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Vol. 27 - Num. 105

Leído. Libros, revistas e Internet

Arrancad las semillas, fusilad a los niños

Carmen Martínez Gonzáleza

aPediatra. CS Villablanca. Madrid. España.

Correspondencia: C Martínez. Correo electrónico: carmendiri@gmail.com

Publicado en Internet: 29-01-2025 - Número de visitas: 396

  • Oé K. Arrancad las semillas, fusilad a los niños. Barcelona: Editorial Anagrama; 1999. ISBN: 8433908928.

Este es el impactante título de la primera novela del autor japonés Kenzaburo Oé (1935-2023), galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1994. Una obra de gran calado social que desconcierta en primer lugar porque trata con crudeza la vida de un grupo de adolescentes en las peores condiciones imaginables: abandonados por sus familias y por la sociedad, en tiempo de guerra y en el contexto de una grave epidemia. Adolescentes que son considerados semillas a arrancar.

Desconcierta también que en medio de tanta dureza, y en una novela donde apenas hay nombres propios, tenga personajes que muestran sentimientos tan profundos que en ocasiones hacen llorar a algún protagonista.

Arrancad las semillas, como toda buena literatura, es un relato que induce al lector a pensar. Pensar sobre la necesidad de conocer las circunstancias familiares de los niños y adolescentes (de cualquier persona) antes de juzgar su comportamiento, pues en determinados contextos lo raro es ser normal y comportarse con la normalidad esperada socialmente. Pensar sobre la experiencia de una epidemia, abismalmente diferente según donde nos haya tocado vivir en la lotería de la vida. En este sentido, en nuestro primer mundo y en nuestro contexto histórico, hemos vivido la reciente pandemia por el SARS-CoV-2 en circunstancias privilegiadas respecto a nuestros antecesores y respecto a la mayoría de las personas de países menos desarrollados.

Finalmente, el corazón de la obra tiene que ver con esas semillas que, sembradas precozmente, transforman a los niños: la violencia en todas sus formas, el maltrato institucional o social, el abandono, la falta de lazos afectivos. Semillas, estas sí, que hay que arrancar de raíz.

En la vida de Kenzaburo Oé destaca la discapacidad del primero de sus tres hijos, Hikari (que significa Luz). Un hecho que consideró el “eje de su vida”, que tuvo una gran influencia en su obra literaria y que le llevó a viajar a Hiroshima para empaparse del dolor humano. Decía que “las personas con discapacidad nos han mostrado la estrechez de nuestras miras. La sociedad que las excluye es por definición débil y frágil”.

La enfermedad o la muerte de un hijo han marcado no solo la vida, sino la obra literaria de autores como Sergio del Molino, Francisco Umbral o Paul Auster.

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