Vol. 13 - Num. 50
Originales
Miguel Labay Matíasa, A Labay Guerrerob, M Labay Guerreroc
aServicio de Pediatría. Hospital Obispo Polanco. Comisión de Servicios en Atención Primaria Rural. CS de Alfambra-Villel-Rural de Teruel-Cedrillas. Teruel. Profesor Titular de Enfermería Materno-Infantil. E.U. Enfermería Teruel. Universidad de Zaragoza. España.
bFacultad de Ciencias Sociales y Humanas. Universidad de Zaragoza. Campus Universitario de Teruel. España.
cPublicidad y Relaciones Públicas. Universidad San Jorge. Zaragoza. España.
Correspondencia: M Labay. Correo electrónico: mlabay@salud.aragon.es
Cómo citar este artículo: Labay Matías M, Labay Guerrero A, Labay Guerrero M. Internet, sexo y adolescentes: una nueva realidad. Encuesta a jóvenes universitarios españoles. Rev Pediatr Aten Primaria. 2011;13:225-32.
Publicado en Internet: 20-06-2011 - Número de visitas: 23687
Resumen
Objetivos: conocimiento de la realidad sobre el contacto de los jóvenes con las páginas de sexo en Internet en España.
Material y métodos: se estudian los datos obtenidos de una encuesta anónima entregada a 225 estudiantes universitarios del Campus Universitario de Teruel a lo largo de 2010.
Resultados: de las 200 encuestas valoradas, el 57% las contestaron mujeres. La edad de los jóvenes era de 22 ± 4 años (18-26). La edad de inicio en el ordenador fue de 13 ± 7 años (7-20). El 82% de los encuestados visita páginas de sexo (el 37% habitualmente, con un predominio claro de varones). El 29% inició sus visitas entre los 11 y los 15 años de edad, y el 32%, entre los 15 y los 18 años. De los visitantes asiduos, el 68% son varones, frente al 32% de mujeres. El 19% comenzó sus contactos en el centro escolar. El 63% de los que disponen de ordenador personal frecuenta más estas páginas que los que utilizan el ordenador familiar.
Conclusiones: los mayores consumidores de pornografía en la red se encuentran en los adolescentes entre 12 y 17 años. Uno de cada tres encuestados visita habitualmente estas páginas y lo hace más frecuentemente cuando dispone de ordenador personal. Tras los resultados obtenidos, se demanda la atención de padres, educadores, médicos, pediatras, publicistas, políticos e industria para que protejan y vigilen a los niños y adolescentes. Se solicitan campañas informativas sobre el tema.
Palabras clave
● Adolescencia ● Educación ● Internet ● Publicidad ● SexoLa informática y los móviles han supuesto, tras la invención de la imprenta, el teléfono, la radio y la televisión, la mayor revolución en el mundo de las comunicaciones1,2. Hoy, quien no posee ciertas habilidades frente al ordenador puede considerarse un “analfabeto funcional”. Internet constituye un poder y algunos hablan de que la revolución está en la red2. Tanto es así, que los Gobiernos intentan cercenar las libertades de los ciudadanos planeando legislar en este medio de comunicación que no está bajo su control, limitando determinados aspectos. El problema es cuáles. Ahora, todo pasa por Internet y los políticos lo saben3; Facebook, Wave, Youtube, Twitter, Flickr, Skype, Weebcam, Windows live, Messenger, etc., son términos, conceptos y actividades cada vez más comunes entre los internautas, que se utilizan con asiduidad.
La pornografía es casi tan antigua como la humanidad. En diferentes y ancestrales culturas existen ejemplos de ella, en esculturas y diversos objetos artísticos o decorativos. La pornografía se puede definir como el carácter obsceno de las obras literarias o artísticas. Se manifiesta a través de multitud de disciplinas con el objetivo, en muchos casos, de obtener la excitación sexual de la persona que las contempla. En cine, literatura, fotografía, revistas, pintura y en otros medios, está presente en numerosas obras. Desde hace dos décadas, la irrupción de Internet ha propiciado su difusión de una forma generalizada y con la privacidad consiguiente que otorga este medio4-6.
Tras hacer partícipe varios padres a uno de los firmantes de sus preocupaciones en relación a sus hijos, con motivo de sus actividades en Internet y sexo, hemos reparado en que tan apenas existen publicaciones españolas al respecto que analicen la realidad. De los siete casos en los que se ha suscitado la cuestión por parte de los padres en el último año, uno de los niños no alcanzaba la edad de diez años y otros tres tenían 12 años. Ante una evidencia que permanece relativamente oculta, intentamos analizar la situación a través de la experiencia actual y real en un grupo de jóvenes universitarios procedentes de diferentes provincias españolas, estudiantes en Teruel.
