Vol. 27 - Num. 106
Colaboraciones especiales
aPediatra. CS de Alpedrete. Alpedrete. Madrid. Grupo de Trabajo de Gastroenterología y Nutrición de la AEPap. España.
Correspondencia: J Rodríguez. Correo electrónico: juanroddelg@gmail.com
Cómo citar este artículo: Rodríguez Delgado J. Enfermedad celíaca. ¿Ha llegado el momento del cribado universal? . Rev Pediatr Aten Primaria. 2025;27:203-10. https://doi.org/10.60147/79bdf677
Publicado en Internet: 28-05-2025 - Número de visitas: 1822
Resumen
La enfermedad celíaca (EC) es un trastorno sistémico de origen inmunológico, desencadenado por la ingesta de gluten en individuos genéticamente predispuestos. Su diagnóstico se basa en la sospecha clínica, la detección de anticuerpos específicos y, en algunos casos, la biopsia intestinal. Sin embargo, se estima que una proporción significativa de pacientes permanece sin diagnosticar debido a la variabilidad de su presentación clínica.
En septiembre de 2023, Italia aprobó un cribado universal para la EC en niños de 1 a 17 años, basado en estudios que revelaron que el 60% de los casos diagnosticados mediante cribado no habían sido identificados previamente. Esto ha reabierto el debate sobre la pertinencia de la detección masiva de la enfermedad. Si bien la EC cumple con la mayoría de los criterios clásicos de cribado, persisten dudas sobre la utilidad de diagnosticar a pacientes asintomáticos, dado que la evidencia sobre la prevención de complicaciones graves en este grupo es limitada.
La implementación de un cribado universal conlleva desafíos metodológicos, como la posibilidad de falsos negativos y el costo del programa. Alternativas intermedias, como la búsqueda activa de casos en poblaciones de riesgo o el cribado oportunista, podrían ser estrategias viables. La decisión de adoptar el cribado universal dependerá de la “prevalencia oculta” en cada país y de la capacidad del sistema sanitario para mejorar la detección clínica de la enfermedad.
Palabras clave
● Cribado ● Enfermedad celíacaLa enfermedad celíaca (EC) es una patología sistémica, de base inmunológica, desencadenada por la ingestión fundamentalmente de gluten en individuos genéticamente susceptibles. Los haplotipos DQ2 y DQ8 en la región de clase II del antígeno leucocitario humano (HLA) confieren gran parte de la susceptibilidad genética. La variabilidad en la presentación clínica de la enfermedad es amplia, desde individuos asintomáticos hasta un cuadro típico de síntomas secundarios a enteropatía, pasando por multitud de posibles síntomas extraintestinales (Tabla 1). La prevalencia de la EC en los países occidentales clásicamente se cifra en el entorno del 1%1. A pesar de que recientemente se ha publicado en nuestro entorno, en concreto en Cataluña, una disminución en la prevalencia2, en las últimas décadas se ha descrito en general un aumento a nivel global3. Desde hace tiempo existe la inquietud acerca de la posibilidad de que el número de casos sin diagnosticar sea importante. Lo sugiere tanto el hecho de que existen casos asintomáticos como el que en muchos otros no aparece la sintomatología clásica4. Podríamos hablar de una “prevalencia oculta”, constituida por todos los pacientes que hay sin diagnosticar, y que puede ser compleja de estudiar y cifrar.
