Vol. 13 - Num. 20
Talleres
aPediatra. CS Nuestra Señora de Benquerencia. Toledo. España.
Cómo citar este artículo: Garde Morales MT. Lectura básica del electrocardiograma. Presentación. Rev Pediatr Aten Primaria. Supl. 2011;(20):223-4.
Publicado en Internet: 18-11-2011 - Número de visitas: 8892
El pediatra de Atención Primaria (AP) es consultado con relativa frecuencia por síntomas que pueden tener origen cardiaco y, en otras ocasiones, la exploración física de un niño revela hallazgos cuya causa puede residir en el sistema cardiovascular.
Estas circunstancias producen ansiedad familiar y el pediatra tiene la responsabilidad de determinar inicialmente si existe una enfermedad cardiaca de base o si ese síntoma se debe a otras causas.
Uno de los hallazgos cardiológicos más frecuentes en la consulta de Pediatría es el soplo cardiaco, que puede estar presente en el 50-70% de los escolares1. El pediatra de AP debe diagnosticar cuáles son funcionales, y no precisan estudios complementarios, y cuáles son de origen orgánico, y deberán ser remitidos a una consulta especializada².
Existen otros síntomas como el dolor torácico, los episodios de palpitaciones, los síncopes y presíncopes que, aunque menos frecuentes que los soplos cardiacos, deben ser valorados adecuadamente para confirmar o descartar su posible etiología cardiogénica, la pertinencia de un estudio más completo y específico y la necesidad de un tratamiento precoz en los casos de afecciones potencialmente letales2.
Otra circunstancia que requiere una valoración cardiovascular exhaustiva son los exámenes de aptitud deportiva1solicitados por niños habitualmente sanos que desean practicar un deporte a nivel más o menos competitivo y precisan excluir cualquier patología cardiovascular incompatible con el ejercicio.
En este contexto clínico, el pediatra de AP debe adquirir una formación y unas habilidades que le permitan diagnosticar de la manera más precisa posible si el paciente padece una enfermedad cardiovascular, la gravedad de la misma y la urgencia del tratamiento.
Aparte de la historia clínica y la exploración física como herramientas fundamentales, el pediatra dispone de una prueba complementaria sencilla, rápida, barata, accesible en cualquier centro de salud y que aporta información útil e inmediata: el electrocardiograma (ECG)3.
La interpretación del ECG requiere una lectura sistemática, ha de contemplar las variaciones normales debidas a los cambios del aparato circulatorio a lo largo del desarrollo y debe ayudar al pediatra a diferenciar las variantes de la normalidad de las alteraciones patológicas que deben ser remitidas al cardiólogo pediátrico4.
La autora declara no presentar conflictos de intereses en relación con la preparación y publicación de este artículo.
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