día de fluticasona propionato (Tabla 4). En mayores de 12 años empezar con una dosis de 400 µg/día de budesonida o equivalente4-6,8. Si la presentación inicial del asma es una exacerbación aguda o un asma no controlado grave se recomienda empezar con una tanda corta de corticoides orales e iniciar un tratamiento de control regular con dosis alta de CI1,4,5.
El tratamiento inicial debe mantenerse durante al menos tres meses para establecer su efectividad en la obtención de un buen control del asma4. La dosis de mantenimiento de los CI será la menor dosis con la que se consiga un control efectivo y mantenido de la enfermedad1,4,5.
Dado que ningún CI ha mostrado ser claramente superior a otros en eficacia o seguridad, se sugiere considerar el CI más adecuado en función de la edad, el coste, el tipo de dispositivo de inhalación y las preferencias de los niños o sus cuidadores. Hay que destacar que mometasona y ciclesonida no están indicados en niños menores de 12 años5,8.
El CI se administrará dos veces al día (excepto ciclesonida). Una vez establecido un buen control del asma se puede considerar administrar la dosis total diaria en una sola vez para facilitar la adherencia al tratamiento1,2,4,5.
En cuanto al efecto de los CI sobre el crecimiento, en el estudio CAMP diseñado específicamente para medirlo, la disminución de la talla que se observa en los dos primeros años, de 1,2 cm (intervalo de confianza del 95%: 0,5-1,9), es la que persiste en la edad adulta, sin que sea progresiva ni acumulativa5 Hay que destacar que el asma mal controlado también provoca una disminución del crecimiento1.
Es aconsejable dentro de las revisiones clínicas5:
La posibilidad de tratar de forma intermitente a niños con asma estacional, que no tienen reagudizaciones graves y que están asintomáticos entre las crisis, es una opción atractiva para médicos y pacientes; pero con la evidencia disponible no se puede hacer una recomendación a favor del uso de esta modalidad de tratamiento con CI y BAC a demanda5.
En el caso de pacientes con asma puramente polínica estacional y sin síntomas alérgicos en el intervalo, debe iniciarse el tratamiento con CI nada más comenzar los síntomas y mantenerlo hasta cuatro semanas después de que finalice la estación polínica pertinente1,2,7.
El uso intermitente de montelukast en los episodios de sibilancias por infecciones respiratorias de etiología viral no aporta beneficios en cuanto a disminución de los síntomas o necesidad de corticoide oral7.
Si persiste el mal control del asma a pesar del empleo de CI a dosis bajas debe considerarse un aumento del tratamiento1,4-7. Existe discrepancia entre las guías. Se proponen dos alternativas en niños mayores de 4-5 años:
La guía de asma infantil5 ha optado, en espera de estudios adicionales, por recomendar como opción preferente la de aumentar la dosis de CI en niños < 12 años. Esta decisión está basada en la evidencia derivada de una revisión Cochrane en la que se analiza la eficacia y seguridad de la adición de un BAL al CI comparado con el incremento de dosis de CI en niños en edad escolar. La terapia combinada no redujo las tasas de exacerbaciones que requirieron corticoides orales, mostrando una tendencia no significativa al incremento de riesgo de exacerbaciones que requirieron hospitalización. En cualquiera de las dos opciones y siempre que se hace un cambio de medicación se debe evaluar la respuesta en un mes.
Si persiste el mal control tras doblar la dosis de CI, se recomienda añadir un BAL1,5,7. En los adolescentes mayores de 12 años los BAL han demostrado su eficacia y seguridad, por lo que el aumento de tratamiento preferido es una combinación de CI a dosis baja y BAL1,5. Los BAL nunca deben utilizarse sin asociarlos a un CI1,4,5.
La GINA1 en la actualización de este año (2018) admite la utilización en este escalón, en mayores de 12 años y en pacientes seleccionados como adolescentes con mal control de exacerbaciones, el uso en un solo inhalador de budesonida a dosis bajas más formoterol como mantenimiento y rescate (terapia SMART). En estos pacientes, dicha combinación reduce el riesgo de exacerbaciones que requieren corticoide oral, sin que haya diferencias estadísticamente significativas en los eventos adversos graves. Esta modalidad de tratamiento requiere una adecuada instrucción del adolescente. No es adecuada si los pacientes tienen dificultades para reconocer los síntomas de empeoramiento del asma ni para aquellos que tienden a utilizar la medicación de rescate con frecuencia4.
No hay suficiente evidencia sobre la efectividad de añadir Montelukast como terapia añadida en escolares con asma no controlada con dosis bajas o medias de CI5.