Tabla 1. Síntomas extradigestivos sugestivos de enfermedad celíaca en Pediatría |
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Pérdida de peso/fallo de medro |
Retraso puberal, amenorrea |
Irritabilidad, fatiga crónica |
Neuropatía, incluida cefalea crónica o recurrente |
Artritis/artralgias |
Anemia ferropénica crónica |
Signos de déficit de mineralización ósea, fracturas frecuentes |
Estomatitis aftosa recurrente |
Dermatitis herpetiforme o rash similar |
Alteraciones del esmalte dental |
Bioquímica hepática alterada |
La estrategia diagnóstica actualmente se basa en la sospecha clínica, teniendo en cuenta unos síntomas y signos tanto digestivos como extradigestivos, y la definición de una serie de grupos de pacientes con mayor riesgo de tener EC, en los que es necesario buscarla (Tabla 2). Los criterios diagnósticos han ido evolucionando con el tiempo, hasta el último consenso de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátricas (ESPGHAN) en 20205. Actualmente es posible que en un Servicio de Gastroenterología Pediátrica se diagnostique la enfermedad en pacientes sintomáticos con anticuerpos antitransglutaminasa tisular IgA (AcATGT IgA) 10 veces por encima del límite de la normalidad en dos muestras distintas (si hay, a su vez, positividad para los anticuerpos antiendomisio en la segunda muestra), sin necesidad de biopsia ni de estudio genético del HLA. En los pacientes que no cumplan del todo estos criterios deberá hacerse biopsia intestinal. También es posible el diagnóstico en pacientes asintomáticos, con los mismos criterios, pero en este caso la decisión debe individualizarse, dado el menor valor predictivo positivo de los niveles altos de anticuerpos en estos pacientes. El pediatra de Atención Primaria, ante síntomas sugestivos, debe solicitar la determinación de AcATGT IgA junto a la cuantificación de la IgA sérica. No olvidemos que los pacientes con déficit de IgA tienen más posibilidades de tener EC que la población general. En ese caso, sería necesario determinar el valor de anticuerpos tipo IgG, y realizar biopsia intestinal si los anticuerpos son positivos.
Tabla 2. Grupos de riesgo |
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Padres, hermanos o hijos de pacientes con enfermedad celíaca |
Trastornos autoinmunes: diabetes tipo 1, enfermedad tiroidea o hepática |
Síndrome de Down |
Síndrome de Turner |
Síndrome de Williams-Beuren |
Déficit de IgA |
La realización del estudio de HLA queda reservado para casos dudosos y para cribado en población de riesgo, especialmente en familiares cercanos (hijos, padres, hermanos) de pacientes con EC. Existe un protocolo de la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátricas (SEGHNP)6 en el que se detalla la actitud a seguir ante un niño (hasta los 16 años) familiar cercano de un paciente ya diagnosticado. A los 12-18 meses (o en el momento en el que se diagnostique el caso índice) se realizará, además de la determinación de IgA sérica y AcATGT IgA, una determinación de HLA. Si la serología es positiva, se aplicarán los criterios diagnósticos antes descritos. Si la serología es negativa, con HLA DQ2/DQ8 negativos, no será necesario más seguimiento. Si el paciente es HLA DQ2/DQ8 positivo, se realizarán determinaciones de anticuerpos más o menos espaciadas según el nivel de riesgo genético del paciente (que puede fijarse en el estudio del HLA), y en cualquier momento en el que aparecieran síntomas sugestivos.
En septiembre de 2023 el Parlamento italiano aprobó el cribado universal de enfermedad celíaca y diabetes tipo 1 en toda la población de 1 a 17 años, programa que debía empezar a implementarse a lo largo del año 2024. Esta decisión estuvo basada sobre todo en los estudios del grupo de Carlo Catassi, en la Universidad Politécnica de Marche. El trabajo más relevante de este grupo, publicado a inicios de 2023, consistió en un estudio multicéntrico que pretendía evaluar la prevalencia de EC y la tasa de diagnóstico de la enfermedad en Italia mediante la detección masiva en muestras de niños en edad escolar de seis ciudades italianas7. A todos los niños se les realizó determinación de HLA DQ2 y DQ8, midiendo además IgA y AcATGT IgA a los que mostraron positividad en el estudio HLA. Como criterio de exclusión en el estudio figuraba haber sido diagnosticado previamente de EC. Es decir, la búsqueda universal de casos se realizó en escolares que no habían sido diagnosticados previamente de EC. El resultado del estudio fue que la prevalencia general de EC en la muestra estudiada era del 1,65% (IC 95%: 1,34-2,01%) y que, de los pacientes con diagnóstico de EC al final del estudio, solo el 40% habían sido diagnosticados previamente. Dicho de otra manera, el 60% de los escolares con diagnóstico de EC al final del estudio habían sido detectados gracias al estudio. La conclusión del trabajo, que llevó al Parlamento a debatir y aprobar el cribado universal, es que, extrapolando los datos al conjunto del país, sin esa estrategia de cribado masivo el 60% de los celiacos permanecerían sin diagnosticar en Italia.
