Carlos Vega Apontea, Jannina Rodríguez Chacónb, José Martínez Donatec, Juan Ríos Laordend
aMIR-MFyC. Unidad Docente del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete. Albacete. España.
bMIR-Pediatría. Unidad Docente del Complejo Hospitalario de Albacete. Albacete. España.
cMédico de Familia. CS Tarazona de la Mancha. Albacete. España.
dPediatra. CS Zona VI. Albacete. España.
Correspondencia: C Vega. Correo electrónico: maurovega8@hotmail.com
Cómo citar este artículo: Vega Aponte C, Rodríguez Chacón J, Martínez Donate J, Ríos Laorden J. Un paciente con artritis idiopática juvenil. Rev Pediatr Aten Primaria. 2014;16:e147-e150.
Publicado en Internet: 18-11-2014 - Número de visitas: 13149
Resumen
La artritis idiopática juvenil, a pesar de su baja incidencia, es la enfermedad reumática inflamatoria crónica más frecuente en la infancia.
Ahora disponemos de criterios precisos y sencillos para diagnosticarla en Atención Primaria, ya que son criterios fundamentalmente clínicos. El diagnóstico de mono- o poliartritis, en ausencia de síntomas infecciosos generales y con radiografías normales, debe hacernos sospecharla en pacientes menores de 16 años. También nos hará pensar en ella su persistencia durante más de seis semanas. Las distintas formas clínicas serán diagnosticadas por el reumatólogo, pero la sospecha de la misma se debe establecer en Atención Primaria.
El objetivo es conocer el tratamiento inicial para controlar el dolor y la inflamación, mantener la función y favorecer un crecimiento normal. No hay que olvidar las posibles complicaciones oculares. Enviar a Oftalmología en el momento del diagnóstico y realizar revisiones anuales así como al presentar cualquier síntoma que afecte a la cámara anterior.
Palabras clave
● Artritis ● Artritis idiopática juvenil ● Artritis juvenil ● Artritis reumatoideSe denomina artritis idiopática juvenil (AIJ) a la presencia de artritis en una o varias articulaciones que comienza antes de los 16 años y persiste al menos seis semanas, sin una etiología conocida1.
La AIJ es la enfermedad reumática inflamatoria crónica más frecuente en la infancia. Su incidencia y prevalencia son muy variables según los grupos étnicos, varios factores explican esta variabilidad y la heterogeneidad del cuadro clínico1,2.
La Liga Internacional contra el Reumatismo (ILAR) unificó criterios y propuso la denominación “Artritis Idiopática Juvenil”, que es la que actualmente está en uso. Tras las revisiones realizadas en Durban (1997) y Edmonton (2001) se admiten siete categorías clínicas basándose en su presentación, características clínicas y criterios de exclusión (Tabla 1)2-5.
Presentamos una niña de seis años de edad que consultó en el centro de salud por gonalgia derecha sin signos inflamatorios ni antecedentes de traumatismos. Se trató con ibuprofeno y tres meses más tarde volvió a la consulta con dolor e inflamación del quinto metatarsiano del pie derecho, de carácter progresivo, que le limitaba la deambulación. Posteriormente apareció dolor e inflamación en el dorso de la mano derecha. Ninguno de los síntomas se acompañaba de procesos gripales previos, infección gastrointestinal ni clínica urinaria y en todo momento se encontró afebril. Una semana más tarde acudió a la consulta por persistencia de los síntomas e impotencia funcional para mantener la bipedestación.
Sus antecedentes personales, familiares y embarazo no revestían interés clínico. Su desarrollo psicomotor era normal. La paciente presentaba un peso de 23,5 kg, talla de 122 cm, frecuencia cardiaca de 74 lpm y aceptable estado general. En la exploración se observó rodilla derecha con dolor, inflamación y movilidad limitada a la flexión por dolor a 90°, peloteo rotuliano e inflamación leve con dolor del quinto metacarpofalángico de la mano derecha, y pie derecho con aumento de la sensibilidad a la presión en la base del quinto metatarsiano e inflamación local con dolor, sin deformidad ni crepitación. Sin déficit vasculonervioso. La exploración por aparatos fue normal, no presentaba exantemas, adenopatías ni visceromegalias. Las radiografías en todo momento fueron normales.
Analítica: leve trombocitosis (425 000/µl), sin leucocitosis ni neutrofilia, proteína C reactiva 13 mg/ml, velocidad de sedimentación globular 52, anticuerpos antinucleares (ANA) positivo a 1/160, factor reumatoide negativo, anti-DNA negativo.
Se realizó artrocentesis (bioquímica y cultivo) obteniendo líquido inflamatorio con 5360 células/ml, glucosa 69 mg/dl, proteínas 5,4 g/dl y cultivo negativo.
Se inició tratamiento con ibuprofeno en dosis de 200 mg cada ocho horas, en espera de ser valorada por el especialista, con una leve mejoría. Se solicitó valoración por Reumatología Pediátrica, que amplió la analítica, realizó estudio oftalmológico e inició tratamiento con deflazacort. La analítica ampliada ofreció resultados negativos para anticuerpos antipéptidos cíclicos citrulinados, ENA, HLA B27 y serología hepatitis B y C. Los resultados también fueron normales en las pruebas tiroideas, el uroanálisis y la coagulación.
Un mes después, fue revisada por Reumatología Pediátrica y se le diagnosticó artritis de rodilla derecha ANA(+) y probable AIJ, a causa de la persistencia de la inflamación y el dolor en la rodilla y el tarso derechos. Se completó el estudio con ecografía de pie e infiltración con corticoides. La ecografía fue normal y presentó buena evolución tras la infiltración.
Si nos atenemos a los criterios de la ILAR, el caso que presentamos podemos considerarlo una variedad oligoarticular que se caracteriza por tener un claro predomino del sexo femenino y afectar a cuatro o menos articulaciones. El 50% de los enfermos comienza con una monoartritis de rodilla o tobillo de carácter asimétrico2, sin síntomas generales y sin apenas incremento en los reactantes de fase aguda. Los ANA son positivos en el 70-85% de los casos y la citología del líquido articular es de tipo inflamatorio. La afectación extraarticular más importante es la ocular, presente en un 10-20% de los pacientes. Esta variedad es la que tiene mejor pronóstico articular, con un 50% de remisiones espontáneas a los 5-10 años de inicio.
El objetivo del tratamiento es permitir que el niño haga una vida normal y prevenir los brotes, que generan daño articular y afectación de otros órganos, hasta que la enfermedad entre en remisión espontánea. No existe tratamiento curativo. En nuestro caso fue suficiente con antiinflamatorios no esteroideos, además de corticoides intraarticulares. Cuando no hay una buena respuesta se deben utilizar fármacos de segunda línea como el metrotexato, que es un fármaco modificador de la enfermedad (diversos estudios sugieren que retrasa la progresión radiológica).
Los autores declaran no presentar conflictos de intereses en relación con la preparación y publicación de este artículo.
ABREVIATURAS: AIJ: artritis idiopática juvenil • ILAR: Liga Internacional contra el Reumatismo.
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