Vol. 11 - Num. 43
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Cómo citar este artículo: El sonido de la televisión y la reducción del número de palabras emitidas por los adultos, los balbuceos del bebé y el lenguaje interactivo entre ambos. Estudio poblacional. Rev Pediatr Aten Primaria. 2009;11:533-550.
Publicado en Internet: 30-09-2009 - Número de visitas: 5485
Christakis DA, Gilkerson J, Richards JA, Zimmerman FJ, Garison MM, Xu D, et al.
En los últimos años hemos asistido a un incremento progresivo de casos de niños con retraso del lenguaje en la primera infancia, de fracaso escolar en los años siguientes y de lenguaje empobrecido en la adolescencia; muchos de los afectados tienen un nivel de inteligencia normal, pero no son capaces de seguir los programas docentes con el rendimiento esperado y no tienen un diagnóstico alternativo. Aunque la causa de estos problemas es claramente multifactorial, la lectura de este artículo hace reflexionar sobre si en la actualidad, el simple hecho de mantener a los niños expuestos desde el nacimiento a la presencia casi constante de aparatos de televisión (TV) encendidos en el hogar, fácilmente modificable, puede ser una de dichas causas. La Academia Americana de Pediatría desaconseja ver TV y vídeos a los niños menores de 2 años, y sugieren que en su lugar los padres se centren en el juego interactivo para promover un mejor desarrollo de los bebés.
Los autores hacen un estudio prospectivo sobre una muestra seleccionada de población infantil de 2 a 48 meses de edad (n = 329) con la hipótesis de que la TV encendida se asocia a una disminución de la interacción padres-bebé.
A los bebés se les adaptó un receptor digital de voz que recogía los sonidos que el bebé oía y emitía durante las 12- 16 horas diarias que lo llevaba puesto, mientras estaba en su casa, desde el momento en que se despertaba por la mañana hasta la hora de ir a dormir por la noche. Cada niño llevaba el dispositivo un día al mes y el número de registros por niño participante fue de 1 a 24 con un promedio de 6. Los datos eran posteriormente analizados por un programa que distingue los diferentes sonidos en voz adulta de varón, voz adulta de mujer, voz del bebé, voces de otros niños, conversaciones de fondo, silencio, ruido y sonidos electrónicos (TV).
La exposición al sonido de la TV se asoció significativamente a un menor número de vocalizaciones por parte del niño y un menor número de palabras emitidas por los adultos, así como a una marcada disminución de lenguaje interactivo entre adultos y bebés, estimando que por cada hora de TV el niño oía entre 500 y 1.000 palabras menos emitidas por los adultos, lo que explica parcialmente la asociación entre el retraso en la adquisición del lenguaje y la presencia de la televisión encendida. Además, esto puede explicar retrasos cognitivos y problemas de atención si se considera que el lenguaje es un mediador de fundamental importancia para ambos procesos.
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