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Vol. 14 - Num. 56

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Tomografía computarizada: si puedes, ¡ahórratela!

Publicado en Internet: 17-12-2012 - Número de visitas: 7216

Pearce MS, Salotti JA, Little MP, McHugh K, Lee C, Kim KP, et al. Radiation exposure from CT scans in childhood and subsequent risk of leukaemia and brain tumours: a retrospective cohort study. Lancet. 2012;380(9840):499-505.

Comentario leído en la publicación en Internet 7SETmanal (www.ics.gencat.cat/3clics/main.php?page=ArticlePage&id=590) que recogemos parcialmente por su interés.

Los niños son especialmente sensibles a las radiaciones ionizantes porque que sus órganos y tejidos están en crecimiento. Este estudio de cohortes retrospectivas muestra asociación entre la dosis de radiación que proviene de las tomografías computarizadas (TC) realizadas sobre la médula ósea y el cerebro y la incidencia posterior de leucemia y tumores cerebrales. A pesar de que la TC tiene una utilidad clínica indudable, hay que tener en cuenta los riesgos, ser rigurosos en su indicación y, si es posible, considerar procedimientos alternativos que no conlleven radiación ionizante.

La TC es una técnica diagnóstica muy valiosa y su uso ha aumentado rápidamente en los últimos años. A pesar del beneficio inmediato para el paciente, que puede ser sustancial, las dosis relativamente altas de radiación en comparación con la radiología convencional, pueden tener consecuencias negativas.

Este estudio de cohortes retrospectivas se llevó a cabo para evaluar si el riesgo de cáncer aumentaba después de las TC realizadas en la infancia y la primera edad adulta. Se valoró el riesgo de leucemia y de tumores cerebrales porque son los efectos más preocupantes, ya que la médula ósea y el cerebro son tejidos muy radiosensibles, especialmente en la infancia. Además, se trata de los tejidos que con más frecuencia son expuestos a las radiaciones de las TC en la infancia, y las leucemias y los tumores cerebrales son los cánceres más frecuentes en estas edades.

Se incluyeron pacientes sin enfermedad maligna previa a los que se hizo una TC por primera vez entre 1985 y 2002, cuando eran menores de 22 años. Se obtuvieron datos de incidencia, mortalidad y pérdidas de seguimiento del registro central del National Health System entre 1985 y 2008.

Durante el seguimiento, 74 de 178 604 pacientes fueron diagnosticados de leucemia y 135 de 176 587 pacientes fueron diagnosticados de tumor cerebral. Tal y como muestra la Fig. 1, se encontró un asociación positiva entre las dosis de radiación de las TC y leucemia (exceso de riesgo relativo [ERR] por cada mgy de radiación: 0,036; intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 0,005 a 0,120) y también tumores cerebrales (ERR: 0,023; IC 95%: 0,010 a 0,049).

figura1

El uso de la TC en niños que conlleva una dosis acumulada en la médula ósea de 50 mgy triplica el riesgo de leucemia (riesgo relativo [RR]: 3,18; IC 95%: 1,46 a 6,94) y una dosis de 60 mgy casi triplica el riesgo de cáncer cerebral (RR: 2,82; IC 95%: 1,33 a 6,03). Teniendo en cuenta las dosis habituales de las TC hechas después de 2001 en niños menores de 15 años, 5-10 TC craneales producen una acumulación aproximada de 50 mgy en la médula ósea y 2-3 TC craneales causan una acumulación aproximada de 60 mgy en el cerebro.

Como estos cánceres son relativamente raros, los riesgos absolutos acumulados son bajos: en los diez años posteriores a la primera TC en pacientes menores de diez años, se estima que se dará un caso adicional de leucemia y un caso adicional de tumor cerebral por cada 10 000 TC realizadas.

Finalmente, destacar la web “Atención primaria basada en la evidencia”, que es un proyecto desarrollado por profesionales del Institut Catalá de la Salut (www.ics.gencat.cat/3clics/main.php) con contenidos de gran interés y presentados en un formato amigable, que constituyen un recurso de calidad y excelencia muy recomendable.

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