Desde que Wilson y Jungner publicaron en 1968 para la Organización Mundial de la Salud (OMS) los 10 criterios para evaluar la viabilidad de los programas de cribado8, varios autores y organismos han revisado, adaptado o reformulado esa lista. En 2015 Ludvigsson et al.9 propusieron 7 puntos, como una adaptación de los originales de la OMS, aplicándolos en concreto a la EC (Tabla 3). Parece evidente que la EC cumple con los primeros 5, pero pueden existir dudas sobre los 2 últimos, sobre todo acerca de si detectar la enfermedad en pacientes asintomáticos puede prevenir la aparición de complicaciones graves a largo plazo. La referencia a que el cribado debe evitar la mortalidad o la morbilidad relevante asociada a la enfermedad es común en las distintas propuestas que se han hecho acerca de las condiciones que deben cumplirse para justificar el cribado10-12. De hecho, la publicación más relevante hasta la fecha sobre la pertinencia del cribado universal en la EC hace referencia a ese mismo criterio. En esa revisión de 2017, la US Preventive Services Task Force (USPSTF)13 no apoya un cribado universal en EC y recalca que no hay evidencia suficiente como para demostrar que, en personas asintomáticas, este pueda evitar complicaciones relevantes, como osteoporosis severa o linfoma intestinal. No se han publicado desde entonces estudios que demuestren lo contrario.
Tabla 3. Criterios para evaluar la pertinencia de un cribado universal9 |
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Enfermedad común y bien definida |
Pruebas de detección sencillas, seguras y precisas |
Pruebas de detección aceptadas culturalmente |
Tratamiento disponible |
Detección clínica difícil |
Complicaciones graves evitables si se diagnostica y se trata |
Pruebas y tratamiento rentables |
A pesar de que la no existencia de evidencia suficiente a día de hoy no excluye que en un futuro pueda demostrarse la eficacia de detectar la EC en asintomáticos, hay datos que sugieren que efectivamente el cribado en estos pacientes puede ser menos efectivo. En primer lugar, se ha visto que en los asintomáticos hay menor probabilidad de encontrar niveles elevados de AcATGT IgA y de lesiones más severas en la biopsia14, lo cual puede hacer pensar que la EC en estos pacientes es más leve y con menor capacidad para producir complicaciones severas. Por otro lado, se ha planteado que la adhesión a la dieta sin gluten podría ser menor en asintomáticos15, aunque hay estudios que no lo refrendan16,17. Si así fuera, esa menor adhesión a la dieta podría restar efectividad a la detección precoz.
Otro de los criterios comúnmente aceptados para justificar el cribado es que la detección temprana y el tratamiento precoz en pacientes asintomáticos pueda obtener mejores resultados en morbimortalidad en comparación con la detección al iniciar los síntomas12. Uniendo los dos enfoques, podríamos señalar como una pregunta clave la siguiente: ¿con el cribado vamos a ser capaces de reducir de forma suficiente el riesgo de complicaciones graves detectando y tratando la enfermedad antes de que hubiera sido detectada mediante la sospecha de un profesional? La capacidad de sospecha clínica, por tanto, aparece como un factor relevante en la discusión.
