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Vol. 15 - Num. 58

A la Pediatría desde el Arte

Ejercicio complicado o aritmética mental en la escuela pública de Rachinski. Nicolai Petrovich Bogdanov Belski, 1895-1896 Niño riendo asomado a la ventana. Bartolomé Esteban Murillo, 1675

Iván Carabaño Aguadoa

aSección de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica. Servicio de Pediatría. Hospital Universitario 12 de Octubre. Madrid. España.

Correspondencia: I Carabaño. Correo electrónico: carabano1975@hotmail.com

Cómo citar este artículo: Carabaño Aguado I. Ejercicio complicado o aritmética mental en la escuela pública de Rachinski. Nicolai Petrovich Bogdanov Belski, 1895-1896 Niño riendo asomado a la ventana. Bartolomé Esteban Murillo, 1675. Rev Pediatr Aten Primaria. 2013;15:175-6.

Publicado en Internet: 20-06-2013 - Número de visitas: 13699

Ejercicio complicado o aritmética mental en la escuela pública de Rachinski, 1895-1896. Nicolai Petrovich. Bogdanov Belski (1868-1945). Colección privada.

Ejercicio complicado o aritmética

Ejercicio complicado o aritmética mental en la escuela pública de Rachinski. Nicolai Petrovich Bogdanov Belski, 1895-1896

El interés por la dimensión psicológica de los personajes no solo está presente en las novelas decimonónicas, sino que también se hace objetiva en el mundo de la pintura. Así, en este ejemplo, vemos en primer plano a dos pequeños pensadores obcecados en la resolución de un problema que a su profesor, Serguei A. Rachinski, probablemente le pareciese una nimiedad. El mencionado educador (al que vemos de traje negro, con cuello de pajarita), influido por Tolstoi, abandonó una prometedora carrera en la cátedra de Ciencias Naturales para dedicarse en cuerpo y alma a enseñar matemáticas a niños campesinos.

Niño riendo asomado a la ventana, 1675. Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682). The National Gallery. Londres. Reino Unido.

Niño riendo asomado a la ventana

Niño riendo asomado a la ventana. Bartolomé Esteban Murillo, 1675

Los niños más famosos de Murillo, como el Niño espulgándose o los de Los tres muchachos (dos golfillos y un negrito), tienen un contrapunto delicioso en otros menos célebres, como este niño que se parte el eje mientras contempla vaya usted a saber qué cosa y que nosotros no vemos. Apoyado en el quicio de una ventana, que es lo que debe hacerse durante la infancia.

Con este y otros cuadros de temática libre, el de Sevilla pasa del encasillamiento eclesiástico al terreno de lo independiente, hecho inusual en la época y que convierte a Murillo en uno de nuestros genios.

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