Vol. 13 - Num. 50
A la Pediatría desde el Arte
aSección de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica. Servicio de Pediatría. Hospital Universitario 12 de Octubre. Madrid. España.
Correspondencia: I Carabaño. Correo electrónico: carabano1975@hotmail.com
Cómo citar este artículo: Carabaño Aguado I. La Virgen de Lucca. Van Eyck, 1431 San Cristóbal cargando al Niño Jesús. El Bosco, 1490. Rev Pediatr Aten Primaria. 2011;13:333-4.
Publicado en Internet: 20-06-2011 - Número de visitas: 13333
He aquí una de las primeras plasmaciones del amamantamiento. A lo largo de la Edad Media, el niño tenía un papel menor en la vida social. Era, por encima de otra cosa, un pequeño estorbo, al menos hasta que tenía fuerza y edad suficientes como para ponerse a trabajar. De ahí que haya pocos pintores a lo largo del siglo xv que se interesen por los niños normales y corrientes. Como tal, no los plasman, si no es con la disculpa de representar al Niño Jesús.
En La Virgen de Lucca, podemos hacer una lectura simbólica sobre la vulnerabilidad. La madre (la Virgen) lo tiene todo: fuerza, esplendor, belleza, supremacía económica. Por el contrario, el hijo (el Niño Jesús) se defiende a través de la madre, protegido por ella, y solamente esgrime la bandera de su desnudez.
En sus pinturas sobre santos, El Bosco hace un canto a la vida resignada y contemplativa. Muestra la pasividad espiritual de estos, en vez de sus hazañas y martirios.
San Cristóbal cargando al Niño Jesús muestra varias minucias siniestras, como el dragón que emerge de las ruinas de la derecha para asustar a un bañista, o el oso ahorcado por un hombre, o el “daliniano” jarrón con escalera colgado de un árbol. Dominando la escena, las dos figuras centrales (la del Niño Jesús de rostro aburrido y la del Santo sumido en el cansancio) hacen un curioso eje de simetría.
El autor declara no presentar conflictos de intereses en relación con la preparación y publicación de este artículo.
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