Se recomienda derivar a estos pacientes a Atención Especializada.
Las opciones de tratamiento incluyen:
Estos pacientes deben ser controlados en una unidad especializada. Pueden ser necesarios otros fármacos como los Ac monoclonales anti-IgE o los nuevos anti-interleucina 5.
El tratamiento con anticuerpos monoclonales anti-IgE (omalizumab) está indicado o autorizado en niños mayores de seis años, en tratamiento con dosis altas de CI y BAL, que tienen disminuida la FP, presentan crisis frecuentes y en los que la alergia juega un papel importante. El omalizumab ha demostrado que disminuye el número de exacerbaciones y permite disminuir los CI u orales4. Mepolizumab o reslizumab (anti-interleucina 5) están autorizados en pacientes mayores de 12 y 18 años respectivamente con asma grave eosinofílica no controlada en el escalón 4 de tratamiento1.
Habitualmente, la bajada de escalón se hace en el sentido inverso al de subida. En el caso de los CI se recomienda una reducción gradual del 25-50% de la dosis cada tres meses, si durante ese tiempo se ha mantenido un buen control del asma1,2,4,5.
En escolares con asma moderada-grave bien controlada con CI y BAL no existe evidencia sobre cómo disminuir el escalón terapéutico. En base a estudios realizados en adultos se sugiere reducir la dosis de CI como primer paso en la disminución de escalón terapéutico y no la retirada del BAL5.
En niños con asma leve persistente en los que se plantea discontinuar el tratamiento con CI (debido al buen control del asma con CI durante un periodo de tiempo prolongado), la GPC sobre asma en el niño del SNS5 sugiere como una de las posibles estrategias para bajar de escalón, la interrupción del tratamiento diario de mantenimiento con CI y la sustitución de este por tratamiento con CI a demanda, es decir, utilizado solo durante las crisis junto con BAC. En este punto la GINA en la reciente actualización del 2018, expresa que no hay evidencia suficiente para recomendar el tratamiento a demanda de CI y BAC1.
Se puede retirar el tratamiento de fondo cuando el asma está controlada con la mínima dosis posible de medicación durante al menos 6-12 meses y no hay factores de riesgo de crisis1,4,5. Antes de la retirada se debe valorar la intensidad de las crisis previas: si ha presentado crisis graves se recomienda mantener el tratamiento con CI a dosis bajas. Siempre que se baje de escalón proporcionar un plan escrito para el asma y mantener una vigilancia estricta8.
Se recomienda un seguimiento periódico en una consulta programada para4:
Es importante revisar con frecuencia la necesidad de tratamiento, ya que en muchos niños pequeños los síntomas compatibles con asma pueden remitir1. Al principio las visitas serán más frecuentes (1-3 meses) y se irán ajustando en función del control, gravedad del asma y capacidad de la familia en la toma de decisiones, pero se recomienda al menos una vez al año4,10.
La mayoría de los casos pueden controlarse en las consultas de Atención Primaria, pero debemos valorar remitir al paciente a una consulta especializada si existen dudas diagnósticas, sospecha de comorbilidad, crisis frecuentes y poco control de los síntomas a pesar del tratamiento con CI diarios a dosis media, antecedentes de algún episodio que haya requerido ingreso en una Unidad de Cuidados Intensivos, o para el estudio de alergia y asegurar la posible implicación de aeroalérgenos3.
Las familias y cuidadores deben recibir educación en asma con mensajes acordes a las recomendaciones científicas actuales, que incluirán:
El plan escrito debe contener información sobre:
La educación será progresiva e individualizada, adaptada a las características de cada niño y familia e impartida, cada vez que exista una oportunidad, por todos los profesionales implicados independientemente del nivel asistencial.
El tabaquismo materno durante el embarazo y la exposición al humo de tabaco en la infancia precoz incrementan el riesgo de sibilancias recurrentes en los primeros años de vida. Se debe fomentar la educación para que los niños vivan en un ambiente libre de humo. Asimismo, si se conoce que el niño está sensibilizado a algún aeroalérgeno (ácaros, pólenes, epitelio de animales, hongos) que desencadena los síntomas, se recomienda evitar su exposición.
Las autoras declaran no presentar conflictos de intereses en relación con la preparación y publicación de este artículo.
ARLT: antagonistas de los receptores de los leucotrienos • BAC: β2-agonistas de acción corta • BAL: β2-agonista inhalado de acción larga • CI: corticoides inhalados • FP: función pulmonar • GPC: guías de práctica clínica • IC 95: intervalo de confianza del 95% • SIGN: Scottish Intercollegiate Guidelines Network.
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