Vol. 11 - Num. 16
Endocrinología pediátrica
María Jesús Ceñal González-Fierroa
aPediatra. Servicio de Pediatría. Hospital de Móstoles. Madrid. España.
Cómo citar este artículo: Ceñal González-Fierro MJ. Dilemas diagnósticos y terapéuticos en talla baja. Rev Pediatr Aten Primaria. 2009;11 Supl 16:s155-s172.
Publicado en Internet: 31-10-2009 - Número de visitas: 221073
Resumen
Una separación clara entre una talla normal y una talla baja es difícil de establecer. Se consideran tallas altas las situadas entre + 2 desviaciones estándar (DE) para la edad, sexo y grupo étnico y tallas bajas las que se encuentran por debajo de 2 DE, que corresponde aproximadamente al P3 de las curvas de referencia. Se distinguen dos grupos: talla baja normal, en el que están incluidos los niños con talla baja familiar, con retraso constitucional del crecimiento y desarrollo o con retraso de la pubertad; y talla baja secundaria a una causa patológica. Para el diagnóstico es necesario realizar historia clínica, exploración física, valorar el grado de maduración realizando la determinación de la edad ósea y el pronóstico de talla, analítica general, anticuerpos antitransglutaminasa A, hormonas tiroideas, factores de crecimiento (IGF-1 e IGFBP-3), si es necesario se realizará un estudio de la secreción de hormona de crecimiento (normal > 10 ng/ml), cortisol libre urinario, resonancia magnética nuclear craneal de la zona hipotálamo-hipofisaria (hipoplasia de la adenohipófisis con o sin sección del tallo hipofisario, la neurohipófisis ectópica y la silla turca vacía), cariotipo, y/o estudios de genética molecular. El tratamiento de la talla baja secundaria a una patología específica será el de esa patología cuando sea posible. Actualmente las indicaciones de tratamiento de talla baja con hormona de crecimiento autorizadas en España son el déficit de hormona de crecimiento, el síndrome de Turner, la insuficiencia renal crónica, el síndrome de Prader Willi, el crecimiento intrauterino retardado y la alteración del gen SHOX.
Palabras clave
● Crecimiento ● Curvas de referencia ● Enfermedades relacionadas con el crecimiento/diagnóstico ● Enfermedades relacionadas con el crecimiento/tratamiento ● Talla bajaLa talla depende de factores genéticos (sexo, raza, talla de los padres) y ambientales (entre los que tiene gran importancia la nutrición). Una separación clara entre lo que es una talla normal y lo que es una talla baja es difícil de establecer. La gran importancia social que se concede en el momento actual a la talla alta, está propiciando un aumento de las consultas por talla baja en pacientes con talla normal, pero por debajo de la media.
El crecimiento de la especie humana se caracteriza por presentar dos períodos de crecimiento rápido con sus fases de aceleración y desaceleración, separados por un período de crecimiento estable1. El primero de estos períodos de crecimiento acelerado corresponde al fetal y los primeros meses de vida extrauterina (componente fetal-primera infancia) y el segundo al estirón puberal (componente puberal). Entre ambos la velocidad de crecimiento es constante (componente prepuberal o de la segunda infancia), observándose alrededor de los 7 años un ligero incremento que coincide con la adrenarquia (figuras 1 y 2)2. Existe un claro dimorfismo sexual en el estirón puberal, siendo más precoz y menos intenso en las mujeres que en los varones.
La talla, como muchas otras variables biológicas, se comporta como una variable continua, sus valores muestran una distribución “normal” que puede representarse como una campana de Gauss (figura 3).
Con criterio estadístico se consideran tallas normales las situadas entre ± 2 desviaciones estándar (DE) para la edad, sexo y grupo étnico. Son tallas bajas las que se encuentran por debajo de 2 DE, que corresponde aproximadamente al P3 de las curvas de referencia para su edad, sexo y grupo racial. Una talla inferior a -2 DE no implica que sea necesariamente patológica.
También se consideran tallas bajas aquellas por encima de 2 DE, pero con un pronóstico de talla adulta más de 2 DE por debajo de su talla diana.
