Vol. 11 - Num. 42
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Cómo citar este artículo: Prevención del raquitismo y la deficiencia de vitamina D en lactantes, niños y adolescentes. Rev Pediatr Aten Primaria. 2009;11:336-49.
Publicado en Internet: 30-06-2009 - Número de visitas: 6073
Wagner CL, Greer FR.
El presente informe oficial de la Academia Americana de Pediatría, sustituye a uno previo de 2003 que recomendaba la ingesta de 200 UI/día de vitamina D para todos los lactantes, niños y adolescentes. En el actual, recomiendan que dicho aporte ascienda a 400 UI/día. Hacen un repaso del metabolismo de la vitamina D y de las posibles implicaciones de su deficiencia en todas las edades.
Aparte del raquitismo clínico, como forma extrema de deficiencia de vitamina D, existen otras formas larvadas de insuficiencia vitamínica, manifestadas por mayor riesgo posterior de osteoporosis y de ciertas enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo 1, lupus e incluso algunas neoplasias.
Aunque la síntesis cutánea mediada por la luz solar, a través de la radiación UVB, es la principal fuente tradicional de vitamina D, los cambios en las costumbres, junto con la necesidad de protección frente a los aspectos deletéreos bien conocidos de la exposición al sol, hacen insuficiente este mecanismo en muchos casos, sobre todo en los lactantes.
Aunque no hay acuerdo para los niveles en lactantes, en los adultos se ha definido la deficiencia cuando los niveles séricos de 25-OH-D son inferiores a 50 nmol/l.
En la mujer embarazada debe comenzar ya la prevención, pues el déficit materno se puede manifestar en el feto en forma de menor mineralización, hipoplasia de esmalte y otros. Citan varios trabajos que demuestran la correlación entre los niveles de 25-OH-D y los niveles de ingesta, necesitándose un aporte suplementario de 400 UI de vitamina D al día para mantener los niveles por encima de 50 nmol/l. Es preferible suplementar con D3 (colecalciferol) que con ergocalciferol o D2.
Los lactados artificialmente deberían también recibir 400 UI al día, bien garantizando una ingesta de leche suficientemente enriquecida, de un litro o superior, o bien con un preparado adecuado a parte.
Extienden estas recomendaciones a cualquier edad de la vida, comentando que el suplemento diario suficiente es equivalente al que se hacía históricamente de una cucharadita de aceite de hígado de bacalao al día.
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