Vol. 13 - Num. 20
Talleres
aHospital Infantil Universitario del Niño Jesús. Madrid. España.
Cómo citar este artículo: Hernández Martín A. Abordaje terapéutico en la consulta de Pediatría de las enfermedades cutáneas más frecuentes (verrugas, molluscum, acné y dermatitis atópica). Rev Pediatr Aten Primaria. Supl. 2011;(20):185-91.
El presente taller de Dermatología tiene por objeto enseñar el abordaje práctico de algunas enfermedades cutáneas muy frecuentes que se atienden diariamente la consulta de Pediatría. A lo largo del mismo se ofrecerán los aspectos diagnósticos y terapéuticos clave para el manejo práctico de verrugas, moluscos, acné juvenil y DA, y se tratará de transmitir protocolos de actuación terapéutica. Sin duda, en la mayoría de las ocasiones el pediatra puede prescribir tratamientos eficaces sin necesidad de derivar al paciente a la consulta especializada, aumentando la resolutividad de su consulta y minimizando el consumo de recursos sanitarios.
Las verrugas vulgares son una infección cutánea muy frecuente en la infancia producida por el virus del papiloma humano. Se transmiten, con un índice de contagiosidad moderado, por contacto directo y pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluida la región genital, sin que ello signifique necesariamente que el contagio haya sido por vía sexual.
Sabemos que tienden a la autorresolución, pero solemos a tratarlas para evitar su diseminación tanto en el mismo niño que las padece como en sus contactos familiares y sociales. Sin embargo, no hay un único tratamiento capaz de curar todas las verrugas del paciente, por lo que las opciones terapéuticas son numerosas1. Entre las más frecuentes se encuentran las siguientes:
El mejor tratamiento de las verrugas víricas en los niños está basado en la combinación de la experiencia personal del médico y las herramientas terapéuticas de las que dispone. Muchas veces es más importante explicar la benignidad del proceso y su refractariedad al tratamiento que el propio método empleado.
Se trata de una infección cutánea por Poxvirus particularmente frecuente en niños con DA. Se contagian principalmente por contacto directo, siendo las piscinas un lugar prioritario de diseminación.
Al igual que en el caso de las verrugas víricas, los moluscos contagiosos pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo y tienden a la resolución espontánea, pero suelen tratarse para que no haya diseminación en el niño afectado o en sus contactos.
Las opciones terapéuticas incluyen la eliminación mecánica de las lesiones mediante curetaje o expresión (la aplicación previa de anestésicos tópicos es muy útil para minimizar el dolor durante estos procedimientos), la crioterapia y la aplicación de productos queratolíticos o vesicantes. La eliminación mecánica de las lesiones parece el método con menor tasa de recidiva2.
La cirugía queda reservada a lesiones de gran tamaño o de morfología atípica para confirmación histológica.
El acné juvenil se produce a consecuencia de la inflamación del complejo pilosebáceo. Su etiología hormonal justifica la aparición predominante en la adolescencia. Aunque es una condición benigna, tiene una importante repercusión psicológica y condiciona secuelas cicatriciales irreversibles, por lo que es necesario tratarlo precozmente.
Las lesiones se localizan fundamentalmente en la cara y la parte superior del tronco. Las manifestaciones suelen ser polimorfas, y casi todos los pacientes presentan un número variable de comedones, pápulas, pústulas, nódulos y cicatrices. Solo el 10% de los casos puede considerarse de intensidad grave a muy grave.
Los objetivos del tratamiento son: a) regular la secreción sebácea; b) evitar la obstrucción del folículo y el comedón, y c) disminuir la población bacteriana3. En función de la morfología lesional predominante y de la severidad de la afectación se recurrirá a tratamientos tópicos y orales (tabla 1).
La isotretinoína oral es el tratamiento oral más eficaz pero conlleva unos posibles efectos secundarios que es preciso conocer y controlar adecuadamente4. La influencia de factores como la dieta o el estrés es controvertida, por lo que no es posible ofrecer recomendaciones categóricas sobre los mismos.
La DA5 es una enfermedad crónica, recidivante y muy pruriginosa, cuyos criterios diagnósticos mayores son bien conocidos. Adicionalmente, los pacientes pueden presentar otras manifestaciones menos típicas o “menores” como la queilitis atópica, el eccema areolar, la pitiriasis alba, la hiperquertosis folicular, o la dermatosis palmoplantar juvenil, las cuales deben reconocerse y tratarse adecuadamente (tabla 2).
La DA repercute significativamente en la calidad de vida de los niños y su familias. Un buen manejo de la DA incluye una adecuada educación de los pacientes y sus familias, la evitación de los desencadenantes, un exquisito cuidado de la piel y la realización de un tratamiento adecuado, ya que pese a unos cuidados adecuados, la mayoría de los niños atópicos van a tener brotes que requerirán tratamiento farmacológico6. En muchas ocasiones, los padres de los niños con DA se sienten defraudados por los resultados de los tratamientos médicos o temen sus efectos adversos, por lo que recurren a medidas coadyuvantes y/o tratamientos alternativos buscando la solución de la enfermedad. Los profesionales sanitarios debemos mantener un diálogo abierto con los pacientes y sus familias, discutiendo la utilidad de medidas complementarias como el baño, la hidratación, las dietas restrictivas, el uso de jabones especiales, la desinsectación del hogar, etc., así como los beneficios y riesgos de cada tratamiento (tabla 3).
La autora declara no presentar conflictos de intereses en relación con la preparación y publicación de este artículo.
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