Se recomienda utilizar las que mejor se adapten a nuestra población. En nuestro medio disponemos de:
Recientemente se han publicado los resultados del “Estudio transversal español de crecimiento 2008 (Parte II)”6. En este estudio se ha valorado el crecimiento en una población caucásica española procedente de Andalucía, Barcelona, Bilbao y Zaragoza cuyas medidas se han realizado entre los años 2000 y 2004. Las tablas procedentes de este estudio ya están disponibles7. Estas tablas, al ser realizadas exclusivamente con población caucásica española, deben ser valoradas respecto a su utilización en población inmigrante, ya que los autores encuentran diferencias al compararlas con otros estudios europeos y americanos. La utilización de tablas realizadas en los países de origen es difícil en la práctica diaria, y además la diferencia de la situación social y nutricional de la población en su país de origen y en el nuestro es un factor que disminuye la validez de su utilización.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha propiciado un estudio multinacional: “Estudio multicentro de las referencias del crecimiento (MGRS, por sus siglas en inglés)”8, cuyo objeto es elaborar nuevas referencias de crecimiento para lactantes y niños pequeños (0-5 años). Se pretende crear una sola referencia internacional que represente el crecimiento fisiológico de los niños menores de 5 años y establezca al lactante alimentado al pecho como el modelo normativo de crecimiento y el desarrollo. Existen datos que demuestran que las pautas de crecimiento de los preescolares sanos, bien nutridos en el mundo son similares9,10 (figura 4). Sin embargo los autores del “Estudio transversal español de crecimiento 2008”7 encuentran que aunque los valores de talla, peso e índice de masa corporal al nacer son similares a los del estudio de la OMS, a los 5 años de edad estos valores son más altos en la población española.
Se expresa en cm/año y se aplica a la edad intermedia entre las edades en que se realizó la observación. El tiempo transcurrido entre las dos mediciones debe ser calculado con exactitud (intervalo decimal), extrapolando el crecimiento obtenido a un año, mediante una regla de tres. El intervalo ideal de observación es de un año (entre 0,88-1,12 años) y en ningún caso inferior a 6 meses; ya que, el error se incrementaría como resultado de las grandes fluctuaciones que, en períodos más cortos de tiempo, puede experimentar el ritmo de crecimiento11. El ejemplo más conocido serían las variaciones estacionales, con mayor crecimiento, en la mayoría de los niños, en primavera y verano12.
La interpretación de una VC aislada, como normal o patológica, puede ser difícil debido a su naturaleza cíclica. Durante el período prepuberal se alternan, con intervalos de aproximadamente dos años, períodos de crecimiento rápido y de crecimiento más lento13 (figura 5).
Otro aspecto a considerar es la existencia de períodos normales de deceleración de la VC: durante los primeros 12-18 meses de vida en los niños con una talla baja constitucional o un tempo madurativo lento, y en la fase peripuberal en los niños con tempo madurativo lento (depresión prepuberal de la VC)14.
Talla que cabría esperar para el hijo de una determinada pareja, asumiendo que el proceso de herencia ha sido normal y que los factores ambientales han influido de forma similar en ambas generaciones. El método propuesto por Tanner es el más empleado:
Se distinguen dos categorías principales: niños normales con talla baja y niños con talla baja secundaria a una causa patológica15. En el primer caso se encuentran los niños con talla baja familiar y con retraso constitucional del crecimiento y desarrollo y la pubertad. El segundo grupo incluiría a todos aquellos niños en los que exista una anomalía, demostrable o no, que sea la causa de su talla baja (tabla I).
Para llegar al diagnóstico se debe realizar:
Antecedentes familiares: tallas de los padres, edad de la menarquia de la madre, afeitado o cambio de voz en el padre. Existencia de tallas bajas o altas en los abuelos y tíos, así como retraso o adelanto de la pubertad. Características somáticas de los padres como cortedad de extremidades, un segmento inferior especialmente corto, hábito corporal robusto, deformidad de Madelung (figura 6) (acortamiento e incurvación del radio con subluxación dorsal del extremo distal del cúbito, que se asocia a anomalías del gen SHOX), etc., apuntan a que estas alteraciones son las responsables de la talla baja y casi siempre son más evidentes en la edad adulta.
