Vol. 11 - Num. 41
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Cómo citar este artículo: Juventud y seguridad vial en Europa. Rev Pediatr Aten Primaria. 2000;11:175-88.
Publicado en Internet: 31-03-2009 - Número de visitas: 5866
Sethi D, Racioppi F, Mitis F.
En Europa, las lesiones producidas por los accidentes de tráfico son una de las primeras causas de morbimortalidad en niños y adolescentes. Concretamente, los accidentes de tráfico son la quinta causa de mortalidad desde el año cumplido hasta los 4 años de edad, la primera desde los 5 hasta los 24 años y la primera en todos los grupos de edad en cuanto a muertes accidentales o violentas. España, con una tasa de mortalidad anual por accidentes de tráfico hasta la edad de 24 años próxima a 10/100 000 habitantes se sitúa entre los países en un nivel medio-alto y próximo a países como Francia e Italia. Los países con tasas más altas son los del noroeste de Europa que han experimentado un rápido crecimiento de su parque automovilístico sin que infraestructuras y legislación lo hayan hecho a la misma velocidad. La experiencia de los países con altos niveles de motorización ofrece la oportunidad de diseñar medidas que ayuden a limitar los riesgos en aquellos países que están creciendo rápidamente en ese sentido.
Frecuentemente se olvida que la mayoría de los accidentes son evitables. Niños y jóvenes son usuarios de la vía pública vulnerables e inexpertos. Existe una gran variabilidad entre países y entre regiones en cuanto a los riesgos de sufrir un tipo u otro de accidente y de sus consecuencias. Hay un gran número de intervenciones posibles, eficaces y coste-efectivas que pueden proteger a esta población.
En el año 2008, la OMS ha publicado este interesante documento en que analiza y ofrece datos e ideas para diseñar medidas que contribuyan a paliar este verdadero problema de salud pública.
El estudio de los riesgos de sufrir accidentes se hará teniendo en cuenta las diferencias en cuanto a características físicas y de comportamiento a cada edad. Los niños pequeños, con su falta de comprensión de los riesgos, su capacidad limitada de respuesta rápida ante un peligro inminente, su pequeño tamaño que los hace menos visibles y el tiempo que pasan al aire libre, son especialmente vulnerables. Los adolescentes y adultos jóvenes pueden comprender, pero además de inexperiencia, poseen esa sensación de invulnerabilidad que les empuja a llevar sus experiencias hasta rozar los límites; necesitan demostrar a sus iguales su destreza o su osadía, consumen frecuentemente sustancias que alteran su percepción de la realidad y todo ello hace que adopten conductas de riesgo en cuanto a la conducción, especialmente los varones, por la noche y en los fines de semana. Esto llevará a adoptar estrategias diferenciadas en cuanto a la prevención de accidentes y de sus consecuencias.
Se considera que el miedo de los padres a los accidentes limita la actividad física de los niños al aire libre, lo que contribuye a la actual epidemia de obesidad en Europa. Algunos países ya han desarrollado programas e infraestructuras que haciendo más seguras las carreteras favorecen el ciclismo y la marcha, evitando el tener que usar el coche para trayectos cortos, lo que además de para la salud supone un beneficio para el medio ambiente. Desafortunadamente se ha observado que la exigencia del uso de casco para los ciclistas puede favorecer el que se deje de usar la bici por no querer llevar el casco, poco aceptado en algunos grupos de edad.
Los resultados de las cifras de morbimortalidad por accidentes de tráfico dependen de muchas variables que han de ser analizadas por separado: la diferencia de estatus socioeconómico, las políticas de transportes, la densidad de población y de vehículos, las costumbres, las condiciones para la obtención de los permisos de conducción, las legislación y la exigencia del cumplimiento de las ley, la calidad de las carreteras, el entorno de las mismas, las normas sobre las zonas de juegos, el diseño de los vehículos, la organización y calidad de los equipos de atención sanitaria, tanto en el lugar del accidente como durante el traslado y en el hospital influyen en los resultados.
En el capítulo ¿Qué se puede hacer?, se analizan cada uno de los factores de riesgo y las estrategias de prevención que ya han sido ensayadas con éxito y se tratan por separado las estrategias de reducción de riesgos para jóvenes conductores, para pasajeros, para peatones y para ciclistas.
El documento completo se puede descargar en www.euro.who.int/Document/E90142.pdf (consultado el 20/ 02/2009).
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