Un hijo

Las páginas de la novela a comentar hoy llevan al lector a navegar por el interior de los personajes que configuran una trama emotiva de afecto, de cooperación y también de dificultades propias y compartidas. Se trata de Guille, un niño de 9 años, su padre, su profesora, su orientadora y su única amiga. Página a página es posible identificarse y empatizar con ellos, muy diferentes entre sí, resultando muy interesante el enfoque de una misma realidad desde sus diversos puntos de vista. Es una historia narrada con prosa ágil y profunda ternura, que recoge sentimientos, misterios y silencios. Cuenta además con ilustraciones de su protagonista, Guille, mediante las que el lector ahonda aún más en su corazón, quedando irremediablemente cautivado por él. 

Cada uno tiene una apariencia, una imagen que proyecta al exterior. Diferentes disfraces, diversas corazas e identificaciones con personajes de ficción. Formas de seguir adelante, cuando en el interior hay un sufrimiento que resulta insoportable y de difícil gestión.

El papel del padre, Manuel, en plena crisis personal, intentando cuidar a su hijo por partida doble, supliendo a una madre ausente. El papel de la profesora, Sonia, atenta a las señales de alarma de sus alumnos, y de la orientadora, María, dotada de gran humanidad y profesionalidad, profundizando en el interior de Guille y, también, en el suyo propio y en el de Manuel, tarea por otro lado nada fácil. La gran amistad que une a los dos niños: Nazia, de origen pakistaní, con sus tradiciones y sus normas, y Guille, que siendo niño quiere cuidar y proteger al adulto más cercano, su padre.

Cada capítulo supone un acercamiento al universo infantil, permitiendo comprender mejor la expresión, la interpretación y los mecanismos de defensa frente al sufrimiento que pueden desarrollar los niños ante la adversidad.

Esta novela no solo hace referencia a la fragilidad humana y a la necesidad de seguir adelante pese a las dificultades, sino que constituye un relato de amor, en el que los personajes intentan ayudarse mutuamente como pueden y en el que se vislumbra la enorme riqueza del mundo emocional infantil, brindando al lector una maravillosa oportunidad de aprendizaje.

Mireya Orío Hernández

Comentarios

Este artículo aún no tiene comentarios.