Antecedentes personales: embarazo, edad gestacional, si el parto fue normal o presentó asfixia perinatal, el peso y la talla neonatal para descartar retraso de crecimiento intrauterino (RCIU). La VC es un parámetro básico, se debe documentar siempre que sea posible y si no, se debe esperar 6 meses a valorarla antes de iniciar el estudio.
Exploración física: permite clasificar la talla baja en armónica o disarmónica, especialmente relacionada esta última con las displasias óseas y los síndromes dismórficos.
El peso, la talla, el perímetro craneal y la VC sirven para valorar el crecimiento. La relación peso/talla, los pliegues cutáneos y el perímetro de cintura valoran el estado de nutrición.
Los niños de 0 a 2 años deben medirse en decúbito supino (longitud) y a partir de esta edad de pie (talla), ya que es así como se han establecido las tablas de referencia. La diferencia media entre ambas medidas en un niño de 18 a 20 meses es de 1-2 cm a favor de la talla en decúbito.
Valoración de la maduración: se entiende por maduración el conjunto de cambios que presenta un individuo durante su infancia y adolescencia hasta alcanzar el máximo potencial de crecimiento y desarrollo. Los indicadores más usados para valorar el estado madurativo son: la aparición y evolución de los caracteres sexuales secundarios y la maduración esquelética.
La diferencia entre la edad ósea y la edad cronológica en 6 un año debe considerarse normal.
Predicción de talla adulta: más importante que la talla actual de un niño, para valorar si esa talla baja es patológica o no, es la talla definitiva que va alcanzar. Se han desarrollado diversos métodos para calcularla:
Se han desarrollado múltiples pruebas de provocación, las más utilizadas son: hipoglucemia inducida por insulina, clonidina, arginina, glucagón, ejercicio y ejercicio + propanol, GHRH.
Radiografía de mano izquierda: para la correcta valoración de la edad ósea es importante una buena técnica de la radiografía; la palma de la mano izquierda apoyada en la placa, el eje del dedo medio alineado con el antebrazo estando este en el mismo plano horizontal que el brazo, los dedos no se deben tocar, y el pulgar debe situarse de forma natural formando un ángulo de 30º.
Resonancia magnética nuclear craneal de la zona hipotálamo-hipofisaria. Las anomalías más frecuentes en el déficit de hormona de crecimiento son la hipoplasia de la adenohipófisis con o sin sección del tallo hipofisario, la neurohipófisis ectópica y la silla turca vacía.
Cariotipo para descartar síndromes asociados a talla baja (obligado en las niñas para descartar síndrome de Turner).
Estudios de genética molecular están indicados en los casos con déficit idiopático de GH en los que existan otros casos familiares; en los casos en que se sospechen alteraciones en los receptores de GH, como cuando se encuentra IGF-1 e IGFBP-3 bajas con GH normal o elevada; en los casos de tallas bajas familiares con deformidad de Madelung en la madre (anomalía del gen SHOX)23. Estas anomalías se transmiten en general de forma autosómica recesiva15.
A pesar de todas las pruebas complementarias, los criterios auxológicos siguen siendo los más importantes para orientar el estudio y el diagnóstico (figura 7).
Si la talla es baja entre -2 y -3 DE con edad ósea normal o retrasada y pronóstico de talla final igual a la talla genética con velocidad de crecimiento normal, probablemente se trata de una variante normal de talla baja.
Talla baja familiar (TBF) inicio del hipocrecimiento en la primera infancia, existencia de tallas bajas familiares, ritmo de crecimiento lento hasta los 2-3 años, maduración normal con inicio de la pubertad normal, edad ósea igual a la edad cronológica y mayor que la edad talla. Pronóstico de talla igual a la talla genética. La talla final será baja.
