Sin relato

El subtítulo de este ensayo, Atrofia de la capacidad narrativa y crisis de la subjetividad, sintetiza muy bien lo que quiere contar Lola López Mondéjar. La autora, psicóloga clínica, psicoanalista, docente y escritora, desgrana en esta obra los factores que influyen en la progresiva incapacidad para narrar y para contarse a uno mismo; incapacidad que dificulta cada vez más relacionar el sufrimiento psíquico con causa alguna. En este sentido, habla con legitimidad de los problemas que esto conlleva en el trabajo psicoterapéutico, aunque no es un libro dirigido a profesionales de la salud mental.

Comenta cómo los niños, en presencia continua de objetos tecnológicos y exceso de actividades, ya no están nunca solos y son incapaces de pensar y de encontrarse con su mundo interior, llegando a la adolescencia con escasa capacidad de introspección y exceso de información por las redes sociales, factores que facilitan caer en actuaciones miméticas, como las autolesiones.

A la autora, como a otros clínicos que entrevista, les llama la atención la cantidad de jóvenes que llegan a las consultas de salud mental incapaces de analizar las causas de su malestar y, sin embargo, con frecuencia autodiagnosticados: soy PAS, soy TOC, soy TRANS… identidades prestadas, adhesivas, reforzadas por el mundo virtual en el que se mueven tantos jóvenes que no saben contarse, solo fotografiarse.

Hoy es habitual aconsejar al que sufre “mejor no pienses, hazte un viaje …” huye, corre, evita pensar. Ha disminuido la capacidad de escuchar y de conversar entre adultos y entre jóvenes que, si se reúnen, prefieren los juegos de mesa. El relato, la experiencia y el consejo oral han perdido valor, y a la vez aumentan los libros de autoayuda. Prevalece la información sobre el pensamiento.

La autora observa una tendencia imparable a alejarse del saber, que llama estultofilia: el gusto por la simplicidad, la huida de lo complejo y la pasión por la ignorancia. Y, de acuerdo con otros autores de diferentes ámbitos, encuentra una clara influencia del mundo de las pantallas en esta decadencia.

Este libro ha sido galardonado con el premio Anagrama de ensayo 2024 que se concede anualmente a una obra de tema libre. Un premio merecido y ajustado a la preferencia explícita en sus bases “por los trabajos de imaginación crítica, frente a los de carácter erudito o estrictamente científico”.

La lectura de este ensayo, ameno y bien documentado, aportará un análisis impagable al pediatra y a cualquier profesional aficionado a este género literario que tenga inquietud por los problemas de fondo de esta sociedad y su influencia en la infancia, en la adolescencia… y en nosotros mismos.

Personajes y escritores, desde el Quijote, Hanna Arendt, Martha Nussbaum o Nuccio Ordine trufan la excelente bibliografía de este libro, que invita a leer o releer sus obras.

¿Somos menos humanos en esta era digital?, se pregunta Lola en uno de los capítulos finales. Os animo a leer el libro y a contestar. Yo me quedo con la idea de la importancia de mantener las humanidades, esos saberes inútiles, en nuestra formación.

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