Se repartieron 225 encuestas voluntarias y anónimas entre los estudiantes del Campus Universitario de Teruel entre enero y septiembre de 2010, siendo contestadas por 209. Se excluyeron nueve por sobrepasar los 30 años de edad y considerar que pertenecen a otra generación. La encuesta figura en la tabla 1.
Se consultaron, por uno de los autores, cuatro páginas de sexo heterosexual y otras tantas de sexo gay y lésbico. Tras ello se observó que en las páginas de sexo se ofrecen de entrada imágenes explícitas, que con toda facilidad pueden ser utilizadas por cualquiera y solo en dos se advertía claramente que por su contenido no debían acceder menores de 18 años. En las referentes a sexo gay no aparece ninguna recomendación en este sentido y sus imágenes son igualmente explícitas. En las tres, existen múltiples posibilidades de contacto con supuestas personas cercanas dispuestas a todo tipo de servicios.
En la tabla 2 figuran los resultados de la encuesta realizada.
Destacan el predominio de mujeres que respondieron (57%). La edad promedio de los encuestados fue de 22 ± 4 años (18-26) y comenzaron a manejar el ordenador a los 13 ± 6 años (7-20). El 18% de los encuestados afirmó no haber visitado páginas de sexo, siendo el 60% mujeres. La edad en que se iniciaron las visitas a estas páginas es de 17 ± 6 años (11-22 años). Del 82% que visita páginas de sexo, el 61% lo hace de forma ocasional y el 39% habitualmente, existiendo un predominio de hombres (68%) frente a mujeres (32%). El 19% de los encuestados inició sus visitas en las clases de informática de su centro escolar. El 63% de los encuestados ha dispuesto de ordenador personal en su dormitorio y el 37% en una habitación familiar comunitaria. Todos los que visitan habitualmente páginas de sexo disponen de ordenador personal.
Según algunos autores, existe un mayor número de chicas que manejan el ordenador antes que los niños. El 78% se conecta desde sus hogares, el 26% desde la escuela y el resto desde bibliotecas y cibercafés. El 34% de los encuestados4 se ha sentido incómodo ante las propuestas recibidas y el 17% ha quedado citado con desconocidos tras chatear por Internet. La mitad de los jóvenes dispone de un ordenador personal para su uso exclusivo. Los niños y adolescentes entre 12 y 17 años son los más grandes consumidores de pornografía5,6. En Europa, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia y España, por este orden, son los países más destacados en este aspecto7. El 80% de la pornografía infantil comercial difundida en la red se produce en Japón y 100 000 sitios en la red contienen esta pornografía5. La palabra “porno” está entre las más buscadas por los adolescentes entre una lista que incluye sexo, YouTube, Google y Facebook7. Se calcula que los niños y adolescentes españoles permanecen un mínimo de 87 horas al año ante el ordenador para usos recreativos7,8. Casi se puede afirmar que el ordenador está desplazando a la televisión en las mentes de nuestros niños y ha sustituido por completo a los juegos en la calle, salvo en el medio rural1.
Los pediatras y educadores debemos tomar conciencia de la situación actual para interesarnos por estas cuestiones en las entrevistas que mantenemos con niños y padres8,9. El sexo forma parte de la vida y de la evolución del ser humano. Es indispensable para el desarrollo armónico del joven, siempre que habitualmente estén presentes otros valores como el afecto y el amor y se llegue a él de forma consciente y progresiva. La pornografía es otra cuestión. Es la cruda exhibición de genitales y actos sexuales, siendo la negación del arte y del amor. Su efecto negativo se magnifica en las mentes menos formadas. ¿No conviene entonces dificultar sus posibilidades de afectar negativamente el desarrollo a los niños y a la juventud, restringiendo su promoción comercial, como se intenta hacer con las drogas? La pornografía, consumida de forma habitual, tiene grandes repercusiones en el comportamiento sexual de niños y adolescentes. Además, existe el riesgo de que estos puedan desarrollar tendencias sexuales anómalas6,9,10. Según se ha demostrado, el 86% de los violadores en Estados Unidos ha admitido ser usuario habitual de pornografía10.
