Publicado en Internet: 30-09-2014 - Número de visitas: 6117
Consideraciones éticas para el uso de intervenciones no registradas para la enfermedad vírica de Ébola (EVE). Informe de grupo de expertos
La epidemia de Ébola que afecta a África Occidental es la más grave de la historia. Las epidemias anteriores se habían podido controlar con las intervenciones preceptivas, como son la detección y el aislamiento precoces del paciente, la búsqueda y el seguimiento diario de los contactos y el cumplimiento estricto de los protocolos de control y prevención de la infección.
La dimensión del brote actual hizo que la directora de la Organización Mundial de la Salud celebrara por teleconferencia una reunión extraordinaria durante el mes de agosto pasado con 12 expertos. En esta reunión, tras analizar y valorar el gran número de personas afectadas, la alta tasa de letalidad, la precariedad de los sistemas de salud de los países afectados y la falta de control del brote, se debatió la posible utilización de fármacos y vacunas que están en fase de investigación. Los resultados preliminares sobre estos tratamientos parecen prometedores en el laboratorio y en modelos animales, pero todavía no ha sido probada su seguridad y eficacia en el ser humano. En el documento que presentamos se exponen algunas reflexiones sobre este proceso, así como las consideraciones éticas que suscitan el desarrollo e implementación de dichos tratamientos.
Los expertos estuvieron unánimemente de acuerdo en que los criterios éticos y científicos deben regir las intervenciones terapéuticas o preventivas que se pongan en marcha. La transparencia debe ser el denominador común tanto en lo que se refiere a las indicaciones médicas y los criterios de selección, como en otros aspectos clave como el consentimiento informado, la libertad de elección, la confidencialidad, el respeto a las personas, la protección de su dignidad y la participación de la comunidad.
Se discutió cómo evaluar científicamente estas intervenciones para poder obtener de manera exhaustiva y rápida la información acerca de la seguridad y eficacia. De manera unánime se consideró que, a pesar de la complejidad y la excepcionalidad del escenario, existe el deber moral de realizar estudios clínicos que permitan evaluar las intervenciones (terapéuticas o preventivas) con el fin tanto deestablecer suseguridad y eficacia como de poner de manifiesto los resultados adversos que obliguen detener suutilización. La evaluación continuadebeorientar las intervencionesfuturas.
Hay ciertos aspectos, sin embargo, que todavía requieren un análisis en mayor profundidad. Se deben tener en cuenta y establecer los criterios éticos que han de regir la recopilación de datos en las circunstancias actuales, los criterios que se seguirán para priorizar el uso de los medicamentos y vacunas, y para conseguir su distribución equitativa en las comunidades y países puesto que la demanda puede llegar a ser superior al stock existente.
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