Tres días y una vida

Antoine Courtin vive en un pequeño pueblo francés rodeado de bosques, tiene doce años, una madre rígida, un padre ausente desde el divorcio, unos amigos distantes y un amor imposible. Adora a Ulises, el perro de sus vecinos, los Desmedt, y se lleva bien con su hijo Remi de 6 años.

En medio de una turbulenta adolescencia y cerca de la Navidad, dos acontecimientos sacuden su mundo interno. Le arrasan angustiantes emociones y paralizantes pensamientos que no comparte con nadie y marcarán su vida: Ulises muere atropellado y Remi desaparece en circunstancias que le involucran directamente.

El relato se articula en torno a Antoine en su asfixiante pueblo, su salida para estudiar y las particulares circunstancias que fuerzan su retorno para establecerse como profesional, aún sin haberse desprendido del peso de un pasado persecutorio.

Se trata de una novela de intriga construida con unos personajes sólidos, magníficos, y un argumento en torno a un suceso que mantiene una peculiar tensión hasta el final. El relato pone de manifiesto un hecho que no es exclusivo del mundo literario: la vida interior de muchas personas puede ser tan intensa como desconocida para los demás.  A veces solo se conoce la punta del iceberg del que tenemos al lado y, qué duda cabe, de los pacientes.

Quién es, por qué sufre, cómo es posible que haya cambiado de carácter, de vida. Muchas circunstancias desconocidas para otros pueden marcar el propio carácter, la evolución de una vida, las relaciones personales, ser la causa de problemas psicológicos.

También en los niños y en los adolescentes pueden ocurrir hechos (reales o elaborados) que no conozcan los padres, los profesionales, nadie. No es necesario que sean tragedias. Incluso podría ser que lidiar a solas con ellos, sin entrar en valoraciones, guste o no, sea positivo o no (solo el tiempo lo puede decir), forme parte de su proceso de maduración.

Pierre Lemaitre (1951), autor francés muy conocido por sus excelentes novelas policiacas, ganó en 2013 el premio Goncourt, uno de los más prestigiosos de Francia, con su novela Nos vemos allá arriba. Estudió psicología y es admirador de Hitchcock. Ambas cosas marcan sus personajes y sus adictivas tramas.

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