En España, según datos de 2005, el 30% de los niños de cinco años usa Internet, el 60% de los de 8 a los 13 años y el 75% de los adolescentes. El 66% lo utiliza para su entretenimiento y solo el 14% de los padres pone reglas para su uso7,8. El 32% de los usuarios masculinos entre 10 y 17 años había tenido acceso a páginas de pornografía, racismo o violencia, frente al 15% de las chicas7,8. Aunque han pasado más de cinco años desde la obtención de estos datos, algunos de ellos resultan preocupantes, ya que seguro que actualmente el número de usuarios infantojuveniles de esas páginas se ha incrementado. En nuestra serie, el 53% de los encuestados las visita ocasionalmente y el 37% con regularidad, con un predominio evidente de varones (68%). De haber realizado esta encuesta a niños y adolescentes con edades actuales entre los 12 y 17 años, estas cifras probablemente serían más elevadas. La razón de no encuestar a esta franja de edad la adoptamos al tener que solicitar permiso a sus padres por ser menores de edad. Quizás otros grupos puedan plantearse realizarlas y comparar los resultados obtenidos con esta serie que presentamos. Llama la atención que el 7% de los encuestados inició sus visitas a las redes de pornografía a los 12 años, o menos, y que el 87% de los que las visitan habitualmente lo hace a través de su ordenador personal. Resulta curioso que el 19% de los participantes en esta encuesta iniciara su contacto con las páginas de sexo en las clases de informática de sus centros escolares. Esto debe constituir una llamada de atención a los educadores para que vigilen las actividades de sus alumnos.
Aunque los niños se convierten rápidamente en experimentados usuarios del ordenador, no pueden valorar el riesgo que ello conlleva. Algunos autores consideran que este riesgo es comparable a una “epidemia del siglo xxi”5,7,9. No podemos olvidar que, en muchos casos, en el mundo de la informática al adolescente se le puede considerar profesor, y a los padres, estudiantes. Como contrapartida, los padres pueden ofrecer una experiencia de la vida real a sus hijos, mediante el diálogo y las explicaciones pertinentes. Los jóvenes más vulnerables suelen ser los que tienen conflictos familiares, baja autoestima, antecedentes de maltrato, depresión y búsqueda de atención o afecto de otras personas5-9. Algunos adolescentes que navegan por Internet sufren persecución cibernética, maltrato y acoso sexual por parte de otros, vía on-line10,11.
Frente a esta situación, profesionales, padres, publicistas, políticos e industria debemos estar implicados. Los padres deben instalar el ordenador en un lugar de uso común para toda la familia, aprender lo máximo sobre informática, controlar la historia de las páginas visitadas, comprobar si el fichero lo descargan totalmente los hijos con asiduidad, observar cambios en el comportamiento de los hijos, controlar el tiempo que pasan delante del ordenador, hablar con ellos sobre el uso de Internet, pautar unas reglas lógicas de utilización y emplear programas de autoprotección para bloquear y filtrar el acceso a determinados contenidos de la red. Los profesionales tenemos que preguntar y advertir a los padres sobre los riesgos citados y, si es preciso, hablar claramente con el adolescente sobre estos temas. A los adolescentes hay que informarles sobre los riesgos de acceder a encuentros con personas conocidas a través de Internet y prohibirles proporcionar datos personales y familiares a desconocidos. Los gobiernos deberían exigir a las empresas fabricantes de los ordenadores la existencia de claves en el aparato, en las que según la edad del usuario determinadas páginas quedaran ocultas para él10,12. Además, hay que propiciar campañas de información para todos los estamentos de la sociedad: adolescentes, familias y profesionales de la salud y educación9. Los publicistas tienen una gran labor por delante en este tema7,12.
Probablemente, hay toda una generación que está creciendo convencida de que el “porno”, accesible y anónimo, que se pueden descargar de Internet, es el sexo en el mundo real, dictando unos cánones físicos y de actividad que pueden acomplejar a nuestros jóvenes e impedir que alcancen, en su momento, la plena felicidad en sus relaciones íntimas con otras personas de su entorno. Por encima del inmenso poder de la informática, están la salud y la educación de niños, adolescentes y jóvenes. Todos los estamentos de la sociedad somos responsables de ello12. Es una empresa difícil. Luchamos frente a gigantes. La fuerza la tenemos que obtener de nuestras convicciones y de nuestra influencia en la sociedad. Tenemos una credibilidad de la que carecen otros estamentos. No es una guerra perdida. Solamente hay que empezar a actuar.
A todos los estudiantes del Campus Universitario de Teruel de la Universidad de Zaragoza, participantes de la encuesta anónima.
Los autores declaran no presentar conflictos de intereses en relación con la preparación y publicación de este artículo.
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