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Vol. 12 - Num. 46

Libros leídos

Ángeles custodios

Cómo citar este artículo: Ángeles custodios. Rev Pediatr Aten Primaria. 2010;12:349-357.

Publicado en Internet: 30-06-2010 - Número de visitas: 6719

Almudena de Arteaga.

Barcelona: Ediciones B; marzo 2010

No se trata de una obra pediátrica, ni siquiera de una obra científica; es una novela de aventuras y de amor, pero lo que se narra en ella constituye una verdadera epopeya que merece ser incorporada a la historia popular y en ningún caso dejar caer en el olvido. El recomendarla en esta sección se debe a que acerca al gran público un hecho trascendental en la historia de la medicina y en un aspecto tan relacionado con la pediatría como son las vacunas infantiles.

La autora, conocida especialista en novela histórica, nos relata la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, también conocida como expedición Balmis, posiblemente la primera misión sanitaria internacional de la historia. La viruela era una enfermedad devastadora en el s. XVIII. Se propagaba en forma de epidemias con una mortalidad próxima al 30% de los afectados y en los supervivientes solía dejar secuelas en forma de desagradables cicatrices y con frecuencia ceguera. La vacuna contra la viruela (viruela vacuna) había sido descubierta por E. Jenner en el año 1796. Corre el año 1803 y reina en España Carlos IV, que encarga al médico alicantino Francisco Xavier de Balmis llevar la variolización a todo el imperio. Los medios de la época no permitían la conservación del material biológico, por lo que la expedición cuenta con un grupo de niños varones procedentes de las inclusas de Madrid y de La Coruña y alguno más de pueblos cercanos hasta conseguir un número suficiente para irlos inoculando sucesivamente hasta llegar a América, donde pudieran ser sustituidos por otros niños, lo que permitirá llevar la protección a todos los confines del imperio. La expedición, que dio la vuelta al mundo, permitió expandir la vacuna por toda la América española así como por Filipinas y la costa de China, durando siete años. Esta expedición contribuyó indudablemente a la consecución de la erradicación de tan mortífera plaga en la segunda mitad del siglo XX.

Ángeles custodios

La narradora y verdadera protagonista de la obra es Isabel de Cendala, rectora del hospicio de La Coruña, una valiente mujer, adelantada a su época, que colabora con la expedición tanto en sus aspectos organizativos como científicos, aunque su verdadera misión consiste en proteger y velar por los niños confiados a su cuidado ¡y bien eficazmente lo hace!, pudiendo ser considerada la primera enfermera pediátrica y de salud pública. Los personajes, incluidos los nombres de los niños, y el hecho que narra la novela son históricos, aunque se trate de una obra de ficción.

Hoy en día nos puede parecer cruel el utilizar niños abandonados como cobayas, pero en la época, la mortalidad de un niño inclusero doblaba la producida por la viruela, tal era la miseria en que vivían, así que la expedición pudo constituir para ellos una magnífica oportunidad.

El libro se lee fácilmente, aunque tiene el defecto de mostrarnos una mujer que, a pesar de sus características de pionera, tiene un pensamiento demasiado evolucionado para la época, impensable en la época en que trascurre, por lo que en algunas ocasiones resulta algo chocante.

El motivo de que un hecho histórico de esta importancia haya pasado prácticamente desapercibido en nuestro país, aparte de la tradición de ser éste desagradecido con sus más ilustres hijos, quizás se deba a que durante el mismo España estaba sumida en las guerras contra Inglaterra y Portugal y finalmente la de la Independencia contra Napoleón Bonaparte. Al regreso de la expedición, el gobierno (desgobierno) estaba en manos de Francia y para más desconcierto algunas regiones de América ya iniciaban el proceso de su propia independencia.

Libro para leer y para recomendar.

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