D García Fonta, Bernat de Pablo Márquezb, D Pedrazas Lópezc
aServicio de Pediatría. EAP Abrera. Abrera. Barcelona. España.
bMedicina Familiar y Comunitaria. Hospital Universitari Mutua Terrassa. Terrassa. Barcelona. España.
cMedicina Familiar y Comunitaria. EAP Abrera. Abrera. Barcelona. España.
Cómo citar este artículo: García Font D, de Pablo Márquez B, Pedrazas López D. Pitiriasis rosada de Gibert en paciente de raza negra. Rev Pediatr Aten Primaria. 2015;17:e155-e157.
Publicado en Internet: 19-06-2015 - Número de visitas: 17379
Resumen
Los cambios poblacionales, los movimientos migratorios y el aumento de adopciones han condicionado la aparición de nuevas patologías en nuestras consultas, así como presentaciones diferentes de las patologías más habituales. Presentamos las imágenes y la revisión bibliográfica de un caso de pitiriasis rosada de Gibert en una paciente de cuatro años de raza negra.
Palabras clave
● Atención Primaria ● Dermatología ● Pigmentación de la piel ● Pitiriasis rosadaEl cambio poblacional, los movimientos migratorios y el creciente número de adopciones han condicionado la aparición de nuevas patologías en nuestras consultas, así como nuevas formas de presentación de las patologías más habituales. Dichos cambios han sido aún más acusados en la patología dermatológica con la llegada de pacientes de diferentes etnias. Presentamos un caso de pitiriasis rosada de Gibert en una paciente de raza negra.
Paciente de cuatro años de edad, nacida en Mali y adoptada a los seis meses de edad, sin antecedentes patológicos significativos e inmunizaciones correctas. Consultó por la aparición de lesiones cutáneas papulosas y placas numulares costrosas con tendencia a confluir en la cara anterior del muslo derecho (Fig. 1). Inicialmente se prescribió ácido fusídico tópico, sin mejoría clínica y con la aparición de lesiones similares en el tronco, la raíz de las extremidades y en la cara (Fig. 2). No tenía afectación palmoplantar ni de mucosas. Las lesiones no eran pruriginosas.
Al reinterrogar y explorar de nuevo a la paciente, destacó una lesión aislada en dorso del pie derecho, de morfología oval, hiperpigmentada con collarete descamativo perimarginal, que había precedido al resto de lesiones y que se orientó como placa heraldo (Fig. 3). El diagnóstico final fue de pitirasis rosada de Gibert en una paciente de raza negra, se inició tratamiento sintomático con buena evolución.
La pitiriasis rosada de Gibert es una erupción cutánea aguda exantemática y autoinvolutiva. Su origen es incierto, aunque factores como brotes comunitarios, recurrencias infrecuentes y la existencia de síntomas prodrómicos (generalmente gripales) en el 50% de los casos orienta a un origen infeccioso, postulándose los herpes virus humanos 6 y 7 (HHV-6, HHV-7) como posibles agentes etiológicos.
Es más frecuente en primavera y otoño, afecta por igual a ambos sexos y los picos de incidencia se sitúan entre los 10 y los 45 años de edad, siendo rara en niños pequeños y ancianos.
Su incidencia en pacientes de piel negra se estima del 2%1, las recurrencias son más frecuentes en éste grupo de población. La forma de presentación, especialmente en niños, cursa con lesiones hiperpigmentadas y existe mayor tendencia a presentar formas atípicas, como la “invertida”, con lesiones en la cara, axilas, cuello y el cuero cabelludo2. La afectación de las mucosas, aunque poco habitual, es más frecuente que en pacientes caucásicos. Además, particularmente en niños las lesiones pueden ser papulovesiculosas y afectar a palmas y plantas, simulando una varicela3.
La evolución al igual que en la raza blanca es a la curación espontánea sin secuelas en seis u ocho semanas. En los pacientes de raza negra la hiperpigmentación residual puede ser muy duradera4,5.
El diagnóstico es clínico y se reserva la biopsia cutánea para presentaciones atípicas que puedan plantear diagnóstico diferencial con: erupciones medicamentosas rosada-like, sífilis secundaria, psoriasis guttata, dermatofitosis, pitiriasis liquenoide, eritema multiforme y eccema numular6.
El tratamiento es sintomático con emolientes junto con antihistaminicos orales y/o corticosteroides tópicos en caso de lesiones pruriginosas. La exposición solar puede mejorar las lesiones.
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