Esta es una pregunta que muchos se han hecho enseguida18. La respuesta, a día de hoy, no es fácil, y en gran medida podría depender de la respuesta que demos a la pregunta que hacíamos en el párrafo anterior. ¿Cuáles son los pacientes que se nos escapan a la sospecha clínica? En principio podríamos pensar, sin duda, en los asintomáticos que no pertenecen a los grupos de riesgo conocidos. Pero, ¿solo ellos?
Es interesante y necesario analizar en profundidad el trabajo de Lionetti et al.7 que mencionábamos antes, y que ha sido relevante en la decisión que se ha tomado en Italia. Uno de los resultados principales fue que el 56,3% de los escolares celiacos detectados por el cribado tenían al menos alguno de los síntomas sugestivos de EC. Por síntomas sugestivos entendieron los siguientes: dolor abdominal recurrente, estreñimiento, diarrea frecuente (más de un episodio de heces diarreicas a la semana), vómitos recurrentes (más de 4 episodios al mes), fallo de medro, falta de apetito, anemia ferropénica o aftas orales recurrentes. Es decir, el cuadro típico gastrointestinal y malabsortivo al que se le añade la anorexia y las aftas. De entrada, llama mucho la atención que hubiera un porcentaje tan alto de niños sin diagnosticar con estos síntomas. Recordemos que el tener diagnóstico previo de EC era un motivo de exclusión del estudio.
En la tabla de resultados (Tabla 4), se señala al 43,7% restante de los escolares estudiados como “sin síntomas”, pero revisando la metodología se puede comprobar como por “síntomas” solo analizan e incluyen los antes descritos. Es decir, que en ese 43,7% habría verdaderos asintomáticos, pero también podría haber pacientes con síntomas no considerados por el estudio como “sugestivos”. Síntomas de tipo extraintestinal (Tabla 1) que sabemos que también deberían ser estudiados. Es más, el 14% de los diagnosticados mediante el cribado tenían antecedentes familiares de EC, y no se les había estudiado previamente. Todo ello conforma una “prevalencia oculta” llamativa, cifrada en un 60%, que ha alarmado al Parlamento italiano. Casos que no solo corresponden a pacientes asintomáticos, sino que muchos de ellos son sintomáticos que escapan a la sospecha diagnóstica. Otros estudios también han encontrado que los pacientes celiacos sin diagnosticar no son solo asintomáticos, sino que un porcentaje relevante tenían síntomas17.
Tabla 4.Resultados del estudio de Lionetti et al.7 | |||
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Características demográficas y clínicas | Controles (HLA pos, anti-tTG neg) n = 1543 | Enfermedad celíaca n = 48 | p-valor |
Antecedentes familiares de EC, n (%) | 130 (8,4) | 7 (14,6) | 0,22 |
Sin síntomas, n (%) | 781 (50,6) | 21 (43,7) | 0,42 |
Con síntomas sugestivos: | |||
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247 (16,0) | 13 (27,1) | 0,066 |
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279 (18,0) | 10 (20,8) | 0,766 |
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64 (4,2) | 4 (8,3) | 0,294 |
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19 (1,23) | 0 (0) | 0,921 |
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64 (4,2) | 3 (6,3) | 0,721 |
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124 (8,2) | 2 (4,1) | 0,479 |
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44 (2,9)< | 0 (0) | 0,486 |
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210 (13,6) | 6 (12,5) | 0,994 |
anti-tTG neg: anticuerpos anti-transglutaminasa negativos; EC: enfermedad celíaca; HLA pos: portadores de los haplotipos HLA de riesgo. |
En el debate que seguramente las distintas regiones o países deberán tener en los próximos años sobre si se debe implantar el cribado universal o no, será necesario abordar una serie de cuestiones, a la luz de estos datos publicados en Italia.
¿Qué “prevalencia oculta” tenemos?
