Vol. 23 - Num. 30
Comunicaciones. Prevención y promoción
Carmen Goez Sanza, Silvia Rodríguez del Rosarioa, Rodrigo Enríquez de Salamanca Gambarab, Margarita Castro Reyc, Elsa Izquierdo Herrerod, Jorge Carranza Ferrere
aMIR-Pediatría. Hospital Clínico Universitario de Valladolid. Valladolid. España.
bMIR-Medicina de Familia y Comunitaria. CS Delicias I. Gerencia de Atención Primaria Valladolid Oeste. Valladolid. España.
cMIR-Pediatría. Hospital Clínico Universitario. Valladolid. España.
dServicio de Pediatría. Hospital Clínico Universitario de Valladolid. Valladolid. España.
eServicio de Pediatría. Hospital Clínico Universitario de Valladolid . Valladolid. España.
Cómo citar este artículo: Goez Sanz C, Rodríguez del Rosario S, Enríquez de Salamanca Gambara R, Castro Rey M, Izquierdo Herrero E, Carranza Ferrer J. Ingestas e inhalaciones de tóxicos en Pediatría: cómo afecta una pandemia. Rev Pediatr Aten Primaria. Supl. 2021(30):285.
Publicado en Internet: 30-11--0001 - Número de visitas: 2349
Las ingestas e inhalaciones de tóxicos suponen un 0,3% de las consultas en los servicios de urgencias pediátricas, sin embargo, son un motivo de consulta potencialmente grave.
Objetivos: analizar las características de las ingestas e inhalaciones de tóxicos. Conocer si durante el estado de alarma por la pandemia SARS-CoV-2 se produjeron cambios en sus características y manejo.
Se revisaron las historias clínicas de los pacientes menores de 14 años que acudieron a urgencias de un hospital de tercer nivel por ingestas e inhalaciones de tóxicos entre los meses de septiembre de 2018 y noviembre de 2020. Se recogieron datos demográficos y clínicos. Se realizó análisis estadístico descriptivo y comparativo entre los datos durante el estado de alarma (14 de marzo de 2020 hasta 21 de junio de 2020) y el mismo periodo del año previo.
Se obtuvo un total de 115 pacientes. La mediana de edad fue de dos años (P25-75: 2-3 años). Un 54,8% (n = 63) fueron mujeres y un 45,2% (n = 52) varones. La sustancia ingerida con mayor frecuencia fueron medicamentos (50,4%, n = 58), seguida de productos domésticos (33,9%, n = 39). La causa fue predominantemente accidental (86,1%, n = 99). Un 75,7% (n = 87) de los pacientes no precisó tratamiento, mientras que un 18,3% (n = 21) precisó métodos de eliminación y un 6,1% (n = 7) endoscopia. Se contactó con el Instituto Nacional de Toxicología en un 61,7% de los casos (n = 71). Un 26,1% (n = 30) de los pacientes fueron dados de alta, un 59,1% (n = 68) precisaron observación y un 14,8% (n = 17) de los pacientes ingresaron en planta de hospitalización. No se detectaron diferencias estadísticamente significativas en la edad, sexo, sustancia ingerida ni causa de la ingesta o inhalación en la comparación entre los meses de estado de alarma y los mismos meses del año previo. Tampoco se detectaron diferencias estadísticamente significativas en el tratamiento ni en el número de veces que se contactó con el Instituto Nacional de Toxicología. En el periodo de estado de alarma hubo un número de ingresos significativamente superior a los ingresos en el mismo periodo del año previo (75% frente a 25%; p = 0,044).
En consonancia con los datos publicados las sustancias predominantes fueron los medicamentos, seguidos de los productos del hogar. No hubo diferencias en las características ni en el manejo de los pacientes durante el estado de alarma, salvo un aumento en el número de ingresos, esto probablemente motivado por las circunstancias organizativas en el servicio durante dicho periodo.
Los autores declaran no presentar conflictos de intereses en relación con la preparación y publicación de este artículo.
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