María El Kadaoui Calvoa, Miguel Ángel Molina Gutiérrezb, D Gómez Andrésc
aPediatra. CS Arroyo de la Media Legua. Madrid. España.
bServicio de Urgencias Pediátricas. Hospital Infantil Universitario La Paz. Madrid. España.
cServicio de Pediatría. Hospital Universitario Infanta Sofía. Madrid. España.
Correspondencia: M El Kadaoui. Correo electrónico: mariolikc@hotmail.com
Cómo citar este artículo: El Kadaoui Calvo M, Molina Gutiérrez MA, Gómez Andrés D. Enfoque y manejo de la tartamudez. Rev Pediatr Aten Primaria. 2015;17:e49-e51.
Publicado en Internet: 18-02-2015 - Número de visitas: 24043
Resumen
La tartamudez es el trastorno del habla más frecuente en la edad pediátrica. Su etiología es multifactorial. El diagnóstico se basa en una correcta anamnesis y exploración clínica. Se describe un caso y se comentan los puntos clave de su manejo.
Palabras clave
● Desarrollo ● Genética ● Lenguaje ● TartamudezLa tartamudez es el trastorno del habla más frecuente en la edad pediátrica. Su etiología es multifactorial. El diagnóstico se basa en una correcta anamnesis y exploración clínica. A pesar de que un gran número de casos se resuelve espontáneamente, no se debe retrasar más de un año el tratamiento, porque las formas de larga evolución tienen peor pronóstico. En los casos en los que el tartamudeo se asocie a otra sintomatología neurológica, hay que descartar otras patologías.
Varón de cuatro años que, de forma súbita, hace diez días presenta alteración del habla consistente en repetición de sílabas y prolongación de sonidos. No tiene otra sintomatología neurológica. Los padres lo relacionan con un traumatismo craneal sufrido el día previo al inicio del cuadro. Previamente su lenguaje era pausado y se consideraba como normal para su edad. Presentaba una adecuada adquisición de habilidades del lenguaje y otros hitos del neurodesarrollo hasta el momento actual.
En la exploración, el paciente presenta un lenguaje coherente con repetición de fonemas en las frases y pausas prolongadas entre los mismos. La pronunciación es correcta pero el paciente tiene que esforzarse para controlarla. Organiza oraciones de tres o cuatro palabras sin problemas sintácticos. Muestra una adecuada comprensión oral. El resto de exploración neurológica normal.
Ante estos datos se diagnostica de tartamudeo del desarrollo y se recomienda la valoración por un logopeda.
La tartamudez o disfemia es una alteración involuntaria de la fluencia de la expresión verbal. Se caracteriza por la repetición de sonidos, sílabas o palabras, los bloqueos al hablar o las pausas prolongadas entre sonidos y palabras1.
La disfemia del desarrollo es la forma más frecuente y constituye en torno al 80% de los casos. Ocurre en niños que están desarrollando las habilidades del lenguaje, generalmente entre los tres y los ocho años. Típicamente se inicia en pacientes que presentaban un desarrollo del lenguaje normal y con frecuencia lo hace de forma súbita (en la mitad de los casos entre uno y tres días y en un tercio en un único día). Dicho inicio no se asocia a factores ambientales o sociales concretos y la timidez no supone un factor de riesgo2. El diagnóstico se basa en la clínica y no son necesarias pruebas complementarias3.
Gran parte de los casos empiezan en el tercer año de vida y a partir de los cinco años el riesgo de inicio de tartamudeo es muy bajo. Las diferencias entre los dos sexos son escasas en los primeros años de vida, mientras que en los adultos la relación hombres:mujeres es 4:1, lo que indica que las mujeres se recuperan más frecuentemente que los varones. Los efectos de la raza, cultura, bilingüismo o nivel socioeconómico en la incidencia y prevalencia de la tartamudez siguen siendo dudosos4.
En los niños con tartamudez existe una alteración en el desarrollo de las áreas cerebrales implicadas en el lenguaje cuya base es en gran parte genética. Hasta un 70% de los pacientes que tartamudean tienen antecedentes familiares1. Recientemente se han identificado varios genes asociados a la tartamudez (GNPTAB, GNPTG y NAGPA). Tres de estos genes están implicados en funciones lisosomales. Se cree que las mutaciones en ellos podrían ocasionar una alteración metabólica en las regiones implicadas en el lenguaje5,6.
Existe un gran número de casos de recuperación completa de forma espontánea, cuyas cifras varían entre los diferentes estudios. En general se considera adecuado realizar un seguimiento de estos pacientes durante un año antes de instaurar el tratamiento2,3,7. Sin embargo, en los casos en los que el niño esté angustiado, sea reacio a comunicarse con los demás o si existe gran ansiedad paterna, está indicado comenzar el tratamiento de manera inmediata. Las formas de larga evolución tienen peor respuesta al tratamiento. Uno de los métodos más eficaces y utilizados por los logopedas es el llamado Lindcombe, en el que se enseña a los padres a utilizar técnicas de retroalimentación positiva en el domicilio2.
Existe otro tipo de tartamudeo menos frecuente, conocido como tartamudeo neurogénico, que se asocia a otros síntomas de disfunción neurológica y que se debe a patología orgánica8. Theys et al.9 describen el caso de un adolescente de 16 años, que presentó un tartamudeo de aparición brusca tras una infección por rotavirus, que se siguió de signos sugestivos de encefalitis.
En los adultos, un tartamudeo de inicio brusco puede ser un signo de ictus isquémico10.
Los autores declaran no presentar conflictos de intereses en relación con la preparación y publicación de este artículo.
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