Retraso constitucional del crecimiento y la pubertad (RCCP), inicio del hipocrecimiento en la primera infancia, historia familiar de maduración tardía con tallas normales, ritmo de crecimiento lento hasta los 2-3 años y peripuberal, maduración lenta con inicio de la pubertad tardío, la edad ósea menor que la edad cronológica e igual a la edad talla. Pronóstico de talla igual a la talla genética. La talla final será normal.
Talla baja familiar más retraso constitucional del crecimiento y la pubertad (TBF) + (RCCP), inicio del hipocrecimiento en la primera infancia, historia familiar de maduración tardía con tallas bajas, ritmo de crecimiento lento hasta los 2-3 años y peripuberal, maduración lenta con inicio de la pubertad tardío, la edad ósea menor que la edad cronológica y mayor que la edad talla. Pronóstico de talla igual a la talla genética. La talla final será baja.
Si la talla es muy baja, menor de -3 DE, con edad ósea retrasada o el pronóstico de talla final es menor que la talla genética o la VC es baja son precisos más estudios para descartar una causa patológica de talla baja.
Talla baja por déficit de GH: peso y talla normales al nacimiento, VC disminuida, retraso de edad ósea mayor de un año. Pronóstico de talla inferior a la talla genética.
Talla baja en el RCIU: peso y/o talla baja al nacimiento, -2,5 DE para su edad de gestación, se recomienda utilizar las tablas de recién nacidos del estudio transversal español. Falta de crecimiento recuperador con talla a los 4 años menor de 2,5 DE y/o menor de -1 DE, ajustada a la talla media parental. Edad ósea retrasada alrededor de 2 años en el período prepuberal, con maduración rápida en el período puberal. La talla final será baja.
Finalmente, por exclusión de todos los diagnósticos anteriores llegaremos a la talla baja idiopática, donde probablemente estén englobados niños con talla baja sin patología asociada realmente y niños con patología asociada en los que, o bien no se ha llegado al diagnóstico (tabla II) o todavía no conocemos la causa15.
En el caso de déficit de hormona de crecimiento el tratamiento será hormona de crecimiento a dosis sustitutivas. Sin embargo, existen otras patologías sin déficit de hormona de crecimiento en las que se ha demostrado su utilidad, si bien en general, a dosis mayores. Ambos tratamientos son bien tolerados. Ocasionalmente puede aparecer hipertensión craneal benigna (dolor de cabeza, náuseas y/o vómitos y edema de papila). Igualmente existe riesgo de hiperglucemia y glucosuria. Se han descrito casos de desplazamiento epifisario de la cabeza del fémur, detectado por la aparición de cojera.
Actualmente las indicaciones de tratamiento de talla baja con hormona de crecimiento autorizadas en España son24:
La FDA aprobó en 2003 el tratamiento con hormona de crecimiento en niños con talla baja idiopática y talla baja familiar con una talla inferior a 2,25 DE en el momento de inicio del tratamiento y un pronóstico de talla inferior a 160 cm en hombres y a 150 cm en mujeres. Dado que se trata de un grupo heterogéneo de pacientes las repuestas al tratamiento son muy diferentes. Los estudios realizados muestran un aumento de la VC a corto plazo, y en aquellos que muestran talla final con una ganancia media de 4 a 6 cm (+0,84 DE)25 la talla final sigue siendo baja26. Otros tratamientos que se utilizan en las tallas bajas idiopáticas y familiares son los análogos de GnRH con el intento de mejorar la talla final retrasando la pubertad y el cierre de las epífisis. La ganancia sobre la talla prevista varía entre 0 y 4 cm27. En la actualidad existen estudios en marcha utilizando un tratamiento que combina hormona de crecimiento con análogos de GnRH28 que parece pueden conseguir mejores resultados.
En el diagnóstico de talla baja son fundamentales los criterios auxológicos, entre los que destaca la VC para considerar una talla baja normal o patológica, sin embargo existen grandes variaciones en la misma, por lo que se deben elegir los intervalos adecuados. Existe gran controversia en cuanto al tratamiento de las formas idiopáticas y de aquellas variantes familiares consideradas normales.
La autora declara no presentar conflictos de intereses en relación cobn la preparación y publicación de este artículo.
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