Trastorno por déficit de atención con hiperactividad

• Guerrero R. Trastorno por déficit de atención con hiperatividad. Entre la patología y la normalidad. Barcelona: Libros Cúpula; 2016.

Trastorno por déficit de atención con hiperactividad de Rafael Guerrero es un buen libro. Útil, conciso, al día. Práctico para todos aquellos que estén perdidos en el mundo de las siglas TDAH. Todos los posibles manejos, tratamientos, propuestas de cambios una vez diagnosticado encuentran su espacio. Sin especificarlo, parece ir dirigido básicamente a profesores, a los que siempre antepone a los padres y a los médicos (aunque parece que en este mundo del TDAH solo caben los neuropediatras y los superespecialistas).

¿Qué nos aporta a los pediatras de Atención Primaria de nuevo? Poco o nada. ¿Cuál es nuestro papel en este mundo? Ninguno. Se nos pone en primera línea para luego no otorgarnos ninguna función ni especificar qué se espera de nosotros. ¿Quién hace el diagnóstico? En un párrafo se afirma que los equipos de orientación de los colegios, en el párrafo siguiente que el neuropediatra.

Al acabar de leer el libro se queda un mal sabor de boca; no se puede hacer nada para evitar el desarrollo de TDAH, a pesar de hacer referencia repetidamente a la epigenética. Todo es diagnóstico y tratamiento. Se menosprecian repetidamente cuestionarios de despistaje, sin aportar referencias bibliográficas o especificaciones de cuántos errores existen entre ellos y el resultado final de estudios farragosos, largos, complejos y carísimos a los que se debe someter a todo niño. Porque todo niño, en algún momento, tiene rasgos de que puede acabar como un TDAH. De síntomas precoces, de en qué población diana intervenir antes de los síntomas, o qué combinación de síntomas antes de los tres años deberían de hacer saltar las alertas, no se menciona nada. El autor debe desconocer el concepto de prevención primaria, secundaria y cuaternaria, aunque sí conoce muy bien la prevención terciaria.

Con todo, lo que más me ha llamado la atención está en la página 363. Se nos referencia, hablando sobre fármacos, que son “eficaces a corto plazo, ninguna eficacia a largo plazo, riesgo de daño cuando es prolongado”. Creo que tal afirmación se habría merecido más espacio por parte del autor. Tampoco se nos dan estadísticas de resultados, estudios dobles ciegos o similar de ningún tipo de intervención, afirmando una y otra vez que es imprescindible porque si no se acabará en consumo de drogas ilegales… ¿Es cómo la fisioterapia o la osteopatía, están por encima de la necesidad de demostrar científicamente sus resultados? Por sentido común, los métodos de enseñanza y cómo relacionarse con los TDAH que propone me parecen buenos para todos los niños: creo que el autor debería plantear cambios de modelo, no tratamientos para el TDAH.

Leyéndolo, se puede concluir que todo niño de difícil crianza va a tener un TDAH y solo hay que esperar al diagnóstico y al tratamiento. Siento que es como en tantas otras cosas de la medicina, se estudia lo que reporta dinero.

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