No son sencillos los estudios de prevalencia, y menos aún analizar de manera universal a una población determinada. En Italia se hizo, pero en otras ocasiones estudios de este tipo han sido rechazados por comités de ética. Por ejemplo, en los Países Bajos el proyecto “Glutenscreen” propuso un cribado masivo de la EC en niños de 1 a 4 años en la región de Kennemerland. Sin embargo, esta propuesta no recibió la aprobación del Comité de Ética Médica del Hospital Universitario de Leiden ni del Comité Nacional de Investigación Humana19. Los comités argumentaron que el cribado poblacional detectaría también casos asintomáticos, lo que planteaba un dilema ético: en individuos asintomáticos diagnosticados mediante cribado, no habría un equilibrio claro entre los beneficios esperados del tratamiento y las desventajas de saberse afectado por una enfermedad crónica. Como resultado, el proyecto fue reformulado hacia una estrategia de búsqueda activa de casos o case-finding, enfocándose en niños que presentaban síntomas compatibles con la EC20.
¿Podría haber margen de mejora en la capacidad de sospecha diagnóstica?
Es una pregunta lógica tras haber analizado los llamativos datos publicados en Italia. Deberíamos poder mejorarlos. La capacidad del sistema sanitario de sospechar y detectar casos de EC seguramente dependerá de varios factores: accesibilidad del sistema, si es universal y gratuito o no, fortaleza de la Atención Primaria, presencia de pediatras o no en los centros de salud, facilidad para acceder a los métodos diagnósticos, formación y concienciación de los profesionales en la detección de la enfermedad, etc. En Italia han considerado que su sistema sanitario es suficientemente válido y accesible y, no obstante, se ha mostrado insuficientemente sensible para identificar los casos. ¿Nos pasa lo mismo en España o en otros países? ¿Tenemos capacidad de mejorar esos índices de sospecha? Deberíamos, pero ¿podríamos? ¿El enfoque diagnóstico basado en síntomas y grupos de riesgo tiene un límite que es insuficiente para el objetivo al que deberíamos llegar?
¿Con el cribado vamos a ser capaces de reducir de forma suficiente el riesgo de complicaciones graves detectando y tratando la enfermedad antes de que hubiera sido detectada mediante la sospecha de un profesional?
Esta sigue siendo una pregunta fundamental. Decíamos anteriormente que los pacientes asintomáticos sin factores de riesgo lógicamente se escapan a la sospecha diagnóstica, pero, por lo visto en Italia, al menos allí han comprobado que se pueden escapar, no solo los asintomáticos, sino también muchos sintomáticos. Este hecho es relevante, ya que, al contrario que en los asintomáticos13, hoy en día no se duda de que detectar la enfermedad en pacientes con síntomas sí puede evitar complicaciones severas a largo plazo21. Nuestra capacidad de sospecha diagnóstica, por tanto, determinará el tamaño de la “prevalencia oculta”. Si estamos en un escenario en el que los pacientes no diagnosticados son fundamentalmente asintomáticos, seguirían siendo válidas las conclusiones de la USPSTF en 201713, salvo que investigaciones posteriores demuestren lo contrario. Pero si la “prevalencia oculta” en los distintos países va descubriéndose similar a la italiana, y no somos capaces de reducirla, será un argumento de peso para ir avanzando hacia el cribado universal a nivel global.
Un cribado universal puede presentar un riesgo tanto de falsos positivos como de falsos negativos. La EC puede manifestarse en cualquier momento a lo largo de la vida, por lo que una determinación puntual de anticuerpos no garantiza que ese paciente no vaya a dar positivo más adelante. Debido a ello, existe la posibilidad de que aparezcan falsos negativos, salvo que se confirme la negatividad HLA DQ2/DQ8 del paciente. Otra estrategia que podría reducir la posibilidad de falsos negativos es la determinación secuencial de anticuerpos, cada cierto tiempo. Tanto esta alternativa como el análisis del HLA, tratándose de un cribado universal, encarecerían en gran manera el programa, por lo que se ha planteado que la determinación puntual a los 12 años de AcATGT IgA sería la estrategia más costo-efectiva para realizar un cribado22.
