Vol. 24 - Num. 94
Casos clínicos en Digestivo
Ana Reyes Domíngueza, Iván Carabaño Aguadob, Miguel Rasero Ponferradac, Enrique Salcedo Lobatob, Enrique Medina Benítezb
aSección de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica. Servicio de Pediatría. Hospital Universitario 12 de Octubre. Madrid. España.
bSección de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica. Servicio de Pediatría. Hospital Universitario 12 de Octubre. Madrid. España.
cSección de Radiología Infantil. Hospital Universitario 12 de Octubre. Madrid. España.
Correspondencia: A Reyes . Correo electrónico: anitard71@gmail.com
Cómo citar este artículo: Reyes Domínguez A, Carabaño Aguado I, Rasero Ponferrada M, Salcedo Lobato E, Medina Benítez E. Duodenitis, la gran desconocida. Rev Pediatr Aten Primaria. 2022;24:e235-e238.
Publicado en Internet: 02-06-2022 - Número de visitas: 112813
Resumen
Debido a la relación que mantiene el duodeno con el resto de los órganos vecinos, el abordaje de la duodenitis implica realizar un amplio diagnóstico diferencial. Las patologías de este sector del intestino delgado son muy diversas e incluyen procesos congénitos, inflamatorios, traumáticos y neoplásicos. En el presente caso, comentamos una duodenitis erosiva secundaria a una infección por H. pylori.
Palabras clave
● Duodenitis ● Duodeno ● Helicobacter pylori ● InflamaciónLa existencia de una condición inflamatoria del duodeno se conoce como duodenitis. Existen muy pocos estudios sobre patologías duodenales en la población pediátrica. La duodenitis puede tener múltiples causas, entre las que se encuentran las alteraciones de la propia pared del duodeno u otras patologías de órganos vecinos. Los síntomas y signos más frecuentes son: dolor abdominal, vómitos, sepsis (en caso de perforación de pared duodenal) y hemorragia digestiva alta, si existe una úlcera asociada1.
Niño de 9 años, sin antecedentes personales ni familiares de interés, remitido a consulta de Digestivo desde Atención Primaria por cuadro de dolor abdominal difuso de un mes de evolución, de intensidad moderada-grave. Refería despertares nocturnos debido al dolor. No vómitos. Realizaba una deposición diaria, tipo Bristol 4, sin productos patológicos. Buen apetito. No pérdida de peso ni fiebre. No aftas. Buen desarrollo ponderoestatural. Exploración física normal, salvo dolor intenso a la palpación del epigastrio.
Se solicitó una ecografía abdominal, donde se objetivó un engrosamiento marcado de la pared duodenal y cambios inflamatorios yuxtaduodenales (Figs. 1 y 2). Además, se realizó analítica sanguínea y de orina, sin alteraciones; estudio microbiológico fecal negativo.
Figura 1. Flecha azul: engrosamiento mural de la pared duodenal y cambios inflamatorios de la grasa adyacente. Flecha amarilla: adenopatía reactiva |
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Figura 2. Sección transversal del duodeno. Con la flecha amarilla remarcamos el importante engrosamiento de su pared. La pared del duodeno se ve de color oscuro. Los tonos blancos de su interior corresponden al contenido intestinal |
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Se completó el estudio con una endoscopia digestiva alta, donde se visualizaron varias lesiones erosivas y una úlcera bulbar, con engrosamiento pilórico y nodularidad antral y esofágica. En la anatomía patológica se observó duodenitis activa erosiva, gastritis superficial activa antral y fúngica, con presencia de folículos linfoides y esofagitis leve. Además, se detectó la presencia de bacilos de tipo H. pylori (HP) en muestras de segunda porción duodenal, antro y esófago. El cultivo para dicha bacteria fue positivo para H. pylori sensible a claritromicina.
Se programa un ciclo de omeprazol-claritromicina-amoxicilina durante 14 días, con posterior normalización de la clínica. Se verificó la erradicación de la infección, a través de un test del aliento, realizado a las 8 semanas.
De forma paralela, se realizó ecografía abdominal de control en ese momento, donde se constató una importante mejoría radiológica del engrosamiento duodenal y de los cambios inflamatorios locorregionales presentes en el estudio ecográfico previo.
Existen numerosos estudios sobre la gastritis y la esofagitis en niños; sin embargo, el número de artículos sobre la duodenitis en la población pediátrica es bastante limitado2.
El diagnóstico de la duodenitis es anatomopatológico. Aunque la inflamación duodenal puede ser secundaria a diversas etiologías, a efectos prácticos pueden establecerse dos grandes grupos: las duodenitis inflamatorias (no infecciosas) y las duodenitis infecciosas1.
Las duodenitis de causa inflamatoria más frecuentes se exponen en la Tabla 1.
Tabla 1. Causas de duodenitis inflamatoria, no infecciosa |
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La causa más frecuente de duodenitis infecciosa es la causada por el Helicobacter pylori (HP), que puede asociar úlceras3. Cuando estas son mayores de dos centímetros tienen alto riesgo de sangrado y perforación.
En nuestro caso, se constató la presencia del HP, responsable de las lesiones que se objetivaron en la ecografía y en la esofagogastroscopia.
La infección por HP está estrechamente asociada con el desarrollo de úlceras, gastritis o duodenitis erosivas y otros síntomas extragastrointestinales como la anemia ferropénica refractaria y la trombocitopenia inmune primaria4. La infección es asintomática en la mayoría de los casos. Estudios recientes sugieren que en los niños la proporción de úlceras y erosiones gastroduodenales asociadas a la infección por HP es muy baja5. La úlcera asociada a la infección puede causar dolor abdominal intenso, vómitos posprandiales, rechazo de las tomas, pérdida de peso y hemorragia digestiva6.
Las guías conjuntas ESPGHAN-NASPGHAN han recomendado que ante el hallazgo de úlceras duodenales o duodenitis erosivas es fundamental realizar un despistaje de HP debido a la fuerte asociación entre ambas patologías7. En el caso de confirmar la infección por HP mediante pruebas invasivas y cultivo con estudio de sensibilidad bacteriana a los antibióticos, se recomienda el tratamiento erradicador de la infección8. Tras establecer el tratamiento adecuado y erradicar la infección por HP, la úlcera duodenal y duodenitis erosiva remiten totalmente9.
El dolor abdominal es un síntoma muy frecuente en las consultas de Atención Primaria. Entre todas las causas posibles, no hemos de olvidar la patología duodenal. Como se expone en el presente artículo, el origen de dicha patología puede ser muy dispar. En algunos casos la clínica y la exploración física nos pueden guiar directamente a un diagnóstico, pero en otras ocasiones se han de solicitar las pruebas complementarias adecuadas; entre ellas, la ecografía abdominal y la endoscopia digestiva alta.
Los autores declaran la ausencia de conflicto de intereses en la redacción del presente artículo.
AINE: antiinflamatorio no esteroideo · HP: H. pylori.
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