Podemos entender, por tanto, que, al contrario de lo que se podría pensar cuando hablamos de un cribado masivo, su implantación no eliminaría la necesidad de mantener una adecuada capacidad de sospecha clínica. Un niño con síntomas sugestivos antes de la edad de realización del cribado debe ser diagnosticado, y también un individuo que ha dado negativo en el cribado pero desarrolla la enfermedad más adelante. Sobre todo, teniendo en cuenta las formas más atípicas con las que suele manifestarse la EC en la edad adulta.
A día de hoy, solo Italia ha apostado por la realización de un cribado universal de EC. El resto de los países siguen abordando el diagnóstico de la enfermedad mediante la sospecha clínica en pacientes con síntomas y la búsqueda activa en determinados grupos de riesgo. Mientras sigue el debate acerca del cribado masivo, van apareciendo propuestas intermedias que intentan ampliar la capacidad del sistema para detectar casos. Una de ellas es la estrategia de búsqueda activa de casos, siendo uno de sus ejemplos el ya comentado proyecto Glutenscreen holandés. Se preguntó a los padres de todos los niños de 1 a 4 años que acudían a unos centros de atención a la salud para niños, si su hijo tenía algún síntoma relacionado con la EC, de una lista de síntomas preestablecida y estandarizada. En caso afirmativo, se les invitó a realizar un test rápido de detección de AcATGT Ig A20. Estos test de diagnóstico rápido pueden realizarse en el punto de atención, sin necesidad de enviar muestra al laboratorio, lo cual facilita la realización de estrategias de este tipo23. Sería necesario utilizar un modelo de suficiente calidad. En el proyecto Glutenscreen se utilizó un test con sensibilidad y especificidad de 0,94 y 0,944, respectivamente20. Otra alternativa es el llamado “cribado oportunista”, propuesto por el Grupo de Trabajo de EC de la SEGHNP14. Consistiría en realizar la determinación de IgA sérica y AcATGT IgA en cualquier analítica que tuviera que realizarse a un paciente pediátrico, por cualquier motivo. Son propuestas de momento sin clara evidencia que las sustente, pero ya están encima de la mesa.
Desde hace tiempo existe la sospecha de que muchos casos de EC están sin diagnosticar. Se admite que detectar los casos sintomáticos y tratarlos con una dieta sin gluten puede reducir el riesgo de complicaciones a largo plazo, pero no está tan claro en el caso de los asintomáticos. Siendo este un punto clave a la hora de valorar si está justificado o no realizar un cribado universal de la enfermedad, la magnitud de la prevalencia oculta de la EC en cada país junto a la capacidad que tenga el sistema sanitario para optimizar su capacidad de sospecha diagnóstica serán aspectos relevantes a la hora de inclinar o no la balanza hacia el cribado. Seguramente los datos que vaya publicando Italia conforme vaya avanzando su programa de cribado también darán más luz al debate. Mientras, se van proponiendo estrategias intermedias cuya pertinencia y validez deberán ser analizadas. En cualquier caso, cabe destacar la importancia de la sospecha diagnóstica ante cualquier síntoma sugerente de EC, siendo la Atención Primaria un entorno especialmente relevante y adecuado para ello.
Los autores declaran no presentar conflictos de intereses en relación con la preparación y publicación de este artículo.
AcAE: anticuerpos antiendomisio · AcATGT IgA: anticuerpos antitransglutaminasa tisular IgA · EC: enfermedad celíaca · ESPGHAN: Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátricas · HLA: antígeno leucocitario humano · OMS: Organización Mundial de la Salud · SEGHNP: Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátricas · USPSTF: US Preventive Services Task Force.